(Redacción por David Gallardo) Un gran número de pintas ha aparecido en al menos la mitad de los estados de Venezuela, todos con un solo objetivo: Resaltar que Edmundo González Urrutia es el presidente electo de Venezuela y que esto es un reflejo de la soberanía venezolana.
La ola represiva ejecutada por el régimen de Nicolás Maduro, desde el fraude impuesto por el Consejo Nacional Electoral el pasado 28 de julio, ha alejado a la ciudadanía venezolana de las calles y muchos miembros de la Sociedad Civil se han visto en la obligación de vivir en la clandestinidad, salir del país o lamentablemente han caído en las garras de las fuerzas del Estado bajo desapariciones forzadas.
Entonces, muchas de estas pintas podrían ser interpretadas como un grito silenciado que se está reflejando en las calles del país, reaccionando ante la represión, pero también enfrentándose a la dictadura de Nicolás Maduro.
No solo se trata del señalamiento de que González Urrutia representa la soberanía venezolana demostrada en las urnas electorales, sino que toca otro nervio que finge estar adormecido: Las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas (FANB).
Ya no se trata de las fuerzas políticas opositoras hablándole a la milicia venezolana, ahora es el pueblo que envía ecos de auxilio a un cuerpo castrense que también sirvió de testigo indirecto a través del Plan República.
Estos militares saben como se expresó la ciudadanía venezolana en la elección presidencial, solo la cúpula militar es la que, quizás a través del miedo de ser juzgada durante la transición democrática, muestra obediencia y lealtad al régimen de Nicolás Maduro.
Finalmente, el rescate de la democracia en Venezuela no debe ser una lucha partidista, sino un objetivo para quienes respetan los Derechos Humanos y buscan que la institucionalidad regrese al país. Todas estas pintas no tienen logos, eslóganes o vestigios de una tolda ideológica, es solo un país que quiere volver a respirar tiempos de libertad.