(Fuente: El Nacional) El asesinato de dos hermanos venezolanos en Cúcuta continúa siendo investigado por las autoridades de Colombia para conocer los autores y contexto del crimen.

Según el periódico La Nación, el doble homicidio fue a las 21:00 horas, justo cuando los hermanos se encontraban haciendo un trabajo de vigilantes como de costumbre en la calle 23 c del sector Virgilio Barco, justo cuando de la nada dos sujetos vestidos de ropa oscuras, los interceptaron y arremetieron contra ellos usando sus armas de fuego hasta dejarlos sin vida.

Los nombres de las víctimas como Jesús Manuel Chacón Torres y Marlon Ricardo Chacón Torres, de 19 y 23 años de edad respectivamente, de acuerdo a los reportes policiales.

Con información de El Nacional

Se conoció, de manera extraoficial, que hace algunos años, cuando emigraron a Colombia, se dedicaron a trabajar como vigilantes informales en los sectores Aeropuerto y Virgilio Barco del mencionado departamento.

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Tras el levantamiento de los cadáveres, los miembros de la Brigada de Homicidios de la Policía colombiana iniciaron las investigaciones pertinentes, sin descartar ninguna hipótesis sobre el incidente.

Migrantes venezolanos: El nuevo reto de conseguir empleo en tiempos pospandemia

Los migrantes venezolanos tienen un nuevo reto luego que los tiempos de pospandemia han pasado: la oferta laboral contra la demanda que ya existe en sus países de acogida.

Es indudable que la tasa de desempleo aumentó gracias a la emergencia sanitaria del Covid-19, sin embargo, otras situaciones geopolíticas como la guerra entre Rusia y Ucrania afectan directamente la economía de muchos países.

Orlando Ortiz, director de programas de Colombia de la ONG Ayuda en Acción, ha apuntado que la tasa de desempleo ha empujado a muchos migrantes que residen fuera de Venezuela a «encontrar salidas» a sus «crisis familiares y económicas».

En esta línea también se ha pronunciado la responsable de programas en Sudamérica de la citada ONG, Araceli Sanz Cacho, que apunta además a que la tendencia migratoria en los últimos años se ha incrementado hacia Norteamérica, aunque el flujo de migración no ha cesado en ningún momento hacia los habituales países de recepción en América Latina.

Es el caso de Norlin Bruzual, de 38 años, que aunque tenía un trabajo estable en Venezuela como maestra y especialista en seguridad industrial, se vio obligada a marcharse a la capital de Perú, Lima, para enviar remesas a su familia y ayudar con los gastos del hogar.

“A medida que el país iba decayendo, nuestro sustento cada día se hacía más difícil. Los adultos aguantábamos, pero llegó un momento en que no podíamos pagar ni sus gastos básicos (los de su hijo). Así que decidimos irnos. No migramos por placer, salimos por necesidad”, afirma, según el testimonio recabado por Ayuda en Acción.