El superior general de la Compañía de Jesús, el venezolano Arturo Sosa, rindió homenaje al fallecido papa Francisco mediante una emotiva carta difundida este lunes 21 de abril, donde destacó la labor del pontífice argentino como un líder espiritual profundamente comprometido con la paz, la justicia y la dignidad humana.
El mensaje, reproducido por el portal oficial del Vaticano, Vatican News, subraya el impacto que tuvo el primer papa jesuita en la historia de la Iglesia Católica, especialmente en contextos de guerra, migración forzada y fragmentación global.
“Su constante preocupación por la paz frente a la intolerancia y las guerras que amenazan la convivencia internacional… la empatía de su corazón con el inmenso flujo de personas desplazadas en todo el mundo, especialmente las que se ven obligadas a arriesgar su vida al atravesar el Mediterráneo”, escribió Sosa, recordando el compromiso inquebrantable del papa con los más indefensos.
El fallecimiento de un pontífice histórico
Francisco, cuyo nombre secular fue Jorge Mario Bergoglio, murió este 21 de abril a las 7:35 a.m., hora de Roma, tras complicaciones derivadas de una crisis respiratoria que derivó en bronquitis y neumonía. Fue internado durante 38 días en el hospital Gemelli, pero logró superar la fase crítica, y durante las dos semanas previas a su muerte realizó visitas sorpresa a varias basílicas vaticanas.
Su última aparición pública ocurrió el domingo 20 de abril en la Basílica de San Pedro, donde saludó a miles de fieles que se congregaron para recibir la bendición Urbi et Orbi. Aunque no se dirigió verbalmente al público, dejó un mensaje leído por uno de los cardenales presentes.
En su carta, Arturo Sosa destacó el papel transformador de Francisco dentro de la Iglesia, subrayando que su pontificado estuvo profundamente alineado con los principios del Concilio Vaticano II.
“El papa Francisco ha sabido conducir a la Iglesia durante su pontificado en comunión y continuidad con sus predecesores… ofreciendo una palabra de esperanza a todos”, señaló.
Sosa también elogió las encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti, considerándolas “no solo un lúcido análisis del estado de la humanidad”, sino también “caminos iluminados por el Evangelio para eliminar las causas de tanta injusticia y promover la reconciliación”.
Francisco, defensor incansable de los migrantes, encarcelados y excluidos, rompió protocolos y simplificó tradiciones del Vaticano en busca de una Iglesia más cercana y humilde. Entre esas reformas está su voluntad de que su funeral sea sencillo, sin exhibición pública del cuerpo, y su deseo de ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en lugar de las catacumbas vaticanas donde reposan la mayoría de los papas.
La mirada de un hermano jesuita
Para Sosa, el fallecimiento de Francisco es también una pérdida íntima para la Compañía de Jesús, de la cual Bergoglio fue miembro antes de ser electo papa en 2013.
“Cuando se dirigía a nosotros, sus hermanos jesuitas, siempre insistía en la importancia de reservar un espacio suficiente en nuestra vida de misión para la oración y la atención a la experiencia espiritual”, escribió Sosa, recordando la profunda dimensión contemplativa del pontífice.
El padre general de los jesuitas concluyó su mensaje afirmando que, sin esa actitud de oración, “las demás preferencias apostólicas de la Compañía no darán fruto”.
El papa Francisco deja un legado imborrable no solo como primer pontífice jesuita y latinoamericano, sino como un pastor que se mantuvo fiel a su compromiso con los pobres, la justicia, y la paz, aún en medio de los desafíos más grandes que enfrentó la Iglesia y la humanidad en tiempos recientes.