La crisis diplomática entre España y Venezuela ha sumado un nuevo capítulo de alta sensibilidad humanitaria. El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez recibió a los familiares de José María Basoa, Andrés Martínez Adasme y el periodista Miguel Moreno Dapena, ciudadanos españoles cuya detención fue calificada como una privación de libertad «sin base legal».
Durante el encuentro también participó el canciller José Manuel Albares, durante un ocurre en un contexto de máxima fricción tras el asilo otorgado al presidente electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia, y las recurrentes acusaciones del régimen de Nicolás Maduro sobre supuestas tramas de magnicidio que involucran a ciudadanos extranjeros.
Con información de EFE / El Nacional
El caso de Moreno Dapena, detenido tras la interceptación de un buque de exploración científica, y el de los bilbaínos Basoa y Martínez Adasme, señalados de terrorismo, son solo la punta del iceberg de una realidad que afecta a otros once ciudadanos de doble nacionalidad.
Según datos de la ONG Foro Penal, la cifra de presos políticos en Venezuela asciende a 902, evidenciando una táctica de detenciones arbitrarias que España intenta combatir mediante canales diplomáticos que hoy lucen más estrechos que nunca.
Según EFE, Sánchez prometió que su Ejecutivo agotará todas las instancias para revertir lo que organismos internacionales denuncian como una instrumentalización de la justicia para fines políticos.











