Las autoridades brasileñas incautaron 380 kilos de marihuana tipo skunk en una aeronave procedente de Venezuela, interceptada por cazas de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) tras invadir ilegalmente el espacio aéreo del país.

El incidente, ocurrido el miércoles 10 de septiembre, evidencia una vez más la complicidad del régimen de Nicolás Maduro en el narcotráfico transnacional, que amenaza la seguridad regional y financia sus crímenes de lesa humanidad contra el pueblo venezolano. El piloto, que se negó a acatar órdenes de aterrizaje, huyó tras un amerizaje fallido, dejando la carga en una zona selvática del municipio amazónico de Presidente Figueiredo.

El bimotor Beechcraft 58 Baron fue detectado por radares al ingresar desde Venezuela, lo que activó el envío de dos cazas A-29 Super Tucano para su interceptación. Pese a las instrucciones de dirigirse a un aeropuerto cercano, el piloto voló a baja altura sobre la Amazonia, casi rozando las copas de los árboles, e intentó un amerizaje en una represa. Agentes de la Policía Federal, desplegados en helicóptero, localizaron la aeronave y la droga, pero el piloto escapó. Esta operación, parte de la estrategia brasileña contra el crimen organizado, refuerza la presión internacional sobre el Cártel de los Soles, designado terrorista por el Parlamento Europeo y países como Perú y República Dominicana.

La FAB confirmó que el avión provenía de Venezuela, un país convertido en narcoestado bajo Maduro, donde el Cártel de los Soles opera con protección oficial. El Departamento del Tesoro de EE. UU. acusa directamente a Maduro y su cúpula de liderar esta red, con una recompensa de 50 millones de dólares por su captura. La marihuana skunk, una variante de alta potencia, representa un flujo constante de drogas que el régimen facilita a través de fronteras porosas, financiando su maquinaria represiva.

Este incidente no es aislado. La DEA documenta cómo el Cártel de los Soles utiliza puertos y aeropuertos venezolanos para traficar cocaína y marihuana al Caribe, Europa y África, superando ingresos petroleros y agravando la inestabilidad regional. Brasil, con operaciones como esta, se une a la coalición global: Francia refuerza su presencia en Guadalupe, Panamá considera declarar al Cártel terrorista, y el Parlamento Europeo exige su inclusión en la lista de la UE.

Mientras Maduro despliega 4,5 millones de milicianos en una farsa de defensa, su régimen reprime a líderes sindicales: el SNTP denuncia 15 detenidos arbitrariamente, como Robert Franco y Daniel Romero, torturados en El Rodeo I sin atención médica. Más de 100 petroleros han sido arrestados en refinerías clave, configurando un patrón de criminalización laboral calificado como crimen de lesa humanidad por la ONU. Foro Penal reporta 823 presos políticos en total, muchos con desapariciones forzadas y cargos fabricados como terrorismo.