(Fuente: Con información de Banca y Negocios) Ante la crisis que vive Venezuela, hoy la mayoría de los trabajadores venezolanos buscan alternativas y múltiples empleos.
Para el economista y profesor e investigador de la Universidad Católica «Andrés Bello» (UCAB), Demetrio Marotta, estas prácticas se ha convertido en una característica del mercado laboral, frente a un salario promedio de entre 100 y200 dólares que obliga a los trabajadores a hacer maniobras para obtener ingresos.
El trabajo informal en Venezuela alcanza a 85 % de la población, si se mide con el estándar de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que define bajo esta categoría a la población laboral que está excluida de la seguridad social y no sujeta a relaciones laborales reguladas por la Ley.
Marotta, aclaró que cuando la estadística se refiere al tamaño del sector informal de la economía venezolana, la proporción de trabajadores que trabajan en este segmento llega a entre 50 % y 60 % del empleo total que se genera en el país. Muchos no cuentan con el mercado laboral estructurado y sostenible.
«Hay que tener cuidado al observar (esta cifra), porque evidentemente con un sistema de seguridad social tan precario, buena parte de la población, incluso los que trabajan en el sector formal, podrían no estar cubiertos por la legislación y la seguridad social»
Consecuencias de trabajos informales
Para el economista Demetrio Marotta la informalidad tiene efectos nocivos para todos los sectores, y destaca que el primero es que el Estado deja de percibir los ingresos que necesita para invertir en servicios, salud, educación y prevención social.
«No son empleos estables que, cuando desaparecen, conducen a las personas a la absoluta desprotección», dice Marotta.
El economista destacó que «se observan casos en los cuales los ingresos informales, como los que se obtienen a través del teletrabajo, que desde la pandemia han impulsado los contratos a distancia,son mayores a los de cualquier empleo formal en la economía venezolana, sobre todo en el caso de los profesionales».
Marotta es enfático al señalar que prácticamente no hay incentivos para montar negocios formales en Venezuela. La primera causa es «voracidad fiscal» que impide que negocios nuevos y, mucho más, la de emprendimientos. El estado axfisia a tal punto que se imposibilita emprender con negocios formales.
El economista explica que salir a buscar un crédito es casi imposible «los créditos bancarios permiten que las empresas puedan crecer», finaliza. (