La política venezolana enfrenta un nuevo capítulo de controversia tras la habilitación sorpresiva del exgobernador de Miranda y excandidato presidencial Henrique Capriles, quien hasta hace poco era considerado inhabilitado para ejercer cargos públicos por decisión de la Contraloría General de la República.
El levantamiento de su inhabilitación, visible recientemente en la página oficial del organismo, ha reavivado el debate interno en la oposición sobre participar o no en las elecciones legislativas convocadas para el próximo 25 de mayo. Capriles, quien había manifestado su disposición a asistir a las urnas, ahora confirmó que será candidato a diputado para la Asamblea Nacional, actualmente dominada en su totalidad por el chavismo.
Obstáculos y cambios
Desde hace años, el régimen de Nicolás Maduro ha impuesto múltiples barreras para limitar la participación electoral de la oposición, incluyendo detenciones arbitrarias, eliminación de tarjetas electorales y, especialmente, inhabilitaciones bajo acusaciones de corrupción que rara vez llegan a juicio.
Capriles había sido uno de los políticos más señalados. Durante años, funcionarios del oficialismo, entre ellos el vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, insistieron en que «jamás» sería rehabilitado para competir en elecciones. Sin embargo, en un giro inesperado, Capriles figura ahora como habilitado.
El dirigente sostiene que abstenerse de participar en los comicios significaría «llamar a la nada» y ha defendido su decisión como una estrategia para resistir y dar voz a la oposición en un espacio institucional, pese a las adversas condiciones.
La fractura opositora
La habilitación de Capriles se produce en un momento de fractura dentro de la oposición venezolana. La líder María Corina Machado, respaldada por la mayoría de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), mantiene la postura de no reconocer los comicios del 25 de mayo, insistiendo en defender el triunfo opositor reclamado en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024.
El debate entre votar o no se ha intensificado, generando tensiones dentro de los distintos sectores opositores.
Cabello acusa de negociación
Tras conocerse la habilitación de Capriles, Diosdado Cabello no tardó en reaccionar. Durante una de sus alocuciones públicas, el dirigente chavista acusó al opositor de haber negociado su retorno al escenario electoral.
“No seas inmoral: tú pusiste como condición que te quitaran la inhabilitación… Pidió: yo quiero participar pero me la quitan, dejó por fuera a todo el mundo y se inscribió él. Ahora dice: qué sorpresa, parece una miss. No te sientas sorprendido ni engañes a tu gente, mentiroso”, expresó Cabello, quien en el pasado fue derrotado por Capriles en elecciones en el estado Miranda.
Cabello, conocido por sus declaraciones destinadas a sembrar división en las filas opositoras, insistió en que la participación de Capriles en los próximos comicios habría sido producto de una negociación previa con el chavismo, aunque no presentó pruebas al respecto.
Un escenario complejo
La habilitación de Capriles, en lugar de unificar a la oposición, parece haber acentuado las diferencias estratégicas entre quienes apuestan por participar en todos los espacios posibles y quienes consideran que las condiciones actuales imposibilitan elecciones libres y justas.
Mientras tanto, Venezuela enfrenta nuevamente un dilema que ha marcado su historia reciente: ¿participar en procesos electorales bajo un sistema cuestionado o abstenerse como forma de denuncia ante la falta de garantías democráticas?
La respuesta a esta interrogante podría definir, una vez más, el rumbo político del país en los meses venideros.