Las posibilidades de trabajo formal en la guajira venezolana son casi nulas, solo el contrabando es lo que da dinero pero no todos se dedican a eso. La mayoría sobrevive como puede, en medio de promesas incumplidas del gobierno de Chávez y ahora el de Maduro.

Hugo Chávez prometió industrializar La Guajira, inauguró por todo lo alto varias fábricas, dos de ellas, una procesadora de sábila y otra de leche de cabra, hoy solo producen óxido y vegetación, y es lo que han generado en todos estos años de revolución, las estructuras al menos se mantienen, no las han saqueado como otras, como el acueducto que va desde los sectores Varilla Blanca y Las Guardias en la Guajira venezolana, se llevaron las tuberías, y ello marcó el ocaso de la obra, el fin del suministro de agua. Los Fernández son una familia que viven al lado del tanque de ese antiguo acueducto, reciben agua gracias a dos cosas, la ingeniería comunal y la providencia divina. Cuentan cómo lograron almacenar un poco de agua con la más reciente lluvia.

La Guajira Venezolana, sin una gota de dignidad

Sí, es un agua turbia que se aprecia en un tanque repleto de barro es para su consumo, y es lo único que tienen, ese eso o nada. Fabricaron un canal en el techo y por allí baja el agua hasta llegar al tanque donde la almacenan, la ingeniería comunitaria aplicada para no pasar sed.

Cuando no llueve toca pagar por el agua, sacrifican lo que reúnen para la comida y compran para saciar la sed.

Según una nueva investigación de la universidad de Estocolmo, beber agua de lluvia podría producir riesgo de infertilidad, cáncer y retraso en el desarrollo infantil, eso no parece importar a quienes viven en La Guajira y gran parte del Zulia, ya que muchos hacen eso precisamente que los Fernández, crear los elementos para almacenar y usar el agua de la lluvias.

Pero es que en La Guajira venezolana falla todo, el transporte público es casi inexistente y por eso la mayoría va en bicicleta, moto o simplemente camina. A Nerio Larreal, un vecino de Sinamaica, le toca la tercera de las opciones, y le ha tocado recorrer largos tramos a pie debido a que pagar el costo de una mototaxi, es impensable, 5 mil pesos el viaje, dinero que no tiene.

Sus habitantes sobreviven a la buena de Dios

Por eso es que cuando ocurre un accidente grave, las personas se van a probar suerte con el sistema de salud colombiano, antes era un poco más sencillo, con la llegada de Petro la cosa se ha complicado para ellos. Pero al menos en Colombia hay algunas cosas que en Venezuela simplemente no existen, y de existir, se usan como herramientas para la revolución y sus militantes más comprometidos. 

Los hospitales lucen cerrados, no hay acceso para que los periodistas no muestren la realidad dentro de ellos. En La Guajira son pocos los comercios que se mantienen y en realidad solo el contrabando de todo tipo de mercancías, hasta de alimentos, transcurre por la destartalada vía teniendo como testigos a los vecinos que muchos de ellos no tienen lo necesario para comer, al menos las tres veces conocidas por todos. Lo peor, es un negocio cuyos protagonistas son personas que hasta hace unos años estaban como ellos, pero que tuvieron la suerte de toparse con la revolución socialista y bueno, la providencia los bendijo. Por la troncal del Caribe circulan no menos de 25 camiones de carga pesada, y ese negocio es manejado por personeros del gobierno que pasaron de la pobreza a la riqueza en cuestión de meses.

Mientras tanto como Nerio y Los Fernández, son muchos los que hacen hasta lo imposible por mantenerse, todo con tal de ganarse unos pesos, si, el Bolívar como moneda no circula, solo dinero colombiano, y en base a eso se mueve todo, hasta lo que venden.

En la actualidad la guajira luce desolada, ya hay hasta pocos vendedores de gasolina contrabandeada de Colombia, esto se debe a la migración wayuu que está en pleno desarrollo pero eso lo conocerán en la próxima entrega de Dossier Venezuela.