(Redacción por David Gallardo) Si tomamos con completa seriedad la posibilidad que exista un «más allá», el alma de Tibisay Lucena debe estar aliviada porque las sanciones de Estados Unidos no aplican dentro del purgatorio, pero no deja de estar condenada a los diversos cuestionamientos que deja la historia más reciente de Venezuela, un país que continúa secuestrado por el chavismo y sus diversos crímenes.

Lucena no será recordada por su gestión como ministra de educación universitaria, pero sí por su recorrido dentro del poder electoral venezolano, una pieza esencial que perpetró el chavismo y madurismo dentro del país.

Finalmente, no existe nada más corrupto que un arbitro comprado. La historia y los hechos sabrán responder que tanto se apegó el legado de Tibisay Lucena a este argumento.

Una crónica irreversible de complicidad con el chavismo

Tibisay Lucena estuvo cerca de festejar un año más de vida, ya que nació el 26 de abril de 1959, en Barquisimeto, estado Lara.

No existen muchos registros de su infancia o adolescencia, pero el primer rasgo de su vida, antes de la palestra pública del país, es su titulación como socióloga de la Universidad Central de Venezuela.

En 1999 fue seleccionada por la Asamblea Nacional Constituyente para ejercer el cargo de rector suplente en el Centro Nacional Electoral. A partir de ahí, fue arbitro de 18 elecciones donde se echó la suerte del país

Dentro de estas 18 elecciones en las que trabajó como rectora del Centro Nacional Electoral (CNE), solo en dos la oposición venezolana venció al régimen chavista: en el 2007, cuando el 50 % rechazó la propuesta de reforma constitucional impulsada por el fallecido Hugo Chávez (1999-2013), y en 2015, cuando la oposición se hizo con la mayoría calificada de la Asamblea Nacional.

Sin embargo los momento más importantes dentro de su gestión como rectora fue en la presentación de los resultados de las elecciones presidenciales:

  • 2000: Hugo Chávez vs. Francisco Arias Cárdenas
  • 2006: Hugo Chávez vs. Manuel Rosales
  • 2012: Hugo Chávez vs. Henrique Capriles
  • 2013: Nicolás Maduro vs. Henrique Capriles
  • 2018: Nicolás Maduro vs. Henry Falcón (elecciones fraudulentas)

A pesar de que el CNE siempre se ha vanagloriado del sistema automático para las elecciones, se volvió costumbre esa cachetada al rostro del país, que Tibisay Lucena se hiciera esperar para la entrega de los resultados. Muchas veces los venezolanos llenos de zozobra tuvieron que esperar hasta la madrugada para conocer el futuro de Venezuela.

Esto es prácticamente una yuxtaposición a los establecimientos electorales de los países de la región, los cuales usan el voto manual y siempre se dan a conocer los resultados electorales mucho antes de la medianoche.

Su gestión como rectora fue «respetada» por el chavismo y la oposición hasta el 2012, luego de la muerte del presidente Hugo Chávez, empezó a ser cuestionado el favoritismo descarado hacía el régimen de Nicolás Maduro, lo cual se tradujo en la vulneración de los comicios electorales, la forma como se ignoraron de forma sistemática muchas denuncias en torno a las elecciones o los tiempos de los mismas.

Incluso siendo respetada por la oposición durante los últimos años del gobierno de Chávez, se hacía más evidente con el tiempo la popularidad e influencia de la oposición en el país, por lo cual Tibisay Lucena luchó para mantener los mismos rectores y posición dentro del CNE, para así asegurar la ventaja del régimen dentro del poder electoral.

Durante el 2013 se cuestionó la nacionalidad de Nicolás Maduro, existiendo la posibilidad de que fuese colombiano, este escenario violaría la capacidad de que el dictador pudiese lanzar su candidatura a la presidencia, porque es indispensable haber nacido en Venezuela.

Como siempre, el régimen chavista se burló de las denuncias y los cuestionamientos que realizó la oposición y la Comunidad Internacional sobre el tema, sin embargo Tibisay Lucena salió en defensa del dictador, presentando una copia del libro de registro civil que tiene el CNE donde se «certifica» que Nicolás Maduro es venezolano.

Lucena siempre trató de mantener un lenguaje institucional y estatal cuando se trataba de los escenarios electorales, pero aun así no podía ocultar su fanatismo hacía Hugo Chávez o la complicidad que tenía con Nicolás Maduro, sobre todo cuando declaraba en contra de políticos que manchaba directa o indirectamente al régimen.

Los límites de Tibisay Lucena: La ANC y la última victoria de Maduro

Según el derecho internacional, los Derechos Humanos no son estáticos, sino progresivos, cuando un escenario se repite dentro de una sociedad, la garantía y protección de dichos derechos debe ser igual o mejor, para así proteger la vida humana y la democracia de una nación.

Esta realidad fue completamente ignorada cuando el CNE aceptó la invocación de una Asamblea Nacional Constituyente que vulneró completamente la democracia venezolana.

Este instrumento fue utilizado por Nicolás Maduro para darse así mismo el poder político ilimitado y así controlar la población venezolana, asegurando la estabilidad de su dictadura.

Tibisay Lucena no solo fue cómplice, sino que colaboró para que en el 2017 se instalara este infame poder invocado por Maduro.

Otro acto inconstitucional fue el apoyo del CNE a las elecciones presidenciales del 2018, donde Nicolás Maduro fue «ganador». Estas elecciones estuvieron plagadas de denuncias e irregularidades que dejaron a la Comunidad Internacional sin dudas de que en Venezuela ya no existen elecciones libres y transparentes. La inhabilitación de políticos como Leopoldo López, Miguel Rodríguez Torres, Henrique Capriles y María Corina Machado mostraron el miedo del régimen a la oposición y al chavismo disidente.

Finalmente, el madurismo logra mantenerse en el poder, pero 18 años después ya era tiempo de cambiar de silla a Lucena, es por eso que abandona el CNE en el 2020 y se quita la careta institucional para así aceptar el cargo de ministra de educación universitaria (2021) dentro del gabinete de Nicolás Maduro, que no hizo otra cosa que llenarla de condecoraciones por su «gestión» como rectora dentro del CNE.

Uno de los puntos que provocaba la ebullición del ánimo de Lucena era las críticas del sistema electoral instalado por el CNE, el cual era cuestionado fuertemente por la Comunidad Internacional, expertos dentro del mundo electoral y la oposición. El único argumento que usaba para excusarse era invalidar las criticas tildándolas de «políticas» y que su gestión siempre fue institucional.

No obstante, Lucena no se fue invicta de su posición en el poder electoral, puesto que países como Estados Unidos, Canadá, Colombia y la Unión Europea la sancionaron por «debilitar la democracia y los Derechos Humanos en Venezuela», además de su colaboración en el «constante deterioro de la situación» del país.

Su gestión ministerial no fue destacada o controversial durante sus últimos meses de vida, puesto que la crisis universitaria en el país viene siendo un problema desde los inicios del primer gobierno de Hugo Chávez y el éxodo venezolano que se profundizo desde el 2015, el cual no tuvo discriminación de edades, así que los pasillos dentro de las escuelas universitarias se vaciaron por la desidia de un régimen incapaz de solventar una crisis humanitaria, social, política y económica que ellos mismos provocaron.

Tibisay Lucena fue una pieza fundamental del chavismo para mantenerse en el poder, gracias a ella se ha profanado la democracia en Venezuela, la instalación de la violación sistemática de los derechos humanos y la corrupción de una de las instituciones estatales del país.

La muerte de Tibisay Lucena no fue destacada por la tristeza o el lamento de la sociedad venezolana, solo Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez y otros miembros actuales del CNE que prestaron sus sentidos pésames.

La partida de esta figura solo deja el sabor amargo de lo injusta que puede ser la justicia humana para quienes violan los derechos humanos y burlan los estándares de lo que debe ser la democracia, incluso en países como Venezuela que durante décadas demostró lo que era una república.