Los sentimientos del periodista Kiko Bautista han quedado expuestos por el dirigente madurista, Nicolás Maduro Guerra, hijo del dictador, en una entrevista en vivo en Globovisión, teniendo de testigos a toda la ciudadanía venezolana.

Esta no es una declaración débil, pero sí malintencionada y mordaz que realizó el candidato a la Asamblea Nacional por parte de la dictadura en el programa Kicosis.

«Buenas tardes, buen provecho, al pueblo de Venezuela que nos ven por Globovisión, Kikosis. Kiko es parte de las conversaciones familiares esporádicamente. Kiko fue amigo de mi papá, hay un afecto ahí», señaló Maduro Guerra en el programa.

Aunque la entrevista se enfocó en la campaña propagandística sobre la farsa electoral del 25 de mayo y de la «lucha» del régimen de Nicolás Maduro de superar las sanciones impuestas por el Gobierno de Estados Unidos, la verdad es que la declaración de Maduro Guerra sobre la relación entre el periodista y el dictador desnuda una estrategia comunicacional que busca demostrar que la dictadura usa a la oposición de marioneta.

La reputación y la ética del periodista Kiko Bautista ha estado en tela de juicio por mucho tiempo, desde los tiempos en los que el canal Globovisión fue comprado por el «empresario» Raúl Gorrín, pasando incluso por su voz pasiva sobre la detención del periodista Roland Carreño, quien fue su compañero en el programa «Buenas Noches».

Su estadía en un nuevo Globovisión censurado y promovedor de la propaganda del régimen, ha provocado que sea visto como parte del grupo de periodistas que colaboran con la narrativa que busca imponer el régimen a través de su hegemonía comunicacional.

Ahora esta presunta relación amistosa entre el dictador y el periodista parece exponerlo mucho más.

La estrategia de Nicolás Maduro Guerra

La «gira» promocional del dirigente madurista también muestra sus dientes y amenaza los pocos espacios de la comunicación y el periodismo en Venezuela. Existió un debate en las redes sociales recientemente por su aparición en el programa de la periodista Shirley Varnagy, un espacio que usó para promover la elección del 25 de mayo y que deja entrever esa amenaza que se vuelve realidad todos los días en Venezuela: La persecución contra la sociedad civil.

El régimen de Nicolás Maduro ha cerrado más de 400 medios de comunicación desde el 2013, persiguiendo periodistas y cerrando espacios de opinión o de información, rompiendo así los referentes que usaba la sociedad venezolana para mantenerse informada por tradición o por credibilidad.

La amenaza es simple: Dame tu espacio para mi propaganda o te cierro.

No es una amenaza tácita tampoco, pero es sugerente y que seguramente seguiremos viendo mientras más se acercan las elecciones del 25 de mayo, puesto que la dictadura tiene la urgencia de legitimar estos comicios y que la sociedad pase la página sobre el fraude del pasado 28 de julio.