(Redacción por David Gallardo) Los Coyotes han convertido a Colombia en su territorio para obtener a sus víctimas, logran seducir a las personas a través de la promesa de atravesar fronteras y ayudarlos a escapar de toda la crisis humanitaria que se vive en Venezuela. Estos ciudadanos que huyen día a día de su país ingresan al país neogranadino y en su desesperación para llegar a Norteamérica, “compran” los servicios de estos criminales. 

En esta edición logramos entrevistar a los familiares de un grupo de venezolanos que se encuentran desaparecidos bajo la mano de los Coyotes. 

La desaparición de estos venezolanos se dio entre el 19 y 20 de octubre. No hablamos solo de adultos, también se encuentran perdidos menores de edad 

Aunque estos casos no se relacionen entre ellos, los familiares decidieron unirse para denunciar estas situaciones que se vuelven más rutinarias en ciertos sectores de Colombia. El punto de partida para ellos es contar cómo fueron los sucesos que llevaron a la desaparición de sus seres queridos, mientras se aferran a la idea de que siguen con vida. 

Uno de los patrones que se encontraron en los testimonios fue que las personas que buscan los servicios ilícitos de los Coyotes tienen que trasladarse a San Andrés, una isla colombiana dedicada en su mayoría al turismo. 

La perspectiva pública podría pensar que conseguir el servicio de un Coyote se debe de tratar de un actividad prácticamente clandestina, pero la verdad es que es totalmente diferente a lo que uno podría asumir. Nuestros entrevistados señalaron que fue a través de la red social Tiktok que sus seres queridos consiguieron a estos criminales, que sin miedo ni vergüenza, ofrecen sus paquetes de traslado. 

“Todos ellos pagaron alrededor de 1.500 dólares por cada uno. Pero ya de ahí no tenemos más información. O sea, tenemos las fotos. Las fotos de los coyotes. Tenemos los mensajes. Tenemos los teléfonos”, agregó una de las entrevistadas. 

Aunque ya es demasiado descarado el uso de una red social para buscar víctimas, los Coyotes también trabajan con el “boca en boca”. Nos indicaron que el yerno de una de las entrevistadas pagó 1.200 dólares por cada miembro de su familia a un Coyote que logró contactar a través de una amiga que ya había atravesado las fronteras hace dos años. 

Una vez establecido el trato y el pago, el protocolo para los migrantes es trasladarse a la isla San Andrés, donde tendrán que hospedarse y conocer en persona al Coyote, quien le dirá el procedimiento para partir. Aunque se tenga un modus operandi establecido, eso no quiere decir que no existan alteraciones del plan, puesto que finalmente hablamos de una red de crimen organizado que debe mantenerse al margen de la justicia. 

Uno de los testimonios que nos llamó la atención fue que una de la víctimas se trasladó a San Andrés y no logró conocer al Coyote que contrató, sin embargo le presentaron a otro que la ayudaría con su objetivo de ingresar a Estados Unidos. 

Desaparecen 

La desesperación comienza cuando nuestros entrevistados no lograron comunicarse directamente con sus familiares. Empezó a zozobra, la duda y el miedo de que haya pasado algo. Nuestros entrevistados manejan un cúmulo de evidencias sobre los Coyote, desde el modus operandi hasta el rostro de muchos de ellos. De hecho, actualmente mantienen comunicación con alguno de ellos. 

“Hasta los momentos no ha habido contacto, solamente con el coyote (…) El día 22, nos envía un audio, por medio de la muchacha que era quien le dio el contacto a mi suegra, diciendo que él le había enviado una lancha con comida y agua a un callo donde los habían dejado allí. Pero sucede que después del día lunes, él dice que no, porque su sobrino también está desaparecido, que la lancha desapareció”, explica una de nuestras entrevistadas sobre las alteraciones e indecisión de los Coyotes. 

¿Qué han hecho las autoridades colombianas al respecto? Esa es una pregunta que la opinión pública comienza a formular con referente a estos crímenes. 

Estos familiares se dirigieron a la Dijin (Dirección de Investigación Criminal e INTERPOL) para denunciar estas desaparición y se iniciaran las averiguaciones pertinentes. 

Aunque hayan existido ciertos tropiezos con autoridades locales, los entrevistados declararon que la Dijin tomó el caso desde la Unidad de Secuestros y Desaparición, también se hicieron las diligencias para que la fiscalía colombiana tomará el caso. Muchos de estos entrevistados nos indican que para hacer estos trámites y darle seguimientos los avances de la instituciones, tuvieron que trasladarse a Bogotá, dándole así una pausa a sus vidas. 

Con respecto a las autoridades de la isla de San Andrés, se nos indica que no ha habido un gran interés en colaborar con la investigación, siendo que este sector es el punto donde muchos coyotes inician sus viajes ilícitos.