Destructores de EE. UU. en el Caribe elevan la alerta regional a su punto máximo. Restricciones aéreas venezolanas intensifican también esta situación de máxima tensión. Esta escalada afecta directamente al Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Venezuela. El ELN usa el país vecino como una base de operaciones vital y segura.

La guerrilla colombiana tiene raíces históricas que datan de la década de los sesenta. El ELN encontró en Venezuela un refugio clave y una base de operaciones por décadas. Hoy, fuentes de inteligencia lo señalan como un grupo prácticamente binacional. Analistas y expertos confirman su injerencia en zonas fronterizas y estratégicas.

Control territorial y rutas del narcotráfico

El grupo ejerce control territorial sobre el Arco Minero y el contrabando de gasolina. El ELN también maneja rutas vitales de narcotráfico y movimiento ilegal de oro. Fuentes aseguran que Caracas tolera al grupo, usándolo como primera línea de defensa fronteriza. Este control se ejerce con supuesta tolerancia o complicidad del régimen venezolano.

El despliegue de EE. UU. se enfoca en operaciones contra el narcotráfico en el Caribe. Este aumento de vigilancia eleva el riesgo para las redes de transporte ilícito del ELN. La militarización encarece sus operaciones o fuerza rutas terrestres más difíciles. La restricción del espacio aéreo reduce el uso de narcoavionetas. La presión marítima y aérea genera desorganización logística inmediata.

Maduro mueve fichas: ¿Presión real o simbólica?

El régimen de Maduro ordenó el movimiento de tropas a la frontera en respuesta. Dicen que enfrentan una «amenaza externa», pero analistas lo ven como algo simbólico. Este movimiento podría servir para afianzar el control territorial de grupos alineados. Sin embargo, impone una presión indirecta al ELN en su área de influencia.

La escalada de tensión amenaza el activo estratégico más importante del ELN. Su retaguardia segura en Venezuela enfrenta un riesgo inminente a largo plazo. Si Caracas actúa forzada por la presión internacional, el ELN perderá su mayor ventaja. Esta pérdida significa un debilitamiento estratégico clave frente al Estado colombiano. El futuro de la guerrilla depende de cómo Maduro gestione la creciente presión de Washington.

El ELN trabaja cómodamente en la frontera de Venezuela con Colombia