Al menos 52.000 migrantes han perdido la vida desde el año 2014 mientras intentaban escapar de crisis humanitarias, conflictos armados o colapsos económicos en sus países de origen, según revela un nuevo informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), agencia de la ONU encargada de velar por los derechos y la seguridad de los migrantes en el mundo.
Estas muertes representan el 70% del total de 74.408 decesos registrados por la organización en la última década, de acuerdo con los datos del Proyecto Migrantes Desaparecidos, una iniciativa que monitorea de forma continua las rutas migratorias más peligrosas del planeta.
Ruta del Mediterráneo: la más mortal
Entre los hallazgos más impactantes del informe destaca que casi 25.000 personas han muerto intentando cruzar el mar Mediterráneo, lo que la convierte en la ruta migratoria más letal del mundo.
Muchos de estos migrantes huyen de naciones en guerra o con sistemas políticos colapsados, como Afganistán (5.046 muertos), Birmania (3.149, muchos de ellos rohinyás), Etiopía (1.923), Siria (1.433), Guatemala (792), Venezuela (764) y Haití (593). También figuran en la lista Honduras (522), Sudán (449) y Bangladés (346).
“No es una elección, es desesperación”
La directora general de la OIM, Amy Pope, subrayó que estas cifras revelan una realidad trágica: “La gente arriesga su vida cuando la inseguridad, la falta de oportunidades y otras presiones no les dejan ninguna salida en su país de origen”.
Pope exhortó a la comunidad internacional a reforzar la protección de las personas migrantes, y en particular, a invertir en el desarrollo y la estabilidad de los países emisores, de modo que la migración sea una decisión voluntaria, no una imposición desesperada.
Un llamado urgente a la acción
La OIM insiste en que estas cifras deben convertirse en una advertencia para gobiernos, organismos internacionales y sociedad civil, ya que detrás de cada número hay vidas truncadas, familias destrozadas y derechos humanos violados.
Además, la organización advierte que muchos de estos fallecimientos no quedan registrados oficialmente, lo que sugiere que el número real de víctimas podría ser considerablemente mayor.