El 28 de julio de 2024, Venezuela vivió un momento histórico: millones votaron por Edmundo González, quien, según el 85,22% de las actas publicadas por la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), ganó con 67% de los votos. Sin embargo, el régimen de Nicolás Maduro, acusado de crímenes de lesa humanidad por la Corte Penal Internacional (CPI), se niega a reconocer el resultado, sumiendo al país en una crisis política y social.

La falta de resultados oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE) y la represión “quirúrgica” contra opositores evidencian un sistema diseñado para perpetuar el poder a costa de la libertad.Un año después, las actas electorales, resguardadas en el Banco Central de Panamá, confirman el mandato popular. Ángel Fuentes López, de la Alianza Bravo Pueblo, afirmó a El Nacional: “La verdad está más fuerte que nunca”. Pese a la censura y la persecución, la ciudadanía se aferra a la esperanza de un cambio, impulsada por líderes como María Corina Machado, cuya consigna “hasta el final” resuena como un grito de resistencia.

Represión sofisticada, pero implacable

El régimen ha transformado su represión en una estrategia “silenciosa y peligrosa”, según Fabiola Dávila de Un Mundo sin Mordaza. En 2024, se registraron 2.501 detenciones políticas, 55 ataques a medios y 191 agresiones a periodistas, según el informe Venezuela en Cifras 2024. Las desapariciones forzadas y torturas, calificadas como crímenes de lesa humanidad por la ONU, persisten. “La persecución ahora es quirúrgica: amenazas, vigilancia familiar y censura digital”, explicó Dávila. Jóvenes, estudiantes y periodistas son los principales blancos.

El Foro Penal reporta 900 presos políticos, pero la liberación de algunos, como Rodrigo Cabezas, no implica justicia. Diego Casanova, del Comité por la Libertad de los Presos Políticos, denunció: “Muchos enfrentan medidas restrictivas y amenazas constantes”. Este “reciclaje represivo” mantiene a la población bajo miedo, agravando los crímenes de lesa humanidad del régimen.

María Corina: El rostro de la esperanza

María Corina Machado emerge como un faro de resistencia. A pesar de su inhabilitación, ha unificado a la oposición y movilizado a millones. “Su papel es monumental”, afirmó Fuentes, destacando su capacidad para conectar emocionalmente con los venezolanos. Sin embargo, el politólogo Abilio Gómez advierte que la frustración crece ante la falta de resultados concretos, y la desconfianza en el CNE desincentiva la participación electoral.

La ciudadanía, aunque golpeada, no se rinde. “La esperanza se ha transformado en convicción”, señaló Fuentes. El lema de Machado, “hasta el final”, simboliza una lucha existencial contra un régimen que niega la voluntad popular. Según Torres, “los venezolanos resisten en su rutina, esperando una nueva oportunidad”.

El 28 de julio de 2024 no fue solo una elección; fue un mandato que el régimen ignora. La CPI continúa investigando a Maduro por crímenes de lesa humanidad, incluyendo la represión postelectoral. Mientras, la sociedad civil, con el respaldo de actas internacionales, exige justicia y democracia. Casanova lo resume: “Sin liberación de todos los presos políticos y respeto a la dignidad, la lucha no terminará”. Venezuela sigue atrapada, pero la convicción de cambio permanece inquebrantable.