En la actualidad los usos y costumbres de la llamada Nación Wayuu, al menos del lado venezolano, están a punto de perderse paulatinamente con la actual diáspora.

Mucha de esta migración empezaba durante las vacaciones escolares, esperaban a finalizar el año y el último timbre marcaba el inicio del viaje.

Según el profesor Jairo Gil, profesor y cronista de La Guajira, desde 1930 hasta 1950 se produjeron varias migraciones indígenas, siendo la Wayuu la más grande de ellas, poblaron municipios de gran parte del Zulia, sub región Perijá y otras, pero en la actualidad se está desarrollando toda una movilización indígena que realmente preocupa a los expertos en ciencias sociales y especialistas. Al menos en estas migraciones estaban cerca de sus familias. 

Podían visitar a sus seres queridos en La Guajira en cuestión de minutos, cuando mucho un par de horas, dependiendo de la distancia, ahora no es así. 

Durante la crisis venezolana, el Wayuu se movilizó a Colombia debido a que allá podían satisfacer sus necesidades, comer principalmente. Hoy el vecino país es un destino de paso, no de permanencia.

Las personas analizan, al menos muchas de ellas, y ven las similitudes de los sistemas políticos colombiano y venezolano y eso los hace decidir irse a probar en países más retirados del socialismo.

Hay casos de migraciones hasta Europa y Asia, desde esas latitudes, se hace difícil cualquier tipo de reunificación familiar.

Los indígenas Wayuu huyen de la crisis suramericana

Con el avance de la izquierda en el continente, a manera de broma entre venezolanos se dicen lo siguiente, migrar entre los mismos países del sur es como cambiarse de camarote en el Titanic, y al parecer así lo ven muchos de quienes ya tienen la certeza que en Venezuela no hay lo que se necesita para vivir, bien al menos.

Antes de medir las implicaciones culturales hablemos del impacto en las familias Wayuu, la sociedad de la guajira es matriarcal, las mujeres son las cabezas de hogar y los hombres comparten responsabilidades pero la matrona, la abuela, es la que manda.

Es un núcleo unido, separarse para ellos es como una muerte. Así mismo se sintió Diana González, cuando su hijo migró.

Una mezcla de creencias se conjugan, las ancestrales, que recibieron de los abuelos y la fe católica y a ambas se aferran. Todos recuerdan el país que éramos hace un poco más de 25 años, con sus problemas, pero donde se podía vivir con calidad. 

Los arraigados valores de unión familiar

Los que se van sufren, y los que se quedan aún más, Diana cuenta cómo su nieto de 4 años, el primogénito de su hijo, llora con cada llamada. Le pide a su abuela que ésta le diga a su padre que no le haga más videollamadas.

 Y explicarle al pequeño nieto de solo 4 años es cada vez más difícil, su padre no puede salir de donde está, de hacerlo, regresar le será realmente difícil. 

Diana vive en el sector Miralejos de Paraguaipoa, y ya hay otro grupo que prepara su salida. Más hacia el centro está el sector llamado Las Tinajas, las calles están solas y algunas casas fueron abandonadas por quienes decidieron probar suerte atravesando El Darién.

De nuevo el tema de Colombia, el familiar de Aleida Salas migró otras dos veces más hasta llegar a Norteamérica y de allá no volverá jamás, fue asesinado por un paisano a quien le dio albergue.

Los Salas González han perdido familiares en esta diáspora, algunos están vivos pero saben que por la distancia en la que están no volverán a verlos en persona nunca más, pero hay otros que se quedaron en el camino y a ellos si definitivamente no los verán nunca más, al menos en este mundo terrenal.

Les ofrecieron regresar el cuerpo de su pariente  pero cremado, para el Wayuu eso es impensable, sus familiares reunieron el dinero para mover el cadáver hasta La Guajira para ser sepultado con sus ancestros.

Diáspora indígena pone en peligro cultura Wayuu

Y aquí entramos en la parte de la cultura y lo que en realidad está en peligro de perderse, los Wayuu tienen posesión de las tierras donde son sepultados, son las tierras colectivas de toda la familia, donde yacen los huesos de sus parientes.

Se imaginan un migrante indígena que muera en Nueva York por ejemplo, sería difícil explicar a un norteamericano lo que esto implica para su etnia, que en teoría sería dueño de una parcela en Manhattan por estar sepultado allí. 

Y vamos más allá, el Wayuu muere tres veces, La primera muerte física, ahí es sepultado por los familiares, unos años después en un ritual se hace el segundo velorio, se extraen los huesos de su tumba, se limpian y posteriormente se sepultan, esa es la segunda, y la tercera definitiva, cuando es olvidado por sus familiares. Se imaginan hacer todo esto en ciudades como Boston, o Madrid.

Al gobierno de Maduro no le interesa en lo absoluto totalizar la actual diáspora, solo organismos internacionales desde fuera han logrado levantar ciertas estadísticas, en Paraguaipoa el comercio es quien da el indicador real de cómo está la migración indígena, y según esto, la migración estaría por el orden del 40% de los jóvenes, que son los que más salen. Muchos aseguran que es realmente difícil conseguir a una familia que no tenga al menos un integrante como migrante.

¿Quiénes son los Wayuu?

El término de Nación Wayuu data desde tiempos de la colonia, los españoles lo acuñaron ya que no pudieron penetrar la cultura de esta etnia, por eso los uso como comerciantes y desde hace siglos hacen eso, pero en medio de una gran crisis como la venezolana y otra que va en vías a convertirse en una similar, como la actual crisis colombiana, son pocas las opciones reales del migrante, ya sea Wayuu o Alijuna.

Pero sin duda, para el Indígena Wayuu es más doloroso, por sus características culturales y profundas bases familiares. Las lágrimas se secan muy rápido en los polvorientos y áridos caminos de La Guajira, solo las ven, quienes las producen.

Algunos estiman que para el año entrante cuando se lleven a cabo las elecciones presidenciales en Venezuela, dependiendo de los resultados, podrían pasar dos cosas, la diáspora podría ser aún mayor, o segundo, podríamos experimentar el más grande proceso de repatriación de ciudadanos, pero todo se sabrá posterior a los resultados de los comicios.