(Fuente: El Nacional) La diputada por el Partido Popular (PP) español, Cayetana Álvarez de Toledo, ha señalado que el gobierno de España se niega a reconocer a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela.

Recientemente, Álvarez ha impulsado una proposición de no ley para que el Congreso de Diputados instara al gobierno a adherirse a la demanda presentada contra el dictador Nicolás Maduro en la Corte Penal Internacional (CPI). Esta medida serviría para pedir avances sobre la investigación que reposa sobre la situación en Venezuela y solicitar así la emisión de una orden de arresto contra el dictador.

“No hay fronteras morales. Si defiendes profundamente los derechos humanos, la democracia y la libertad, todas las atrocidades te interpelan, pero, en el caso de un país hermano, como lo es Venezuela, la interpelación es doble. Lo que está pasando y lleva pasando en Venezuela desde hace al menos diez años afecta en la médula a todo aquello en lo que yo creo”, comenta la diputada española.

Entrevista completa a Cayetana Álvarez de Toledo

¿Para usted, quiénes serían los responsables más directos de lo que ocurre en Venezuela y quiénes podrían hacer más por favorecer una transición democrática?

—Si tú dices ‘la comunidad internacional no se comporta bien’, pues la comunidad internacional puede ser todos y nadie a la vez. Hay que señalar concretamente responsabilidades y por eso lo planteé (durante el debate parlamentario del 12 de diciembre) en forma de alegato, yendo paso a paso, diciendo quiénes son los responsables. Evidentemente, los criminales son los primeros, entre ellos Nicolás Maduro y compañía. Pero también acuso a quienes están manteniendo una posición de connivencia, equidistancia, complicidad y cobardía. Primero, entonces, los más cercanos al régimen. Luego, por supuesto, la actitud del gobierno de España. Después, los empresarios, que implican un capítulo fundamental que va no sólo desde los lobbistas, sino también los comisionistas y las empresas. Hay que hacer un llamamiento lo más explícito posible para remover consciencias. Señores, ¿qué mas tiene que pasar? ¿Qué tiene que pasar? ¿Tienen que detener a María Corina Machado, tienen que llevársela a El Helicoide, tienen que hacerla desaparecer, incluso definitivamente? Ya cuando la gente te comienza a mirar los instas a pensar en Alexéi Navalni, porque de Alexéi Navalni todo el mundo decía lo mismo, que era muy conocido, muy famoso, que no lo iban a tocar. Y a Alexei Navalni lo mataron. La manera de que las personas se hagan cargo de su silencio y de su complicidad es decirles efectivamente lo que pudiera ocurrir si no actúan.

—Después de tantos años de protestas, represión excesiva y violaciones de derechos humanos en Venezuela, ¿usted cree que haya la posibilidad de una reconciliación en el país?

—La reconciliación ya se ha producido. Lo conmovedor de Venezuela es que ya ese suelo común de valores está reconstruido. Hay paz civil. Es un país en paz, pero que está sometido a una banda criminal, a una organización criminal, a un cartel. Ni siquiera hay un enfrentamiento civil. 90% de un país que quiere lo mismo: democracia, instituciones sólidas, separación de poderes, libertad.

—Sorprende la cantidad de personas que no están dispuestas a reconocer lo evidente, como la existencia de presos políticos. ¿Por qué ocurre tanto eso entre los políticos?

—Te lo voy a decir: por cobardía o por interés. Es decir, como ocurre con el reconocimiento de Edmundo González, la verdad existe. Si tú reconoces la verdad, tienes que actuar en consecuencia. Fíjate el ejemplo más explícito de eso en los gobiernos europeos, los ministros de Exteriores europeos, quienes se reunieron en octubre a instancias del ministro de Exterior español en una reunión larga, de unas tres horas, para debatir qué está pasando en Venezuela. La conclusión de la reunión fue que Nicolás Maduro no ganó las elecciones, pero que Edmundo González tampoco ganó las elecciones. Y mi pregunta es quién demonios ganó las elecciones. Entonces, cuando Nicolás Maduro dice que la Navidad es el 1 de octubre, lo que la Unión Europea dice es no, la Navidad no es el 1 de octubre, pero tampoco es el 25 de diciembre. Entonces, ¿qué día es Navidad? La verdad existe y si tú dices que Edmundo González ganó las elecciones y, por tanto, es presidente electo, esa es la secuencia lógica. Y, si este señor es presidente electo y hay un régimen tiránico y terrorista que está impidiendo que asuma el poder, ¿tú qué vas a hacer? Eso interpela. Entonces, para no tener que actuar, lo que haces es no reconocer la verdad. Dilatar la verdad.

—En la sesión del Congreso en la que se debatió el tema Venezuela hubo políticos que negaron la existencia de las detenciones y las torturas en el país, que están bien documentadas por organismos internacionales. ¿Por qué ocurre? ¿Por qué no pareciera existir la posibilidad de que alguien rompa la línea argumentativa que le imponen sus superiores (en los partidos políticos)?

—Allí estás mezclando dos debates. Uno es qué está pasando en los partidos políticos, que se traduce en la bunkerización de los partidos, la ausencia de libertad interna, la ausencia de consciencia crítica en los partidos, que son problemas generalizados. Y luego estás hablando del otro problema, que es cómo es posible que personas que tengan un mínimo sentido de decencia no denuncien lo que pasa en Venezuela. ¿Por qué sucede? Porque hay mucha gente de izquierdas que dice que si Maduro es de izquierdas, entonces no es un dictador. O dicen, es un dictador pero es mi dictador. Solamente ven dictaduras de derechas. Yo lo que digo es que las dictaduras son dictaduras, punto. Y las hay de derechas y de izquierdas, de los dos tipos. Y los derechos humanos no son de derechas ni de izquierdas, sino que son y se defienden. Eso es, para mí, lo que explica la situación. Y pocas personas se han salido de ese esquema. El presidente chileno, por ejemplo, sí lo hizo y dijo que Venezuela es una dictadura. Pero estas palabras no ha sido capaz de pronunciarlas el gobierno español.

—Particularmente en España, ¿qué cree que está ocurriendo?

—Es una mezcla de connivencia ideológica e intereses estratégicos, políticos, personales y económicos. En España hay varios factores: uno de ellos es que Pedro Sánchez ha experimentado una involución antidemocrática profunda. Pedro Sánchez es alguien que conocía la situación de Venezuela y tenía relación con presos políticos venezolanos. Pero, en un momento determinado, cuando llega al poder, por sus alianzas y sus intereses, se ha ido acercando al régimen de Maduro. Y él tiene ahí la influencia muy directa de una persona que tiene una relación de intimidad antidemocrática con el régimen, que es el señor Rodríguez Zapatero, que ha traficado con el sufrimiento de los presos políticos, que es un testaferro, como mínimo, moral del régimen, y que hace negocios políticos e ideológicos con la dictadura. Y ya sabremos algún día si alguno más. También es un íntimo amigo del régimen chino. A partir del régimen chino, que es la cúspide de ese eje del mal, pues opera también en Latinoamérica, concretamente en Venezuela, como uno de los agentes de ese orden iliberal.

—¿Qué medidas se pueden tomar para que dejen de ocurrir situaciones como estas que usted describe?

—Para empezar, personas como Zapatero merecen una condena moral y unánime. Es decir, hay que señalar y exponer las complicidades. A partir de allí, mostrar los hechos concretos. ¿Cuáles son los hechos concretos? Nosotros sabemos, por ejemplo, que Delcy Rodríguez vino a España siendo una persona torturadora, corrupta y sancionada por la Unión Europea, lo que le impedía venir. Pero esa visita a España se planificó, se organizó y se produjo con el visto bueno del presidente del gobierno. Eso está en los mensajes que vimos en el teléfono del señor Ábalos. Sabemos, además, que Sánchez también cambió su actitud con respecto a Juan Guaidó. Pasó de querer recibirle de manera amigable a no querer saber nada con él. Sabemos también que el gobierno de España se niega a reconocer a Edmundo González. Tanto es así que hay un mandato parlamentario del día 11 de septiembre en el que una mayoría del Congreso de Diputados le dice al presidente que debe reconocer a Edmundo González como presidente electo y él, a estas alturas, tras más de tres meses, no lo ha hecho.

—Concretamente, ¿que puede hacer la comunidad internacional, al menos España o la Unión Europea, para ayudar a impulsar una transición democrática en Venezuela?

—Primero, el reconocimiento de Edmundo González como presidente electo de Venezuela. Segundo, órdenes de arresto y detención inmediata para Nicolás Maduro, Jorge y Delcy Rodríguez, Tarek William Saab, Vladimir Padrino, Diosdado Cabello, y todos los responsables de cometer atrocidades y crímenes de lesa humanidad en Venezuela. Tercero, sanciones a todos los responsables y a sus entornos familiares. Es decir, ponerle tan alto el coste a Maduro de quedarse que prefiera marcharse. Que ese puente de plata, que con enorme generosidad le ponen las fuerzas democráticas para salir del país, sea su mejor opción. Que no tenga más escapatoria que el puente de plata o el banquillo, es decir, la celda. A mí no me gusta el conflicto, pero la única manera de quitar a un dictador es decirle no, hasta aquí se ha llegado. Esa es la fórmula. El apaciguamiento no funciona.