Controlar a la población a través de la entrega de alimentos del Clap es una realidad que se vive desde hace siete años en Venezuela, según han denunciado políticos y ciudadanos. Los llamados Comité Locales de Abastecimiento y Producción, conocidos como Clap, son el mecanismo bajo el cual se realiza esta práctica, especialmente en épocas electorales.
Luego de meses sin que se entregaran los alimentos a través del Clap, volvieron a aparecer. El contexto de las elecciones primarias de la oposición y de las presidenciales en 2024 pudiesen ser la razón de estas entregas, no solo de comida sino también de otros productos.
“El gobierno hace lo mismo siempre. Esconden las cosas y luego salen como los salvadores a venderlos. Buscan manipular al electorado como están acostumbrados a hacerlo. Entregan alimentos, entregan tanques de agua, entregan cilindros de gas, todo lo que pueden para manipular”, precisó Luis Pineda, secretario de la Plataforma Unitaria en Táchira.
Ahora que volvieron a aparecer los alimentos del Clap, las condiciones no han cambiado. En la zona baja de San Cristóbal, capital del municipio fronterizo del Táchira, a las familias les exigieron el Carnet de la Patria, un documento emitido por la administración de Nicolás Maduro a quienes están inscritos en su base de datos. A quienes no tengan este documento, no les dan las bolsas o cajas de comida.
“Después de tantos meses llegó el Clap y la sorpresa es que nos piden el carnet. Mi mamá lo tiene obligada porque es funcionaria pública pero mi hermana no lo tiene, es decir que no pudo recibir. Esto nos parece discriminatorio e injusto porque nos condicionan”, relató una afectada que pidió la reserva de su identidad.
Alimentos del Clap no aptos para el consumo
Aunque la entrega de alimentos puede resultar positiva ante los ojos del mundo, la realidad es que la mayoría de los casos el resultado es de comida que llega descompuesta, de dudosa procedencia y en muchas oportunidades sin ser apta para el consumo humano.
Una investigación periodística de Armando.info comprobó que la leche de los Clap no cumple con las normas del Instituto Nacional de Nutrición de México, donde se compraba. También la organización Transparencia Venezuela reportó sobre el uso del carnet de la patria como método de control social. Incluso en 2018 el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos relató en su informe sobre Venezuela que los alimentos del Clap no satisface las necesidades nutricionales de los Venezolanos.
A todo esto se suman denuncias en videos realizados por quienes reciben las cajas de comida en mal estado o que consideran no son aptas para consumir. Una persona mostró como intentó disolver leche en agua y se formó una pasta dura, que no se asemejaba a la bebida láctea esperada. Otra difundió cómo en una lata de atún llevó lo que parecía cartón triturado.
Irregularidades y deudas
A las condiciones para la entrega de los alimentos y su baja calidad se suman las denuncias hechas por los transportistas que se encargan de la distribución de las cajas, quienes desde febrero de 2023 han denunciado la falta de pagos por sus trabajos. Más de 600 familias están afectadas y sin recibir el dinero que les corresponde.
La presunta corrupción que rodea los Clap se refleja en el caso de los conductores, pues hay comunidades que deben pagar una cuota por concepto de transporte y sin embargo, los que se dedican a ese trabajo reportaron la falta de pagos.
En 2017 la exfiscal general de la administración de Nicolás Maduro denunció que detrás de la repartición de los Clap estaba Álex Saab, empresario oriundo de Barranquilla, quien actualmente está preso por presunta corrupción.
En paralelo, con la creación de los Clap, Freddy Bernal, actual gobernador del estado Táchira, fue jefe de control nacional.El diputado de la asamblea Nacional, williams Dávila, asegura que ya el control social no funciona para privar a los electores de votar por la oposición.