La hija del presidente electo Edmundo González Urrutia, Mariana González, dirigió una carta al papa León XIV solicitando su intercesión espiritual y moral ante la desaparición forzada de su esposo, Rafael Tudares, detenido por funcionarios del Estado el 07 de enero.

«Desde el 7 de enero de 2025 nuestra familia vive un duelo suspendido en el tiempo: sin respuestas, sin fe de vida y sin el derecho elemental de saber dónde está y cómo está», afirmó.

Lejos de cualquier protagonismo político, González Urrutia ha aclarado que ni ella ni su esposo han tenido vínculos partidistas.

“No soy una persona que participe en la política. Mi esposo desaparecido y yo, su esposa, nunca hemos tenido pretensiones políticas, no incidimos ni participamos en la política”, subrayó.

El mensaje fue enviado en el contexto de la canonización del doctor José Gregorio Hernández y de la religiosa Carmen Rendiles Martínez, prevista para el 19 de octubre. González destacó el valor espiritual de este acontecimiento al expresar: “Su ejemplo de caridad y fidelidad a Dios renueva nuestra fe en medio de la dura prueba que estamos viviendo y sufriendo”.

Solicitud de compasión y justicia para las familias afectadas

En su carta, González solicitó al pontífice que utilice su voz para promover gestos de humanidad y justicia: “Con profundo respeto, le ruego interceda por mi esposo Rafael y por todas las personas que hoy, en nuestro país, viven situaciones semejantes. Que su palabra, llena de misericordia, pueda tocar los corazones de quienes tienen poder de decisión y los mueva a actuar con humanidad, misericordia, justicia y compasión”.

La hija de Edmundo González pidió que el Papa invoque la defensa de los derechos humanos desde su magisterio: “Le pido invoque, desde su magisterio y su voz universal, la defensa de la dignidad de las personas privadas de libertad y el derecho de sus familias a obtener justicia para sus seres queridos y consuelo en los momentos más desoladores».

La carta concluye con una petición de bendición para sus hijos y para todas las familias afectadas: “Le suplico bendiga a mis dos niños, Ignacio y Martina, quienes crecen con fe, esperanza y el deseo de volver a abrazar a su padre. De igual forma, le solicito bendiga a todos los hijos de las personas injustamente desaparecidas y privadas de libertad, ellos sufren una ausencia que no merecen padecer”.

Y añadió: “Santo Padre, en usted depositamos nuestra confianza. Su palabra tiene el poder de consolar, pero también de abrir caminos. Ojalá pueda llegar hasta nuestro caso y al de centenares de familias venezolanas que viven lo que nosotros sufrimos y que, con su mirada compasiva, nos ayude a transformar este sufrimiento en un testimonio de fe y esperanza”.

La carta ha comenzado a circular entre comunidades religiosas y organizaciones defensoras de derechos humanos, como parte de un esfuerzo por visibilizar la situación de las personas detenidas y desaparecidas en Venezuela.