El dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, ha respondido a los ataques de Estados Unidos contra supuestos buques narcotraficantes intensificando la represión contra detenciones de presuntos disidentes y desplegando paramilitares en zonas pobres.
durante los dos meses en los que Estados Unidos ha desplegado al menos ocho buques de guerra y miles de soldados al sur del Caribe, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha afirmado haber rechazado la oferta de concesiones de Nicolás Maduro, siendo que el dictador sospecha que el mandatario estadounidense busca derrocarlo.
Los paramilitares afines a la dictadura madurista han sido enviados a barrios pobres de Caracas para sofocar a la disidencia en antiguos santuarios gubernamentales.
“Lo vigilan todo y, si ven a alguien desconocido en la comunidad, lo detienen y le hacen preguntas”, declaró un residente del barrio 23 de Enero, una zona deteriorada que en su momento apoyó al gobierno revolucionario socialista.
Grupos de Derechos humanos denuncian que se arresta a un presunto disidente cada 15 horas, en comparación con las 40 horas previas al despliegue. El número de los presos políticos en Venezuela ha ascendido a 875 esta semana, frente a los 816 de finales de agosto, según lo señalado por la ONG Foro Penal.
“Bajo la bandera de la ‘defensa de la soberanía’, Maduro ha impulsado la militarización total del país”, afirmó Oscar Murillo, coordinador del grupo de derechos humanos Provea. “Maduro ha intensificado la represión, la persecución de la disidencia política y ha perfeccionado sus mecanismos de control social”.
Con información de The Financial Times
Los colectivos son un pilar fundamental del aparato de seguridad en el que Maduro se ha apoyado para mantenerse en el poder desde la muerte por cáncer de su mentor, Hugo Chávez. Armados con pistolas y porras, revisan los teléfonos de los residentes en busca de información incriminatoria y entregan órdenes de desalojo a quienes son sospechosos de deslealtad.
“Por la noche, a veces, miembros de colectivos patrullan las azoteas armados, vigilando”, dijo un vecino. “Lo mejor es no hablar de política, seguir trabajando y no dar motivos para sospechar”.
Willy Carmona, un hombre desempleado de 50 años, comentó que, si bien solo uno de sus vecinos apoya al régimen, esa persona supervisa selectivamente la distribución de alimentos y el suministro de gas para cocinar a los hogares. “Las paredes oyen, así que es mejor no decir nada en contra del gobierno”, afirmó Carmona.
Maduro, a quien Estados Unidos ha designado como narcotraficante, también ha instado a los ciudadanos a usar una aplicación móvil para denunciar a los vecinos sospechosos de “perturbar el orden público”.
“Es una idea maravillosa”, dijo Maduro el mes pasado sobre la aplicación, que está en funcionamiento desde las elecciones del año pasado. “Tenemos ese instrumento, lo tenemos todo: la organización, la concientización, el liderazgo, las milicias comunales, la Milicia Bolivariana y las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas”.
Rafael Uzcátegui, director del centro de estudios Laboratorio de Paz, afirmó que el gobierno ofrece dinero a cambio de información sobre personas sospechosas de deslealtad.
“Si usted fue crítico con el gobierno en algún momento y ahora quiere ganarse su confianza, una forma de hacerlo es proporcionando información sobre otros”, dijo. “Este es un momento de incertidumbre para todos”.
Expertos militares señalan que el uso que Maduro ha hecho históricamente de las fuerzas armadas para la represión interna sería una debilidad clave en cualquier conflicto con Estados Unidos. Su campaña de reclutamiento de milicias voluntarias ha generado poco entusiasmo; funcionarios gubernamentales obligados a alistarse declararon al Financial Times que no lucharían por él.
Al menos 66 personas han muerto en al menos 16 ataques aéreos estadounidenses. El mes pasado, Trump amenazó con ataques terrestres, pero esta semana se mostró evasivo al respecto, afirmando que «no se inclinaría a decir» que ese era su plan.
El portaaviones más grande de Washington, el USS Gerald R. Ford, navega actualmente desde el Mediterráneo con 4500 soldados para unirse a la flotilla, y el mes pasado Trump autorizó a la CIA a entrar en Venezuela para realizar operaciones encubiertas.
Maduro, un exconductor de autobús y líder sindical formado en Cuba, se proclamó vencedor en las elecciones del año pasado, consideradas fraudulentas por observadores internacionales. El recuento de votos de la oposición mostró que su candidato, Edmundo González, había obtenido más del 80% de los votos, cifra verificada por observadores independientes.
González, quien ahora vive exiliado en España, se presentó después de que la principal líder de la oposición, María Corina Machado, fuera inhabilitada para participar. El mes pasado, Machado, quien vive oculta en Venezuela, recibió el Premio Nobel de la Paz.
El gobierno venezolano no respondió de inmediato a la solicitud de comentarios.











