(Fuente: Alberto News) La excandidata de la oposición, Corina Yoris, señala que podría producirse una nueva oleada migratoria de venezolanos en la región si Nicolás Maduro realiza fraude en las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio.
Yoris también fue víctima de los atropellos del régimen de Nicolás Maduro cuando fue bloqueada su candidatura en el proceso de inscripción.
Durante su visita en Lima, Perú, la diplomada alertó sobre las artimañas del madurismo que se pueden aplicar en el último tramo de la campaña electoral, además señala que el candidato de la Plataforma Unitaria (PUD), Edmundo González Urrutia, cuenta con el apoyo de los venezolanos.
Entrevista con Corina Yoris
—¿Llegó a saber por qué se vetó su candidatura?
—No, lo que el chavismo dijo fue que nosotros no supimos acceder al sistema. Evidentemente ahí hubo un factor de miedo porque mi presentación como candidata delegada de María Corina tuvo una gran aceptación. Nosotras nos transformamos en un peligro para ellos. Nunca nos llegó el código necesario para inscribir la candidatura. No pudimos ni siquiera acceder al sistema y ellos insisten en que es una incapacidad de nosotros.
—En su momento se enfatizó mucho que su trayectoria era como académica y no como política. ¿Cómo fue para usted ser testigo directo de las trabas y tretas del régimen?
—Yo tengo que hacer una pequeña corrección. Muchos han dicho que yo nunca tuve nada que ver con la política, pero no es así. Yo nunca tuve que ver con los partidos políticos, que es algo muy distinto. Yo vengo de una familia que ha tenido participación en la política del país. Ciertamente mi actividad académica es la que ha ocupado mi vida, pero he sido profesora de filosofía política muchísimos años, he participado en congresos de filosofía política, he escrito sobre filosofía política, he pertenecido a grupos de observación electoral. Formé parte de un grupo que asesoraba a una de las personas que estaban en el proceso constituyente. Decir que yo no he tenido participación política no es exactamente cierto. Lo que no tengo es participación partidista. En 2022, cuando me propusieron formar parte de la Comisión Nacional de las Primarias me metí de lleno en la política. Evidentemente el compromiso con el país lo tengo en la sangre. A mí no se me hizo difícil, no solamente participar, sino aceptar la propuesta de María Corina.
—¿Ve posibilidades reales de que la oposición pueda vencer a Maduro esta vez?
—Una imagen vale más que mil palabras [toma su celular y muestra una foto]. Esto es una concentración masiva del jueves 6 en la tarde en el estado de Bolívar. Esto es completamente indetenible. Ahora, evidentemente nos van a poner trabas. Hay tres escenarios. El primero es el fraude y el segundo es no reconocer el triunfo de la oposición, pero yo veo ambos cada vez más difíciles. Y el tercero, que puede ser más factible, está relacionado con que entre el día que se den los resultados y la juramentación van a pasar cinco meses y medio y en ese tiempo pueden pasar muchas cosas. Ese es un peligro que tenemos por delante.
— Maduro ha dejado claro que no tiene intención de dejar el poder. ¿Qué estrategia podría usar para ejecutar un fraude?
—Ellos están haciendo circular unas encuestas falsas que les dan el triunfo con 50% de los votos. Eso es buscar crear una matriz de opinión para efectuar un fraude. La otra opción es que salgan con una decisión del Tribunal Supremo de Justicia para anular la tarjeta que apoya la candidatura de Edmundo, inhabilitarlo por alguna arbitrariedad. Se trata de un tipo de triquiñuelas que se pueden presentar cuando no tienes separación de poderes y tú das las órdenes sobre los poderes. Son especulaciones, pero son acciones posibles. Ayer yo estaba viendo algunos videos de las concentraciones chavistas y hay tres gatos. Sin embargo, hacen tomas cerradas que hacen presumir que hay más gente cuando no la hay.
—El régimen suspendió la invitación a los observadores electorales de la Unión Europea (UE). ¿Se puede hablar de transparencia en este proceso?
—No, el proceso evidentemente va a estar viciado. Ya nos quitaron la UE, pero para eso estamos nosotros, para vigilar las elecciones. Nosotros estamos entrenando a los testigos de mesa. Creo que será difícil para el chavismo levantar las actas amañadas si hay presencia de testigos y de gente que defienda los votos. Está claro que es una lucha muy difícil, pero la gente está dispuesta a defender los votos.
—Al ver su candidatura y luego la de González Urrutia es evidente que la PUD optó por figuras de un perfil distinto como representante. ¿Hay un hartazgo ciudadano hacia la clase política?
—El movimiento de María Corina y todo lo que estamos representando es un cambio radical en Venezuela. Tenemos que dejar atrás políticas equivocadas que nos trajeron a esta situación. Se cometieron errores a lo largo de los años de la democracia y que desembocaron en el chavismo-madurismo. Nosotros tenemos que enfocarlo de una manera distinta en el presente, devolverle la dignidad a Venezuela, hacer de Venezuela el país que puede ser.
—¿Y cree que estos nuevos perfiles ayudan a refrescar a la clase política venezolana?
—Por supuesto que sí. El discurso de Edmundo es más conciliador, más pausado, como buen diplomático que es. Es un hombre con una trayectoria excelente, un hombre muy ponderado. Yo le tengo un gran aprecio y admiración. Y en mi caso es un asunto de poner en práctica lo que he estado estudiando toda mi vida. Yo me he preparado para hacerle frente a un país que está en la ruina. La preparación, evidentemente, te ayuda a mirar las cosas de una forma distinta.
—¿Qué le revela esa visión?
—La política que se impuso en Venezuela y que creo que tienen muchos países latinoamericanos, es lo que nosotros llamamos ‘la viveza del tío conejo’. Y eso no puede ser. No podemos seguir con triquiñuelas, con trampas, con zancadillas. Tenemos que hacer una política seria y una política de altura que ayude a un país a recuperar la decencia. Venezuela no puede seguir con una pobreza que alcanza más del 90%. Una inflación que desborda completamente. Nosotros no tenemos poder adquisitivo para nada. Las instituciones están destruidas. La educación pública está tan mal que los estudiantes, tanto de primaria como de bachillerato, van dos días a la semana a las escuelas porque los maestros tienen que trabajar en la economía informal porque no tienen como mantenerse.
—¿Qué tan unida está la oposición en este momento?
—Yo he insistido mucho en que esta no es una unión de identidad. Tenemos distintos puntos de vista, pero nos hemos unido en esta causa. Nosotros hemos logrado, en los últimos años, una unión en la PUD que agrupó a los partidos de oposición de mayor importancia, aun cuando evidentemente quedaron fuera algunos por casos de judicialización o división debido a las acciones del oficialismo. Uno de los méritos que ha tenido esa plataforma es que se acogió la idea de realizar las primarias, elaboraron un reglamento para que la comisión que dirigiera esas elecciones saliese de la sociedad civil. Ahí fue donde apareció mi nombre, yo fui propuesta por los medios académicos y culturales del país, y nos dieron plena autonomía. Eso es un éxito de la oposición. Eso no se le puede negar a la oposición. Nosotros logramos conducir a la Comisión Nacional de Primarias a esas elecciones que fue las que ganó María Corina con 82,3% de los votos. La división es sobre diferencias, pero no es la división que sí existió antes. Evidentemente que de pronto se presentan quiebres y disgustos, pero se hacen esfuerzos extraordinarios para llegar a acuerdos otra vez.
—¿Cuál sería el mayor reto de la oposición si logra vencer?
—Yo diría que la consecución de las elecciones en esa unidad, que no haya bajas, que no se nos presenten escaramuzas una vez conseguido el triunfo. Yo creo que nosotros nos vamos a enfrentar a un momento muy difícil, un momento de transición. Ese momento de transición no es fácil, pues nosotros nos encontramos con una realidad en donde están todos los poderes en manos de ellos. Ellos tienen el Poder Legislativo, el Poder Judicial, las mismas Fuerzas Armadas, el Poder Electoral, todo queda en manos de ellos.
—Son 25 años de este régimen. ¿Cuál es la Venezuela que llega a estos comicios?
—Una Venezuela empobrecida, golpeada, desesperanzada, fracturada. Y yo creo que ese el mayor reto que tenemos: no solamente es reconstruir un país, yo creo que se tiene que construir un país nuevo. Hay también una matriz muy difícil de cortar, que es esa imagen que se tiene de que todos los que se fueron eran los que servían y los que nos quedamos somos todos una tira de bobos. La población de Venezuela es de unos 30 millones, han salido unos 7 u 8 millones de venezolanos, quedan 21 millones y tantos de venezolanos en el país. Hay una serie de opiniones y cosas que se han creado, que distorsionan realmente la realidad. Venezuela tiene gente muy valiosa que está en el país y que está trabajando por el país. No estoy desconociendo la diáspora, pero las elecciones las tenemos que ganar en Venezuela, porque en el extranjero han puesto todas las dificultades para que el venezolano no pueda votar.
—¿Qué significaría un nuevo gobierno de Maduro?
—Una hecatombe, volvería a salir un gentío de Venezuela, y al darse eso la región se va a ver muy afectada. La necesidad de que nosotros logremos eso también es de incumbencia de la comunidad internacional, porque la región latinoamericana no resiste una nueva diáspora, una nueva oleada de migración. Ustedes en Perú tienen a unos dos millones de inmigrantes venezolanos. Es impresionante. Un triunfo amañado de esta gente provocará una nueva oleada migratoria. De tal manera que yo creo que también la comunidad internacional tiene que tener los ojos puestos ayudando a que esto sea un proceso limpio, transparente y creíble.