La ONG Justicia, Encuentro y Perdón (JEP) ha denunciado que el adolescente Gabriel Rodríguez, de 17 años, ha sido condenado por el régimen de Nicolás Maduro a 10 años de prisión bajo el cargo de terrorismo.

La ONG condena la situación como una «crueldad particular sobre los más vulnerables».

Rodríguez fue detenido el 09 de enero del 2025 y desde entonces su caso ha sido seguido por organizaciones defensoras de Derechos Humanos, las cuales han alertado sobre las graves irregularidades en el proceso judicial y la desproporcionalidad de la pena, especialmente tratándose de un menor de edad.

JEP recibió la información directamente de la madre del menor de edad y expresó su profundo pesar por la sentencia.

“Esta decisión marca de manera indeleble la vida de un adolescente y amenaza con destruir su potencialidad y su futuro como ciudadano de bien”, señaló la organización en un comunicado.

Con información de Monitoreamos

JEP también denunció que el caso de Gabriel Rodríguez se inscribe en un patrón de persecución y represión contra la población civil, y reiteró su compromiso de seguir documentando, acompañando y exigiendo la liberación plena de los venezolanos encarcelados por motivos políticos.

Un patrón de criminalización de la juventud

La condena contra Rodríguez se suma a una serie de denuncias sobre el uso del sistema judicial venezolano para criminalizar la protesta y la disidencia, incluso en casos que involucran a menores de edad.

En la ola represiva luego de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, más de 200 niñas, niños y adolescentes fueron detenidos arbitrariamente y muchos de ellos fueron sometidos a torturas, tratos crueles y violencia sexual.

Diversas organizaciones han advertido que el régimen de Maduro utiliza figuras penales como terrorismo, asociación para delinquir y traición a la patria para justificar detenciones arbitrarias y prolongadas, muchas veces sin pruebas ni debido proceso.

JEP expresó su solidaridad con la familia de Gabriel Rodríguez, en momentos que califican de “inmenso dolor y desconcierto”, y llamó a la comunidad internacional a visibilizar y condenar este tipo de prácticas.