(Fuente: TalCual) El dictador Nicolás Maduro ha declarado recientemente las moto piruetas como un deporte nacional, sin tener la responsabilidad de prever el aumento de accidentes en las vías públicas que podrían provocarse

Un grupo de expertos en educación vial y personal médico sostienen que las moto piruetas son un riesgo de salud pública que hospitales no están en capacidad de atender, por la precariedad en la que se encuentran.

Maduro declaró el pasado 8 de junio a las moto piruetas como un deporte nacional y aseveró que la decisión busca reducir la discriminación, la represión y la inseguridad para quienes hacen esta práctica.

El dictador anunció que los espacios de Poliedro de Caracas se convertirán en una pista de entrenamiento y que las alcaldías y gobernaciones deben adecuar especios para este fin,

El gobernante anunció que los espacios del Poliedro de Caracas se convertirán en una pista de entrenamiento y que en el resto de las entidades las alcaldías y las gobernaciones deben adecuar espacios para este fin.

Con información de TalCual

Una semana después del anuncio de Maduro, el Observatorio de Seguridad Vial (OVSV) registró cinco muertes por estas prácticas. Al igual que Asotránsito, el OVSV señala que la declaración ha debido gestarse junto a un conjunto de políticas públicas que garanticen la salud y la integridad de los «deportistas» y el orden público, pues subrayan que si no hay un buen manejo gubernamental en el tema, el deporte podría convertirse en un problema de salud pública.

«Aproximadamente de tres a cuatro personas mueren diariamente en accidentes de tránsito solo en Caracas. Yo me pregunto si tú (gobierno) tienes los recursos para abrir un espacio para que en cada sitio de Venezuela en el que se practique ‘moto pirueta’ las personas puedan ser atendidas», opina sobre el tema Lilian Romero, directora de Asotránsito.

Áreas de traumatologías sin capacidad

Las «moto piruetas» ponen en alerta a organizaciones vinculadas a la salud y la seguridad vial debido a un eventual aumento de accidentes. Venezuela es el décimo país de Suramérica con más decesos por accidentes de tránsito vehicular. Cifras divulgadas, en 2019, por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial señalan que en el territorio nacional mueren cerca de 11.000 personas al año por estos incidentes.

Jaime Lorenzo, director ejecutivo de Médicos Unidos por Venezuela, subraya que en el país hay un problema de salud pública que se ha profundizado cada vez más. Apunta que no es solo estructural, sino también humano, debido a que una gran cantidad de profesionales —30.000 según estimaciones de la Encuesta Nacional de Hospitales— salieron de la nación debido a la emergencia humanitaria compleja.

Añade que como todos los pacientes del país, quienes tengan algún incidente traumatológico, en este caso por accidentes con motos, deben bregar con el desabastecimiento y la fuga de talento que sufren todos los hospitales.

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El estudio de la ENH deja ver la precariedad que hay en los hospitales del país, incluso en los más grandes. Los centros estudiados en el mencionado estudio son considerados tipo III y IV. Los recintos, agrega el documento, distan mucho de cumplir con los estándares normales de esos tipos de centros sanitarios de tal magnitud.

Según la encuesta, en Venezuela funcionan cuatro quirófanos por cada centro de salud, cuando la media internacional podría estar girando entre 10 y 15. El informe de la ENH expresa que esa es la explicación de la existencia de las largas listas de espera para que los pacientes sean operados y que los mismos deben esperar meses, cuando sus dolencias no son consideradas de urgencia.

En Caracas los centros de salud públicos que cuentan con servicio de traumatología son el Hospital Universitario, el Domingo Luciani, el Hospital general de Lídice Dr. Jesús Yerena, el Miguel Pérez Carreño, el hospital Militar y el Periférico de Coche. 

Lorenzo, médico especialista en salud pública, explica cómo es la cadena de operatividad en los hospitales. Primero, dice, están las salas de emergencia que es el primer sitio dentro del recinto al que llegan los pacientes. «Son de usos múltiples pues ahí van a llegar personas que necesitarán atención por medicina interna, cirugía, trauma shock y traumatología», detalla.

Apunta que «uno de los grandes problemas es hacer el diagnóstico de los traumas» debido a que para eso se necesita hacer radiografías y en los hospitales no hay cómo hacer una, «porque esos servicios están cada día más comprometidos en su capacidad de ayudar a hacer diagnósticos».

El padecimiento no acaba ahí. Aunque el doctor asoma que, en la teoría, luego de estar en emergencias los pacientes deben pasar a la unidad de traumatología, en la práctica, una vez se define lo que se hará para atender su trauma «el paciente tendrá que permanecer en la emergencia hasta que se desocupe una cama en el servicio de traumatología».

Jaime Lorenzo menciona que luego que se logra diagnosticar el traumatismo, corresponde hacer la inmovilización de fracturas, que puede ser desde poner un yeso o una férula, hasta operaciones complejas.

Menciona que las lesiones más comunes que pueden sufrirse cuando se tiene un accidente con moto son traumatismos craneoencefálicos, «uno de los más frecuentes y violentos», fracturas de miembros inferiores y luego superiores, «estos últimos sobre todo se tienen por accidentes por piruetas», además de lesiones por arrastre de piel sobre el pavimento.

«Aquí se viene otro problema: los materiales son caros y si no hay ni para atender fracturas comunes mucho menos para atender otras que son más complejas (…) todo esto configura un panorama no muy bueno para los jóvenes que en su momento de mayor productividad quedan postrados esperando por ser operados».

Lorenzo, al preguntársele sobre el tiempo estimado de atención que puede tener un paciente con algún traumatismo, destaca que el tiempo dependerá del bolsillo de sus familiares, porque «si hay dinero para comprar los materiales (debido a que en los hospitales no hay) la persona puede ser operada rápido, en caso contrario debe esperar».

Agrega que otro factor fundamental en estas atenciones y procesos de recuperación es la fase de la rehabilitación que, «por cierto, este sistema tiene la mismas fallas y deficiencias materiales y humanas que el resto de las unidades».

Jaime Lorenzo resalta que para mejorar la situación antes descrita no se trata solo de poner un hospital, sino de educar hasta que la gente haga las cosas «bien hechas» y eso pasa por cumplir las normas de seguridad en las vías. Específicamente en el caso de las «motopiruetas», considera que esta disciplina, antes de ser declarada como deporte nacional ha debido reglamentarse. «No se sabe cuáles son las condiciones que hay que cumplir para practicarlas y tampoco se ha hecho lo suficiente para dejar claro que no es en la calle».

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