Por Venamérica
La historia no ha terminado, no nos damos ni daremos por vencidos, la lucha continúa y el triunfo de la democracia y la libertad, indefectiblemente, se acerca.
El régimen criminal de Venezuela quedó al desnudo, luego de las elecciones del 28 de julio del año pasado; se robó el triunfo y arreció la persecución contra el pueblo opositor; ¿la consecuencia?: se incrementó la diáspora, creció el miedo y en muchos se borró la esperanza. Como ya dijimos, este no es el final, avanzamos hacia él.
Durante años la comunidad internacional, claramente dispuesta a no intervenir de manera directa en la tragedia venezolana, nos obligó a tomar la vía electoral, que sabíamos estaba minada. El triunfo del pueblo, de Edmundo González Urrutia y de María Corina Machado es “una piedrita en el zapato”. Pocos países acompañan a Cuba y a Nicaragua a proclamar a Maduro triunfador; el régimen está aislado, con inmensas contradicciones internas y conflictos militares, pero todavía y por ahora Maduro está en Miraflores, colgando de un frágil hilo que resiste aún los embates, con ayuda del crimen internacional organizado, ante el rechazo aún frío y expectante de la mayoría en la comunidad internacional, que entiende bien que Venezuela es un estado fallido, un narco régimen cuyo Cártel de Los Soles ha sido declarado terrorista.
Hace ya varias semanas, cuando veíamos llegar el primer aniversario del 28 de julio, me comentó Nelson Oxford, Vicepresidente de VenAmérica, sobre un Foro que VenAmérica planificaba efectuar junto con el Interamerican Institute for Democracy sobre el 28 de julio, y al hablarme del significado de la fecha, me dijo que es una piedrita en el zapato; yo de inmediato completé la idea, en el zapato de Maduro y de sus criminales socios; respondió Nelson, con sobrada razón, también en el zapato de la oposición democrática.
Entre los dos últimos 28 de julio, el régimen escenificó dos fraudulentas elecciones, para tratar de sacarse la piedrita del zapato, las elecciones regionales y las municipales, caracterizadas por una inmensa abstención a la cual convocó María Corina, así como por un fraude sin vergüenza alguna, lo que incrementó el tamaño de la piedrita que les mortifica.
En el otro zapato, en el de la oposición democrática, el robo del triunfo y la feroz arremetida del régimen contra el pueblo también se ha convertido en otra piedrita.
¿Qué hemos hecho o estamos haciendo para ponerle punto final a la dictadura? ¿Qué podemos hacer juntos por Venezuela? ¿Qué estamos dispuestos a hacer juntos? Estas preguntas las formulé cuando tuve el privilegio de intervenir en el Foro que realizaron el Interamerican Institute for Democracy y VenAmérica: “Venezuela a un año del 28-J”.
Al lado del indiscutible liderazgo de María Corina, vemos a Edmundo González y a muy pocos más, la mayoría de los líderes han aflojado, son pastores sin ovejas o con ovejas extraviadas o abandonadas. En Juan 10, versículos 11 al 16, leemos: “El buen pastor da la vida por sus ovejas”. Más adelante afirma que quien no es un verdadero pastor, “ve al lobo que viene, y deja las ovejas, y huye”. Concluye la escritura con un paso más adelante, de conquista de nuevas ovejas: “También tengo otras ovejas que no son de este redil, aquellas también me conviene traer, y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor”. El buen pastor no escucha cantos de sirenas, ni se deja fascinar por promesas falsas u ofertas de sobrevivencia política.
Estamos huérfanos de líderes, pero el problema no es sólo de líderes, nos incumbe a todos. En reciente encuesta de la FIU, Florida International University, resalta la falta de empatía entre los compatriotas venezolanos; muchos de los nuestros que nos encontramos en la tierra de Lincoln, se muestran indiferentes ante lo que pasa en Venezuela y lo que acontece a nuestros hermanos venezolanos aquí, en los Estados Unidos.
La lucha que tenemos planteada es metapolítica, va más allá de la política, como se ha dicho es una lucha espiritual, un combate entre el bien y el mal, lo que nos obliga simultáneamente a sumarnos a la acción social y a la oración, para generar una fuerza espiritual y también política.
Al responder ¿qué hacer?, la respuesta debe ser en plural, lo que vamos hacer juntos. He aquí algunas ideas que presenté en el referido foro:
Primero, convirtámonos en actores, ya no más pasivos observadores; que cada quien dé en la medida de su posibilidad.
Segundo, organicémonos para resistir y atacar, bajo una misma conducción y con estructura flexible y adaptable a cada región o circunstancia.
Tercero, hagámonos todos portadores de la buena nueva, embajadores de la idea libertaria para alcanzar la solidaridad internacional que requerimos y reclamamos.
Cuarto, estructuremos una red de comunicación e información que nos permita derrotar la campaña desinformativa del continuismo criminal.
De un 28 al otro 28 de julio han ocurrido cosas y han dejado de ocurrir otras, que hoy nos obligan al balance y a relanzarnos, porque de que salimos de esta, salimos, y preparémonos para enfrentar la nueva trastada de Maduro ya puesta en marcha, la reforma constitucional, ante la que no nos quedaremos indiferentes.
Gloria al bravo pueblo.
Ojalá alguien nos oiga. www.venamerica.org.
Paciano Padrón. Expresidente de VenAmérica y Vicepresidente de CICIVEN