Una filtración explosiva, conocida como Boris Files, destapa que el ex primer ministro británico Boris Johnson recibió 240.000 libras esterlinas (325.406 dólares) semanas después de reunirse en secreto con Nicolás Maduro en Caracas, en febrero de 2024. Este pago, canalizado a través del fondo de cobertura Merlyn Advisors, contradice las afirmaciones de Johnson de actuar como un “enlace diplomático secundario” sin fines de lucro, exponiendo un posible caso de corrupción y abuso de influencia política.

Johnson, quien calificó a Maduro como “dictador de un régimen malvado”, viajó desde República Dominicana en un avión privado, acompañado por Maarten Petermann, gestor de Merlyn Advisors. Según The Guardian, los documentos filtrados por Distributed Denial of Secrets muestran que Johnson firmó un contrato en septiembre de 2023 con Merlyn Advisors, estipulando pagos de 200.000 libras por reunión (hasta 1,6 millones anuales) y 35.000 libras mensuales para un centro de pensamiento.

Semanas después del encuentro con Maduro, la oficina de Johnson emitió una factura por 240.000 libras, pagada el 7 de mayo de 2024. Aunque no se detalla explícitamente que el pago fue por la reunión, la cercanía temporal levanta sospechas de motivaciones económicas.

Johnson negó vínculos contractuales con Merlyn Advisors ante el Comité Asesor sobre Nombramientos Empresariales (Acoba), calificadas por su presidente, Lord Eric Pickles, como “evasivas” y “faltas de franqueza”. Además, omitió informar al entonces canciller David Cameron sobre la presencia de Petermann, violando normas de transparencia.

Crímenes de lesa humanidad y silencio comprado: La reunión en contexto

Este escándalo no solo cuestiona la ética de Johnson, sino también su complicidad con un régimen acusado de crímenes de lesa humanidad. La Misión de la ONU ha documentado torturas, desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias bajo Maduro, incluyendo el caso de Josnars Baduel, a quien se le niegan medicamentos esenciales en El Rodeo I. Mientras Johnson cobraba sumas millonarias, presos políticos como Baduel, Roland Carreño y Freddy Superlano enfrentan aislamiento y desapariciones forzadas.

La reunión con Maduro, presentada como diplomacia, parece un negocio encubierto. Los Boris Files revelan que Johnson también promocionó intereses comerciales en Arabia Saudí, evidenciando un patrón de monetización de su influencia. Esto contrasta con su hipocresía al investigar a Cameron por conflictos de interés en 2021, mientras ahora enfrenta acusaciones similares.

Acoba y medios como The Sunday Times exigen claridad, pero las negativas de Johnson agravan las sospechas de corrupción. Su silencio sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela, mientras aceptaba pagos, plantea preguntas sobre si su “diplomacia” buscaba legitimar a Maduro en lugar de abogar por la democracia.