En los primeros meses de 2025, dos eventos violentos significativos en el departamento colombiano de Norte de Santander han tenido un impacto notable en Venezuela, revelando la complejidad de los conflictos transfronterizos. El primero fue un conflicto armado en enero en la zona del río Catatumbo, donde facciones disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se enfrentaron, dejando aproximadamente 80 muertos y más de 92.000 desplazados, según el informe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) del 7 de marzo de 2025 (La violencia en el Catatumbo ya afecta a 92.000 personas). El segundo incidente fue un atentado con explosivos que destruyó una estación de peaje cerca de Cúcuta, la capital departamental, resultando en seis heridos. Estos eventos no solo han afectado a Colombia, sino que han puesto de manifiesto que Venezuela no es solo una víctima colateral, sino un actor involucrado en el conflicto, con raíces y actores operando a ambos lados de la frontera.

Con información de ArmandoInfo

Dinámicas Transfronterizas

La evidencia sugiere que el territorio venezolano limítrofe ha dejado de ser simplemente un refugio o «buffer» para grupos guerrilleros colombianos, especialmente el ELN. Según reportes oficiales colombianos citados por Armando.info, desde hace al menos cinco años, esta región sirve como teatro de operaciones, lugar de acuartelamiento y ruta para el tráfico ilícito de cocaína, armas y oro, actividades que disputan grupos subversivos y del crimen organizado. Un defensor de derechos humanos venezolano, que pidió mantener su identidad en reserva, confirmó a Armando.info la presencia permanente del ELN en toda la frontera, afectando la seguridad y las libertades individuales de los pobladores locales. Esta situación se interseca con la voluntad de control político compartida entre la guerrilla colombiana y la autodenominada Revolución Bolivariana de Venezuela, que, aunque no siempre alineada, conserva vestigios de una base ideológica común, formando una alianza de facto que prefieren no proclamar abiertamente.

Informes de Inteligencia y Presencia del ELN

Documentos de inteligencia de las Fuerzas Armadas y la Fiscalía General de Colombia, a los que tuvo acceso el Proyecto de Reportería sobre Corrupción y Crimen Organizado (OCCRP) y fueron compartidos con Armando.info, muestran que desde al menos 2020, el Ejército Nacional de Colombia conocía el desplazamiento sostenido de tropas del ELN hacia territorio venezolano. Un informe de diciembre de 2021, preparado para el Comando Sur de Estados Unidos, detallaba que 1.408 guerrilleros del ELN estaban en Venezuela, representando el 26% de su fuerza total, estimada en 5.397 combatientes en ese momento. Para 2022, otro informe de «Apreciación de las Capacidades Críticas» indicaba que el 79% de los cabecillas del ELN, es decir, 19 líderes, estaban basados en Venezuela, con solo tres en Colombia y dos en Cuba. Entre ellos, figuras clave como Eliécer Herlinto Chamorro, alias Antonio García, operaban en Zulia, y Gustavo Anibal Giraldo Quinchia, alias Pablito, en Apure. Estos documentos también identificaron 14 frentes del ELN y siete de disidencias de las FARC operando en estados venezolanos como Zulia, Táchira, Apure, Amazonas y Bolívar, con el Frente Internacional del ELN incluso activo cerca de Caracas, en Los Teques, sospechoso de coordinar actividades políticas con figuras afines, incluyendo contactos con el partido Patria Para Todos (PPT).

Conflicto de Enero de 2025 y Respuesta Gubernamental

El 16 de enero de 2025, una bomba de tiempo explotó en Tibú, Colombia, sector aledaño al río Catatumbo y cercano a la frontera con el estado venezolano de Zulia, desencadenando una reacción en cadena de violencia. Los combates, iniciados tras el asesinato de Miguel Ángel López, su esposa y su hijo de nueve meses, involucraron al Frente Juan Fernando Porras Martínez del ELN y la Estructura 33 (E-33), un grupo disidente de las FARC que no se acogió al Acuerdo de Paz de 2016. Esta masacre dejó al descubierto pugnas soterradas, con un saldo de aproximadamente 80 muertos y más de 92.000 desplazados, según OCHA. El presidente Gustavo Petro, días después, decretó un estado de conmoción interior, el primero en 17 años, y suspendió las conversaciones de paz con el ELN, expresando sorpresa por el fortalecimiento militar del grupo y cuestionando cómo se movilizaron sin detección, a pesar de que los informes de inteligencia ya lo detallaban.

Colombia solicitó apoyo a Venezuela, y el entonces ministro de Defensa, Iván Velásquez, pidió «acciones de contención» al general Vladimir Padrino. Maduro respondió con la operación Relámpago del Catatumbo, dentro de los ejercicios militares Escudo Bolivariano, anunciando decomisos de 31 toneladas de cocaína, el desmantelamiento de 17 campamentos de procesamiento de coca y la detención de cuatro alcaldes venezolanos presuntamente vinculados al narcotráfico y la guerrilla. Sin embargo, no se informó de capturas de miembros activos del ELN o disidencias de las FARC en territorio venezolano, lo que sugiere limitaciones en la efectividad de la operación. Antes de esta, había claras evidencias de tolerancia o incluso beneplácito del régimen chavista hacia la presencia del ELN, como lo señaló María Victoria Llorente, directora del instituto colombiano Ideas para la Paz, quien destacó que el ELN tuvo una «lógica expansiva» en la frontera desde 2017, llenando el vacío dejado por las FARC debilitadas.

Análisis de Expertos y Desafíos Binacionales

Llorente, en entrevista con Armando.info, subrayó que el ELN tiene conexiones profundas en Venezuela, reclutando combatientes venezolanos, lo que lo convierte en un grupo binacional. Esto complica enormemente las posibilidades de resolución para Colombia, especialmente dado que, según ella, «a Maduro hoy le sirve mucho tener este tipo de amenaza para Colombia». Los documentos revisados no precisan cuántos venezolanos están en las filas del ELN, pero alertan que desde Venezuela planifican delitos, incluyendo el control de pasos binacionales y actividades como entrenamiento en explosivos y armas, con el objetivo de desestabilizar la seguridad colombiana y facilitar la expansión de la Revolución Bolivariana, según un reporte de 2021 para el Comando Sur.

Aspectos Económicos y Estratégicos

La región del Catatumbo es un epicentro del tráfico internacional de estupefacientes hacia Venezuela, según informes militares colombianos de 2022, con grupos armados como el ELN, E-33 y EPL obteniendo aproximadamente 25,1 billones de pesos anuales de los cultivos de coca. El ELN también ha priorizado el trabajo político en comunidades precarias, construyendo vías y viviendas en estados como Zulia, Táchira y Apure, para fortalecer su acumulado social y respaldo local, según los mismos informes.

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