El diario ABC de España ha señalado que Estados Unidos ya cuenta con la capacidad pata atacar objetivos en cualquier punto de Venezuela a través del despliegue militar actual en el Caribe y los refuerzos enviados en los últimos días.

El Pentágono dispone de una estructura militar que le permite lanzar misiles de largo alcance desde sus buques y submarinos, además de ejecutar incursiones de fuerzas especiales transportadas en convertiplanos y golpear centros de mando desde el aire. Además, puede bloquear puertos y rutas marítimas, cortando las vías de salida del país.

Además cuenta con aviones de patrulla y sistemas de vigilancia que controlan la costa venezolana, los movimientos de tropas y las comunicación, con especial atención con la frontera de Colombia.

Con información de ABC de España / El Nacional

Más de 10.000 funcionarios de Estados Unidos en el Caribe

Mas de 10.000 militares estadounidenses se encuentran desplegados en la zona, de acuerdo con un recuento de la administración Trump y aliados en el Congreso.

La operación incluye bombarderos estratégicos en bases de Louisiana y Puerto Rico, cazas de última generación, buques armados con misiles y unidades de operaciones especiales distribuidas entre Puerto Rico y Trinidad y Tobago.

El grupo anfibio Iwo Jima, con más de 1.600 infantes de marina, está preparado para actuar por mar o por aire en cuestión de horas. Washington califica el dispositivo como un despliegue de acción inmediata, diseñado para permitir un golpe directo si la Casa Blanca da la orden.

Bombarderos B-52 y operaciones encubiertas

Estados Unidos ha intensificado su presencia militar en el Caribe frente a Venezuela. En los últimos días, tres bombarderos B-52 volaron a menos de 150 millas de la costa venezolana, en clara demostración de fuerza.

Desde septiembre se han efectuado al menos siete ataques contra embarcaciones acusadas de transportar droga, y la Casa Blanca ha confirmado que existe autorización para operaciones encubiertas de la CIA en territorio venezolano.

El discurso oficial en Washington presenta estas acciones como parte de una estrategia de seguridad nacional contra “redes criminales transnacionales” más que como un intento de derrocar a un gobierno.

De la lucha antidrogas al cambio de régimen

Aunque la misión se presentó inicialmente como una operación contra el narcotráfico, la Casa Blanca ya ha dejado claro que el objetivo político es expulsar a Nicolás Maduro del poder.

Preguntado por las posibles concesiones del mandatario venezolano, el presidente Donald Trump respondió tajante: “Solo debería no haber jodido con los Estados Unidos de América”.

La estrategia incluye ofrecer una salida bajo custodia o, en su defecto, el uso de fuerza dirigida para capturar o eliminar a los principales dirigentes del chavismo.

El Departamento de Estado ha calificado a Maduro como un “fugitivo de la justicia estadounidense”, y la Casa Blanca asegura que el presidente está dispuesto a emplear todos los elementos del poder norteamericano.

Fuentes políticas en Washington afirman que el giro de la estrategia responde al peso creciente del secretario de Estado, Marco Rubio, y de la jefa de Gabinete, Susie Wiles, quienes impulsan una línea de máxima presión.

El sector que promovía el diálogo, encabezado por el enviado especial Ric Grenell, ha quedado marginado. Opositores venezolanos citados por ABC aseguran que Caracas ha intentado ofrecer un traspaso de poder a Delcy Rodríguez, pero la propuesta fue rechazada por Washington.

Maduro ha respondido al despliegue de Estados Unidos en el Caribe con maniobras militares y refuerzo de la seguridad interna y ha advertido contra un “nuevo Irak”, es decir, una guerra prolongada tras un descabezamiento rápido. Los altos mandos rotan entre Caracas, Valencia y Maracay, mientras se intensifica la vigilancia en las Fuerzas Armadas ante posibles traiciones.