Sin problema cohabitan con las autoridades venezolanas los miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en la frontera con Colombia. Su actuar se ha extendido por todo el eje fronterizo, especialmente en las trochas o caminos verdes que están en el estado Táchira.
El ELN es un grupo guerrillero que por más de 60 años ha actuado en ambos países, sin embargo desde la llegada de Hugo Chávez al poder la arremetida contra la población y comerciantes ha sido más intensa. Posteriormente con Nicolás Maduro mantienen su trabajo delincuencial.
En pleno 2024 las trochas o caminos verdes que comunican a Venezuela y Colombia por más de 200 kilómetros de frontera son rutas controladas por grupos irregulares para el tránsito de mercancías de contrabando. Productos por los cuales el ELN cobra a las personas para dejarlas trasladarlos.
Uno de los principales negocios de este grupo delincuencial es el control de contrabando de inducción de gasolina desde Colombia hecho por quienes lo comercializan para subsistir en la crisis económica venezolana. Esto además, consecuencia de las largas colas de gasolina que hay en Táchira.
“El combustible que entra de contrabando, como es de mejor calidad que es venezolano, no se pasa por los puentes internacionales sino por las trochas y pagan con la misma gasolina una vacuna”, relató un habitante de frontera.
Sobre esto, los vendedores informales de gasolina muchas veces también deben pagarles a funcionarios de seguridad de Venezuela. Sin embargo, las pérdidas son mayores cuando se trata de los uniformados porque distintos componentes van a quitarles gasolina para dejarlos trabajar.
La Policía Nacional Bolivariana, Guardia Nacional, Grupo Anti Extorsión y Secuestro, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas y la Policía del Táchira son quienes extorsionan a los vendedores además de los grupos irregulares.
Frontera, una ubicación estratégica y cómoda
La cercanía de La Parada, población de Colombia, y San Antonio del Táchira, zona de Venezuela, permite la movilidad con facilidad y esto es aprovechado por los delincuentes del ELN.
La ubicación estratégica les permite delinquir en Colombia y esconderse en Venezuela, donde cómodamente logran vivir sin ningún tipo de problema con las autoridades. Además, para camuflarse en el lado colombiano, muchas veces actúan bajo el nombre del Tren de Aragua.
Y es que la dupla ELN y el régimen de Maduro trabajan de manera tan coordinada, que el grupo irregular incluso se ha encargado de hacer campaña al chavismo y de presionar a los ciudadanos a pagar los servicios públicos.
En los sectores Llano de Jorge y Saladito es donde están los aposentos del ELN en la frontera, pese a que su actuar se expande a todo el municipio Bolívar. Los ciudadanos viven en la ambigüedad del miedo y la seguridad. Muchos temen denunciar o declarar sobre las extorsiones de las que son víctimas pero al mismo tiempo confían en ellos en materia de seguridad, por encima de las autoridades venezolanas que actúan de manera temeraria contra los ciudadanos.