El régimen de Nicolás Maduro, señalado por crímenes de lesa humanidad, ha desatado una nueva controversia al incluir al triple asesino Dahud Hanid Ortiz en un canje de prisioneros con Estados Unidos y El Salvador.

Según The Washington Post, Ortiz, condenado a 30 años en Venezuela por el brutal asesinato de tres personas en Madrid en 2016, está libre en Estados Unidos tras ser repatriado el 18 de julio de 2025. Este intercambio, que liberó a 10 estadounidenses a cambio de 252 venezolanos detenidos en la megacárcel CECOT de El Salvador, pone en entredicho la justicia y perpetúa la impunidad asociada a los crímenes de lesa humanidad del régimen.

Ortiz, un exmarine estadounidense con ciudadanía venezolana, mató a dos mujeres y un hombre en un despacho de abogados en Madrid, motivado por celos. Su objetivo era Víctor Salas, un abogado peruano que salía con su exesposa. Salas, quien escapó por no estar en la oficina, denunció en NTN24: “Nos sentimos engañados. Ortiz no es un preso político, es un asesino condenado por tres homicidios brutales”.

Un acto de impunidad internacional

El crimen de Ortiz, descrito como un ataque pasional, incluyó torturas y el incendio del despacho para ocultar pruebas. Tras huir a Venezuela, fue arrestado en 2018, pero la negativa del régimen a extraditarlo a España, amparada en la Constitución venezolana, resultó en su juicio en Caracas. La Corte Penal Internacional (CPI) investiga a Maduro por crímenes de lesa humanidad, incluyendo detenciones arbitrarias, pero la liberación de Ortiz sugiere un uso político de la justicia.

Salas teme por su vida, ya que Ortiz, descrito como “peligroso”, está libre en EE. UU. sin explicación oficial. “No entendemos cómo un asesino está en negociaciones como preso político”, lamentó. La inclusión de Ortiz en el canje, según The New York Times, generó división en el Departamento de Estado, que sabía de su historial criminal.

La farsa de la justicia madurista

El canje, mediado por el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, también liberó a presos políticos venezolanos, como Rodrigo Cabezas, pero la inclusión de Ortiz empaña este logro. Diosdado Cabello, ministro de Interior, afirmó cínicamente: “Les entregamos algunos asesinos”. Esta maniobra refuerza la percepción de que el régimen manipula la justicia para obtener beneficios políticos, un patrón señalado por la ONU como parte de los crímenes de lesa humanidad.

La liberación de Ortiz no solo traiciona a las víctimas, sino que cuestiona el compromiso de la comunidad internacional con la justicia. Mientras la CPI avanza en su investigación, la impunidad de Ortiz en EE. UU. y la opacidad del régimen de Maduro subrayan la urgencia de luchar por la verdad, la democracia y la libertad en Venezuela.