La aparición de helicópteros de operaciones especiales del 160th Special Operations Aviation Regiment (SOAR) del Ejército de Estados Unidos frente a la costa de Trinidad y Tobago reaviva la tensión en el Caribe con el régimen de Nicolás Maduro.
Al menos cuatro helicópteros de operaciones especiales MH-6M Little Bird, conocidos como Killer Eggs, y tres MH-60M Black Hawk, se encontrarían a bordo del busque de apoyo M/V Ocean Trader, una plataforma naval de Estados Unidos utilizada para misiones encubiertas, de acuerdo con información difundida el 6 de octubre en foros y redes especializadas.
Las imágenes publicadas coinciden con reportes satelitales que sitúan al Ocean Trader y al crucero USS Lake Erie a unos 126 kilómetros de las costas venezolanas en jornadas recientes.
Hasta el momento no se ha registrado una confirmación oficial sobre la naturaleza de la misión por parte del Departamento de Defensa de Estados Unidos ni de gobiernos regionales.
Con información de El Nacional
Unidad de operaciones especiales de EE. UU.
El 160th SOAR, conocido como Night Stalkers, es la unidad de aviación de operaciones especiales del Ejército de EE UU especializada en infiltración aérea nocturna, apoyo a fuerzas Tier-1 (Delta Force, SEAL Team 6/DEVGRU) y misiones de rescate o ataque de precisión. Su despliegue suele asociarse a operativos en los que se espera acción directa sobre objetivos de alto valor estratégico.
«Si fuera Maduro o alguno de sus cómplices, me preocuparía más ver al 160th SOAR frente a mis costas que un F-35 sobrevolando cerca», dijo el director del think tank CRIES, Andrei Serbin Pont, en un mensaje difundido en X. El analista sostuvo que la presencia del regimiento es un indicio de operaciones inminentes y no de simple disuasión.
El avistamiento se produce luego de que la Casa Blanca intensificara las maniobras militares en el área con el argumento de combatir el narcotráfico. El presidente Donald Trump ha insinuado la posibilidad de una fase 2 de la ofensiva, que podría incluir acciones en tierra. Esa escalada ha generado reacciones diplomáticas y alertas en varios gobiernos latinoamericanos.
En Caracas, dirigentes chavistas y voceros oficiales calificaron el movimiento como una amenaza directa a la soberanía y exigieron explicaciones a la comunidad internacional.