(Redacción de David Gallardo) Nada.

Quizás el inicio de este reportaje sea frontal y crudo, pero estamos hablando de tres componentes que rompen cualquier posibilidad de establecer seguridad en la frontera entre Venezuela y Colombia. Gustavo Petro, el reciente presidente de Colombia, Nicolás Maduro, narcodictador y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la guerrilla que está asentada en el territorio venezolano y capitaliza la criminalidad en los límites entre los dos países.

Más allá que existan remotas variables sobre «algo bueno» que pueda salir de la reciente mesa de diálogo que se celebra entre el ELN y la representación de Gustado Petro bajo la mirada de Maduro, necesitamos analizar que gana o pierde Venezuela y cuales son las segundas intenciones de cada actor.

Perspectivas

Gustavo Petro

Desde agosto del 2022, Gustavo Petro lleva las riendas del país neogranadino, recibiendo una sociedad, como muchas en América Latina, azotada por las olas económicas de la pandemia del Covid-19, protestas y grupos guerrilleros que se están fortaleciendo entre disidencias o gracias a la criminalidad que ocurre en la frontera colombo-venezolana que está abierta para quienes sean corruptos y/o terroristas.

El proceso de negociación con el ELN está siendo reanudada por Petro luego de una pausa impuesta por el expresidente Iván Duque, tras del un mortal atentado terrorista en la escuela de Policías más grande del país y la negativa de la guerrilla de no liberar secuestrados. El actual presidente ha sido totalmente cauteloso en dar detalles en los asuntos que estarán en la superficie de la mesa de diálogo. De hecho ha cometido errores al comentar de un supuesto «alto al fuego» por parte del grupo guerrillero, situación que no es del nada cierta.

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Petro le gusta tildarse así mismo como un «defensor de los derechos humanos», nombramiento que lo obliga a mostrar una cara seria en contra de las violaciones de las mismas, sin embargo dicho rostro necesita mejores lentes ante los horrores que ocurren en Venezuela gracias al régimen de Nicolás Maduro y al ELN.

¿Cómo se puede negociar sobre una «paz total» entre Colombia y las guerrillas en un territorio como Venezuela donde se violan sistemáticamente los derechos humanos? Pareciese que es cierto lo que dicen: El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones.

Petro trata ser amigo de Dios y del Diablo, dándole una silla en la mesa de diálogo a su propio crítico opositor, José Felix Lafaurie, mientras que durante las visitas a Venezuela, se toma de la mano con Nicolás Maduro, dándole así la legitimidad que necesita.

Aun no nacen los frutos de las negociaciones, lo cual ha obligado a Petro radicalizar su discurso frente al ELN, no obstante el grupo guerrillero no se detiene al momento de enfrentarse con otros grupo o con el ejército colombiano.

Nicolás Maduro

La campaña política de este año y del siguiente para Maduro es buscar legitimidad, pero sin abandonar los negocios corruptos o la violación de los derechos humanos de los venezolanos. Lo primero que debe hacer es encender el motor diplomático y dar un paseo entre las corrientes ideológicas más cercanas en la región, es por eso que Petro es la parada más cercana. Apoyarse en sus camaradas izquierdistas le da la oportunidad a Maduro a crear un frente donde él es el cabecilla y el más influyente.

Pero Maduro necesita apoyo dentro y fuera del territorio venezolano, es por eso que el ELN tiene abiertas las puertas en la frontera, donde los negocios son tan abundantes como los crímenes que se realizan para ejecutarlos. Los bordes limítrofes son vagamente propiedad de Venezuela, el grupo guerrillero tiene células y campamentos en los estados que colindan con Colombia, mantienen tráfico de drogas y animales, secuestros y minería ilegal como los negocios que tienen aterrada a la población.

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No solo se han posicionado como la guerrilla más fuerte y amenazadora dentro de Venezuela, sino que se asocian con el régimen de Maduro para mantener un tratado de iguales condiciones: El ELN continua con sus actividades ilícitas a cambio de apoyar militarmente a la narcodictadura cuando lo necesite.

Se ha acusado a Nicolás Maduro y al número dos del chavismo, Diosdado Cabello en ser las cabecillas del Cártel de los Soles, organización criminal que tiene como principal objetivo el tráfico de drogas y apoyo paramilitar en la fronteras. Ese el tipo de negocios que son del gusto de la narcodictadura y es por eso que se les hace tan fácil apoyarse en grupos como el ELN, los cuales han tenido colaboración y apoyo del mismo.

ELN

La guerrilla solo le interesa mantener su poder e influencia dentro de ambos territorios, aunque su verdadero campo está en Venezuela, su relevancia política está en Colombia y donde sus verdaderos ataques terroristas tienen significancia ideológica. La mesa del diálogo realmente no tiene tanta relevancia para el ELN, quizás si tiene un nivel de importancia, pero solo la oportunidad de pasearse en todo el territorio colombiano y salir de la clandestinidad.

ELN ya no puede soltar la criminalidad luego del negocio redondo que tiene en Venezuela, así que el tratado de paz y el paso a la sociedad en Colombia es prácticamente imposible, pero quizás la mesa del diálogo es un espejismo para quienes necesitan legitimidad en su régimen o para quienes quieren seguir siendo tildados como defensores de los derechos humanos.

¿Qué aspecto bueno le puede traer a Venezuela este diálogo?

Ninguno.