(Fuente: El Mundo / Alberto News) El régimen de Nicolás Maduro detuvo arbitrariamente dos españoles que estaban de vacaciones en Venezuela, quienes podrían ser usados como una carta para negociar con España, país que ha dado refugio al presidente electo, Edmundo González Urrutia, y aunque su presidente se rehúsa a reconocerlo, otros poderes como el Congreso o la ministra de Defensa se han convertido en un dolor de cabeza para la dictadura madurista.
“Desde los tiempos de Fernando VII no planeaba España una invasión como ésta”, ironizó el historiador Elías Pino Iturrieta tras la nueva narrativa del régimen de Nicolás Maduro de hablar de colonización sobre las acciones de diferentes poderes españoles para rechazar la represión, la persecución política y el presunto fraude electoral que fraguó en la elección presidencial del 28 de julio.
Los dos españoles detenidos por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) estaban de vacaciones en Venezuela, con un viaje incluido por el estado Amazonas, pero luego de ser detenidos, son acusados de ser presuntamente parte de una operación para hacer un golpe de Estado.
Con información de El Mundo
El modus operandi es conocido desde hace al menos dos décadas. Se trata de unir una serie de hechos para montar una nueva película del Cinecittábolivariano. En esta ocasión, los dos jóvenes vascos son en realidad víctimas de la mentira de Estado, uno de los ejes de la propaganda revolucionaria junto a la hegemonía comunicacional.
Pero también lo son de las rencillas internas del chavismo. Tal y como ocurriera en 2018, el ahora ministro de Interior, Diosdado Cabello, pretende forzar a Maduro para que rompa relaciones con España en una semana de máxima tensión tras la votación del Congreso de Diputados que reconoce a Edmundo González como presidente electo y las declaraciones de la ministra, Margarita Robles, quien calificó a Maduro de dictador.
Cabello, jefe del ala radical del chavismo, busca sacudir el creciente poder de los hermanos Rodríguez, la vicepresidenta Delcy y Jorge, mano izquierda del presidente pueblo y negociador en jefe.
Hace seis años, Cabello fue sancionado por la Unión Europea (UE) y decidió vengarse del país que había promovido esas sanciones. El capitán retirado presionó al Palacio de Miraflores hasta que Maduro declaró persona non grata al embajador Jesús Silva. Meses después, el diplomático español volvió a Caracas por la puerta grande, en una demostración de que el presidente venezolano se había visto forzado a romper relaciones con España.