Falsas promesas, corrupción rojita, abandono, escasez de insumos y desidia, son parte del calvario que viven los ciudadanos en Venezuela.
Más de 20 años de una falsa revolución no han bastado para levantar el sistema salud en Venezuela, por el contrario, está en terapia intensiva.
El equipo reporteril de Dossier se trasladó a 7 hospitales de Caracas, capital de Venezuela, para ratificar las denuncias diarias.
Hospital Domingo Luciani, Clínico Universitario de Caracas, Jesús Yerena de Lídice, José Gregorio Hernández; Miguel Pérez Carreño, Victorino Santaella Ruiz y Periférico de Coche, fueron parte del recorrido. Entrar a cada hospital es una odisea.
En Venezuela no está permitido denunciar, grabar y mucho menos informar lo que está en precarias condiciones.
Con cámara oculta para revelar la verdad sobre Venezuela
Esquivando la poca seguridad que hay en las entradas, pudimos caminar por sus emergencias colapsadas. Los pacientes se encuentran a la espera de atención médica, parte de la vigilancia son milicianos uniformados.
Algunas emergencias poseen dos filtros, el primero en la entrada, donde debes esperar para poder ingresar a una sala, dependiendo del cuadro clínico o de lo que estés padeciendo, el tiempo de espera ronda las 3 horas, si hay médico para el momento.
En el segundo filtro, una vez que ingresas a la sala, hay al menos 25 personas con distintos padecimientos, algunos están en una camilla, otros parados y algunos sentados en muros. Fuimos testigos en primera fila de cómo un joven padecía de una crisis de epilepsia, en ocasiones conocida como trastorno de convulsiones, el joven estuvo en el piso más de 20 minutos y sólo fue ayudado por pacientes, “solo queda esperar que se le pase, no tiene sus medicamentos” expresó un ciudadano.
Poco personal médico
En algunos recintos hospitalarios piden insumos médicos para poder ser atendidos. Si son pasados a piso o requieren operación, la espera es mayor.
Continuando con el recorrido, las infraestructuras de los centros asistenciales están llenos de pasillos, escaleras y ascensores sin luz ni cámaras de vigilancia, al igual que sus alrededores.
La Federación Médica Venezolana (FMV) señala que la red hospitalaria integrada por 301 centros de salud en el país, muestra un cierre técnico en 80% debido a la falta de mantenimiento de sus instalaciones, falta de equipos, implementos de trabajo, vigilancia, electricidad y agua, entre otros. “El personal es víctima de agresiones, trabajan en un ambiente de inseguridad permanente. Están dando la cara en los hospitales y arriesgando la vida a todas horas”, afirma el presidente de la FMV, Douglas León Natera.
El más reciente es de la Organización Médicos por la Salud, publicado en 2020 revela que 12 de 40 hospitales registraron algún tipo de violencia contra el personal sanitario, pacientes o familiares con 158 eventos, lo que significa un reporte cada 2,3 días.
Según las últimas estadísticas del OVV, en 2021 hubo un aumento de 10% de este delito. Los datos muestran que, al menos 20% de la población fue víctima directa de un atraco y 26% aseguró tener un familiar que sufrió robo.
Según la fuente de información Connectas, la Federación Médica Venezolana informó que unos 42.000 médicos han emigrado desde 2013 y han fallecido otros 633 galenos desde que comenzó la cuarentena por el coronavirus en marzo de 2020. Otros prefieren renunciar debido a los bajos sueldos.
La más cruda realidad
En los primeros 10 meses de 2022 se registraron 218 muertes en hospitales de Venezuela por fallas en los equipos médicos y ascensores., además, el índice de escasez en servicios de emergencia y cirugía ronda entre 48% y 60%.
Índices, números, estadísticas, pruebas y un solo resultado, los venezolanos desde hace décadas mueren de mengua, no hay un solo hospital apto en el país, los médicos son mal remunerados, hay una fuga de formación médica, no hay insumos; no hay instalaciones, no hay agua, luz, plantas eléctricas que solventen emergencias y las morgues están inoperativas.
Un régimen que se ha encargado de jugar con la salud de los venezolanos, un país en precarias condiciones y metidos en la falsa burbuja de un socialismo galopante y victorioso sólo para los afortunados y los llamados enchufados del chavismo.