(Redacción por David Gallardo) El dirigente opositor y miembro del partido Primero Justicia, Julio Borges, ha revelado las estrategias agresivas que usaron los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez, y el expresidente socialista Rodríguez Zapatero, durante las negociaciones que sostenían con la oposición y el régimen de Nicolás Maduro en República Dominicana en el 2017.

En una entrevista con el periodista David Placer, Borges señala que estas negociaciones, que terminaron siendo un fracaso, tenían una connotación internacional importante porque la Comunidad internacional en el momento le interesaba mucho la solución de los problemas políticos de Venezuela. Estas reuniones con la dirigencia opositora y chavista estaban acompañadas por Rodríguez Zapatero como supuesto mediador, también acompañados por cancilleres de diferentes países de la región latinoamericana.

Borges explica que el incentivo que tenía el régimen de Maduro en ese momento era que no existían las sanciones de la Unión Europea, por lo cual se tenía el interés de evitar este escenario ofreciendo así condiciones para unas elecciones competitivas para los comicios presidenciales del 2018.

«Comenzó ese proceso de negociación pero lo que fue increíble es que durante todos esos meses de haber comenzado con ciertas cosas, las fuimos perdiendo, por ejemplo los partidos entraron legales a la negociación y a la mitad de la negociación todos los partidos estaban ilegalizados (…) la otra búsqueda era quitarle las inhabilitaciones a los potenciales candidatos presidenciales y a la mitad de la negociación había más inhabilitaciones y el tercer tema era el cumplimiento de los Derechos Humanos y a la mitad de la negociación había más presos políticos», explicó Borges.

El dirigente de Primero Justicia explica mediante estas situaciones represivas fueron tomando lugar, los cancilleres presentes fueron abandonando estas negociaciones, quedando finalmente él, la delegación opositora, los hermanos Rodríguez y Zapatero.

Borges denuncia que Rodríguez Zapatero pasó de ser un mediador a un promotor de los intereses del régimen de Nicolás Maduro.

«La peor cara» de Zapatero

Borges relata en la entrevistas que los tratos de la delegación madurista no era la mejor, dando como ejemplo los dichos edadistas por parte del Jorge Rodríguez, quien hoy en la actualidad funge como presidente de la Asamblea Nacional Chavista, contra el Canciller de Chile o de los insultos contra la Unión Europea, señalando que no volverían a ingresar como veedores internacionales para unos comicios electorales en Venezuela.

Estos ataques y presiones se voltearon sobre Borges cuando se asoma la posibilidad de que la oposición venezolana no suscribiría el acuerdo que se estaba realizando.

«Tú no has visto mi peor cara si ustedes no firman ustedes van a ver lo que les va a pasar», esta seria la amenaza que Rodríguez Torres le dijo a Julio Borges.

Borges explica que para la delegación madurista era esencial que se llegara a un consenso para poder legitimar al régimen de Nicolás Maduro en las elecciones que se daría nen el 2018, no obstante al concretarse este tratado, el dirigente de Primero Justicia señala que esta situación le pesó de gran manera a la dictadura y todavía lidia con los efectos colaterales en la actualidad.

El madurismo no es el único que sufrió consecuencias, Borges explica que esto le significó un gran costo a nivel personal, puesto que el régimen emitió cinco órdenes de aprehensión en su contra, sus propiedades en Venezuela fueron expropiadas, tuvo que exiliarse junto con su familia y una persona a su alrededor fue asesinada. además de otras que fueron detenidas.

Caramelos envenenados

Borges explica que los ofrecimientos y garantías que daba el régimen durante la negociación funcionaban con una suerte de «caramelos envenenados», puesto que dichas promesas no tenían forma de ser concretas o serias al momento de ser ejecutadas.

«Bueno si tú firmas les devolvemos los partidos, si tú firmas soltamos a unos presos políticos» y la verdad que eso era también absolutamente inaceptable porque era la trampa de comerte como te digo un caramelo envenenado, entonces cuando tú dices que no al caramelo envenenado entonces vienen por las malas a amenazarte a ti, amenazarte a tu familia con cárcel con persecución, con violencia», señaló Borges.

El dirigente exiliado también explica que durante las últimas 72 horas de negociación, se poso sobre él una gran presión por parte de la delegación chavista, de Rodríguez Zapatero y de otros miembros fuera de la negociación que eran manejados a partir del régimen y que afirmaban que la suscripción de acuerdo podrían traer beneficios económicos al sector corrupto del país y se abrían a comentarios de sobornos indirectos.

Borges también describe que estas negociaciones se realizaron en un espacio con muchas habitaciones donde diferentes conversaciones relacionadas a la negociación se daban de forma paralela, pero también habían espacios muy estrechos y pequeños donde él terminaba reunido con los hermanos Rodríguez.

«Esas reuniones eran en esos cuartos que no eran parte de la plenaria, sino cuartos muy pequeños de reuniones (…) ellos estaban muy desesperados, llamaban a cada rato a Maduro a ver qué podían ofrecer», explicó,

Con respecto a los sobornos que recibía Julio Borges para forzarlo a firmar el acuerdo, él explica que existían muchas llamadas de empresarios corruptos que le explicaban los supuestos beneficios de la firma, pero cuando se acaban esos «caramelos envenenados», empezaban las amenazas contra su persona y su familia, escenario que Borges explica que diferentes sectores de la sociedad civil venezolana ha sufrido en todos estos años.

Zapatero, mediador pro dictadura

Julio Borges explicó en la entrevista con David Placer que Zapatero jamás funcionó como un mediador equilibrado, su objetivo era quitarle peso al régimen de Nicolás Maduro y colocarlo sobre la diligencia opositora.

Por lo cual es que Borges señala que Zapatero funcionaba como un gestor de Nicolás Maduro.

David Placer le pregunta a Julio Borges: «¿Es cierto que tú engañaste a Jorge Rodríguez, al chavismo diciéndole que ibas a firmar y a última hora decidiste no firmar?»

«Sí, eso es cierto», responde Borges.

Esta decisión le tomó a Borges ser el target que tomaron otros actores dentro de la fuerza opositora para justificar el fracaso de esta negociación. Sin embargo el dirigente de Primero Justicia reflexiona que la negativa de firmar aquel acuerdo le costó mucho al régimen de Nicolás Maduro, puesto que todavía tienen que soportar niveles de presión internacional, sanciones y términos de ilegitimidad.

Borges, aparte de los sectores opositores que presuntamente lo usan de chivo expiatorio para culparlo del fracaso de dicho acuerdo, menciona que el régimen de Nicolás Maduro ha dicho que el exsecretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, lo llamó para persuadirlo de no firmar, lo cual él niega totalmente.

Borges si aclara que Estados Unidos estaba monitoreando la negociación «muy muy de cerca» a través de la comunicación que tenían con los cancilleres presentes.

El reseteo de las negociación y el paralelismo con Edmundo González Urrutia

Julio Borges explica que la técnica del régimen de Nicolás Maduro se trata de resetear las conversaciones con Estados Unidos, obteniendo así oxigeno suficiente.

Borges explica que muchos sectores de la Comunidad Internacional tenían un nivel de confianza sobre estas conversaciones porque habían representantes como los cancilleres de Chile y Argentina que tienen una larga trayectoria y experiencia diplomática, pero no es fue suficiente y el régimen aplica su juego de resetear las conversaciones.

«Esa es la trampa de Maduro y Jorge Rodríguez, que resetean el juego permanentemente y siempre prometen al nuevo jugador llámese Biden, Trump o llámese en el futuro Kamala Harris o con quien sea, «no, contigo si negocio, el otro era malo», (…) así están permanentemente reseteando el juego y así ha hecho Cuba durante más de 70 años», explicó Borges.

Referente a un posible paralelismo de su situación con la del presidente electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia, Borges explica que la repetición de los «personajes perversos» se ve como una constante del régimen de Nicolás Maduro para mantenerse en el poder, lo cual se puede ver en las conversaciones sobre la Constituyente o en las que estuvo presente El Vaticano.

«Siempre el mismo guion, siempre la misma maldad y creo que en este momento si llega ya un nivel final en el cual ellos no van a poder, ni podemos dejar los que repitan la misma película», comentó Borges.

Finalmente aclara que con Edmundo González Urrutia no hubo una negociación, sino que coincide con María Corina Machado, líder de la oposición, que al mandatario electo le colocaron una pistola en la cabeza y lo obligaron a exiliarse.

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