(Fuente: Insight Crime) El juicio contra con narcotraficante venezolano en Estados Unidos ha evidenciado nuevamente el servicio que prestan las fuerzas militares a diferentes organizaciones criminales que trafican sustancias psicotrópicas por América Latina.

Carlos Orense Azocar, también conocido como «El Gordo», fue declarado culpable el pasado 12 de diciembre en un tribunal del país norteamericano por ser el líder de una red de tráfico de drogas que se veía favorecida por la participación constante de funcionarios militares y políticos de Venezuela de alto rango.

Con información de Insight Crime

Este entramado institucional desempeñó un papel crucial en el traslado de más de 40 toneladas de cocaína al año, según las investigaciones judiciales estadounidenses.

El modus operandi en Venezuela

Para mantener sus operaciones criminales intactas en suelo venezolano, Orense buscó la ayuda y protección de altos funcionarios gubernamentales, algunos de los cuales estaban vinculados con el denominado Cartel de los Soles, una red de autoridades venezolanas que colaboró clandestinamente con diferentes estructuras criminales.

Si bien Orense nunca ocupó un cargo oficial dentro del aparato estatal en Venezuela, el nivel de penetración institucional que tenía su organización demostraba lo contrario.

“Su relación con el régimen de Maduro le permitió mantener protegidos sus negocios ilegales en las fincas que tenía en Guárico y Apure”, le comentó a InSight Crime Maibort Petit, una investigadora y politóloga venezolana, que ha seguido el caso de Orense.

Tras ser detenido en Italia en mayo de 2021, el Gordo fue extraditado a Estados Unidos en junio de 2022, donde era solicitado por un juez federal del Distrito Sur de Nueva York por delitos relacionados con el narcotráfico y el empleo de armas de alto calibre.

De acuerdo con los expedientes judiciales del caso en contra de Orense, a los que InSight Crime tuvo acceso, durante más de 10 años su organización narcotraficante empleó decenas de avionetas y lanchas go-fast que salían desde Venezuela cargadas de cocaína, transitaban por México, países de Centroamérica y el Caribe, e ingresaban finalmente a Estados Unidos.

Estructuras criminales de la talla de las desmovilizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Cartel del Norte del Valle de Colombia y la Organización Beltrán Leyva de México, entre otros, eran parte de la red de socios con los que sellaba negocios Orense.

Análisis de InSight Crime

Además de contar con los medios financieros, contactos criminales e infraestructura para despachar cargamentos de droga hacia el exterior, el caso de Orense demuestra que el rol de las fuerzas militares fue un sello de garantía en la protección de los cargamentos de droga que entraban y salían de Venezuela.

Por un lado, su organización contaba con un equipo de seguridad privada compuesto por policías y militares activos que resguardaban las fincas, pistas clandestinas y escoltaban el transporte terrestre de la droga por las carreteras venezolanas.

Además, altos directivos de los servicios de inteligencia, incluido Hugo «El Pollo» Carvajal, exjefe de inteligencia militar de Hugo Chávez, proporcionaron credenciales oficiales a Orense para permitir su libre movimiento por el país. Carvajal fue mencionado en el caso y se afirmó que recibió sobornos del acusado a cambio de ofrecer seguridad en el territorio para los cargamentos, incluso suministrando vehículos para el traslado de las drogas.

La colusión entre el régimen chavista y Orense llegó al extremo de que la Fuerza Aérea venezolana proporcionó códigos exclusivos de transpondedores militares para que las aeronaves enviadas por Orense pudieran volar sin mayores restricciones en diversos espacios aéreos de la región.

Orense también aprovechó sus contactos en el ejército para adquirir armamento pesado, como fusiles y ametralladoras, que luego fueron vendidos en el mercado negro a organizaciones criminales, incluyendo a las FARC.