La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha publicado el informe «Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina» donde Venezuela registra la mayor tasa de subalimentación con un 22,9%.
Dicha posición de Venezuela es seguida de Ecuador (15,4%) y Bolivia (13,9%). Otros países como Colombia, Paraguay, Perú y Surinam superó el 8%. Con respecto a escala de toda la región, 56,5 millones de personas padecieron hambre el año pasado, un 30,5% más que la cifra pre-pandemia.
La inseguridad alimentaria afectó al 40% de la población en América Latina y el Caribe durante el 2021, superando significativamente el promedio mundial (29,3%). Este porcentaje es alarmante porque se han duplicado los afectados desde el 2014.
El mismo informe alerta que el sobrepeso infantil, obesidad en adultos y la inseguridad alimentaria están empeorando en la región. La FAO explica que estas tendencias se deben porque América Latina y el Caribe son las regiones más desiguales del mundo, situación que se agravó por el impacto de la pandemia.
Venezuela y otras regiones con problemas de inflación
Las altas tasas de inflación reducen el poder adquisitivo de los hogares, afectando especialmente entre la gente de menores ingresos, que son las que gastan una mayor proporción de su presupuesto en alimentos. Una mala calidad de la dieta puede derivar en el retraso del crecimiento, la anemia, el sobrepeso y la obesidad. En América Latina y el Caribe, la obesidad, por ejemplo, afecta a casi una cuarta parte de la población adulta (24,2%), muy por encima del promedio mundial (13,1%), según la última medición disponible de este indicador, que data de 2016. Una buena noticia es que, al igual que la tendencia mundial, Sudamérica ha mostrado importantes avances en la reducción del retraso del crecimiento. Entre 2000 y 2020 redujo los afectados en un 41%.
En 2020, 131 millones de personas en la región no pudieron permitirse el costo de una dieta saludable, que son cuatro veces más caras que una energéticamente eficiente. En la región, cuesta 3,89 dólares por persona por día, el precio más alto en comparación al resto del mundo, cuyo promedio es 3,54. Estas dietas se basan en una amplia variedad de alimentos no procesados o mínimamente procesados, que sea equilibrada, y que incluya un mínimo de cinco porciones de frutas y verduras al día. “Aunque la situación fiscal de muchos países de la región supone un reto importante para los gobiernos, es imperativo abordar el costo y el acceso a las dietas saludables”, alerta el documento de la FAO.
Para abaratar los costes de una dieta saludable, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación considera “crucial” aumentar y mejorar la eficiencia y eficacia de las inversiones en políticas alimentarias y agrícolas en tres áreas principales del sistema: políticas orientadas a los productores de alimentos, al comercio y a los mercados, y a los consumidores de alimentos. Las buenas prácticas en la región revelan que aumentar la producción y productividad de alimentos más diversos puede lograr que los alimentos nutritivos sean más accesibles a los consumidores. Las políticas que apoyan la producción de alimentos de las familias agricultoras y a pequeña escala, y que vinculan su producción a programas alimentarios o mercados locales a través de cadenas de suministro de alimentos más cortas, permiten aumentar los ingresos de los agricultores y reducir el coste de los alimentos nutritivos.