El gobierno interino de Juan Guaidó fue sepultado por las propias ambiciones personales de los dirigentes que están al frente de los cuatro partidos políticos que integraban el denominado G4. Los líderes de Acción Democrática, Henry Ramos Allup; de Primero Justicia, Julio Borges y Henrique Capriles y de Un Nuevo Tiempo, Manuel Rosales, antepusieron sus intereses personales a los verdaderos intereses del país y prefirieron colocar una lápida a la Presidencia Interina antes que renovar por un año más la permanencia de Guaidó.
Los problemas internos entre los partidos que integran el G4 comenzaron a aflorar desde 2020; cuando se vieron obligados a reelegir a Guaidó como Presidente de la Asamblea Nacional y a su vez como Presidente Interino. Un acuerdo suscrito entre los partidos que integraban el G4; a finales de 2015 estableció que cada partido sólo podría estar en la presidencia de la AN electa en diciembre de 2015 por un año. En 2016 le correspondió a AD; en 2017 a PJ; en 2018 a UNT y en 2019 a VP con Juan Guaidó. En teoría, en 2020 la presidencia de la AN debía asumirla un diputado de los partidos minoritarios.
Juan Guaidó, de la minoría a la presidencia
Pero cuando Maduro adelantó las elecciones presidenciales en mayo de 2018 alteró todo el mapa político de Venezuela y destruyó los planes de la oposición. Guaidó se proclamó Presidente Interino de Venezuela en enero de 2019, y recibió el apoyo de poco más de 60 países. Los partidos del G4 tuvieron que reelegir a Guaidó en 2020, 2021 y 2022. Pero en 2023, las aguas ya se habían desbordado.
Pero lo que más influyó en la decisión de sacar a Guaidó de la Presidencia encargada y acabar con el gobierno interino, fueron los 150 millones de dólares que Guaidó manejó en 4 años, y la carrera por la candidatura presidencial, de cara al año 2024.
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