La líder opositora venezolana María Corina Machado expresó su profundo dolor por la muerte del senador colombiano Miguel Uribe Turbay, asesinado tras un atentado el 7 de junio de 2025 en Bogotá. En un mensaje en X el 11 de agosto, Machado afirmó que “luchar por la libertad y la paz de Colombia y Venezuela es la mejor forma de honrar su memoria”. Uribe Turbay, de 39 años y precandidato presidencial del Centro Democrático, fue baleado durante un mitin en Modelia, recibiendo dos disparos en la cabeza y uno en la pierna.
Tras meses en estado crítico, falleció el 10 de agosto en la Fundación Santa Fe, dejando un vacío en la lucha democrática regional. Este crimen, en un contexto de creciente influencia del régimen de Nicolás Maduro, subraya la amenaza del autoritarismo en América Latina.
Un tributo a la lucha democrática
Machado destacó el legado de Uribe Turbay, describiéndolo como “valiente, generoso y comprometido”. Su mensaje resuena con el de Edmundo González Urrutia, presidente electo de Venezuela, quien recordó un encuentro con el senador en Madrid en 2024. “Miguel asumía los problemas de su país sin rodeos, con la defensa de los valores democráticos en su ADN”, escribió González en X, advirtiendo que “el autoritarismo y la violencia se expanden” en la región. Ambos líderes vinculan este asesinato a la inestabilidad fomentada por el régimen de Maduro, acusado de proteger redes criminales como el Cártel de los Soles y el Tren de Aragua, según Marco Rubio.
El atentado contra Uribe Turbay, perpetrado por un sicario de 14 años detenido en el lugar, según El Tiempo, apunta a un asesinato por encargo. La investigación, que involucra a Elder José Arteaga Hernández, alias “Chipi,” no descarta nexos con el narcotráfico, en un contexto donde el Cártel de los Soles, liderado por Maduro, fue designado organización terrorista por EE. UU. La liberación de presuntos criminales como Yordano Contreras y Luis Morillo, investigados en Chile, y la presunta presencia de Alexander Granko Arteaga en España, evidencian la impunidad que el régimen extiende más allá de sus fronteras. La denuncia de Julio Borges contra Gustavo Petro por encubrir a Maduro refuerza la percepción de complicidad regional.
Un contexto de represión sistémica
En Venezuela, la represión no da tregua. Foro Penal reporta 807 presos políticos, con traslados arbitrarios desde El Helicoide y hostigamiento a defensoras como Andreina Baduel. La CIDH y Amnistía Internacional denuncian un “clima de miedo” con 15 desapariciones forzadas y 25 asesinatos postelectorales desde 2024. El feminicidio de Génesis Medina en Yaracuy y el ataque a madres frente al TSJ reflejan un régimen que combina violencia de género y represión política. La asfixia presupuestaria a la UCV, con una reducción de 6,800 millones de dólares desde 2008, busca silenciar a la academia, un bastión de resistencia.
Machado y González instan a honrar a Uribe Turbay luchando contra el autoritarismo. La Corte Penal Internacional debe acelerar su investigación por crímenes de lesa humanidad, incluyendo la influencia de Maduro en la desestabilización regional. La Cumbre UE-CELAC debe priorizar la crisis venezolana, exigiendo la liberación de presos como Alberto Trentini y justicia para víctimas como Génesis Medina. Como afirmó Machado, “la libertad de Colombia y Venezuela es una sola causa”. La comunidad internacional debe actuar para desmantelar el narcoestado de Maduro y proteger a los líderes democráticos de la región.