La apatía electoral en Venezuela se evidencia de diversas maneras, desde el desconocimiento y la falta de interés de la ciudadanía sobre los procesos convocados por el régimen como parte de las secuelas del fraude electoral perpetrado hace un año, hasta la ausencia de reconocidos estudios de opinión sobre la intención de participación.

Sin embargo, análisis independientes sostienen que al igual que en los pasados comicios regionales del 25 de mayo, la intención de participación no supera el 20% del registro electoral pese al chantaje que hiciera Maduro al ofrecer premios a las comunidades que mayor cantidad de votos logre.

“Aquellos circuitos comunales que tengan más población votante, tanto en número como en porcentaje, tendrán un premio especial en todos los estados del país, y esta vez será doble el premio”, dijoMaduro de cara a los cuestionados comicios de este 27 de julio para elegir las 335 alcaldías del país.

Maduro indicó que serán un total de 250 “premios” para el mismo número de comunidades que registren la mayor participación en un proceso en el que también se elegirán a 2.471 concejales municipales: “Son 10 premios para los 10 circuitos comunales con más votos en Caracas y las 24 regiones del país”.

¿Abstención en el PSUV?

Este evidente chantaje electoral para incentivar la participación ante los altos índices de abstención que poco blindan de legitimidad a las autoridades electas, es un mensaje dirigido a las bases del chavismo, al denominado “voto duro”, que apenas supera los 3 millones de electores según los verdaderos resultados de la elección presidencial de hace un año.

Hace poco más de un mes se originaron una serie de reclamos de los propios militantes del PSUV en diversos municipios del país y que se hicieron virales en las redes sociales tras habérseles desconocido sus alcaldes postulados a través de un proceso de elección interna que fue omitido por la cúpula gobernante y que demuestra una vez más, el autoritarismo que predomina en las instituciones del Estado.

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“A la militancia del partido de gobierno se le van a imponer cosas como se le imponen cosas al resto del país, no podemos esperar nada distinto”, precisó Benigno Alarcón, profesor universitario y director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB, al ser consultado sobre esta imposición de candidaturas y sus posibles consecuencias:

“Hay muchas apetencias importantes dentro del oficialismo al no tener a la oposición compitiendo por los cargos como en la anterior elección regional y municipal; las oportunidades son inmensas porque al final del día el 25 de mayo el PSUV se quedó con 23 de las 24 gobernaciones y el 92% de la Asamblea Nacional, entonces la trifulca interna por ocupar unos cargos que están garantizados, es inmensa”.

Sin relevo no hay cambio

Ante este escenario de descontento generalizado como parte de las secuelas del fraude electoral, una de las preguntas que surge es ¿Por quién vota la gente? Según una revisión hecha por el diario TalCual, 62% de los alcaldes actuales están optando por la reelección, pero dentro de este espectro hay dirigentes que ya tienen 20 años ejerciendo el poder municipal.

Un mal que abarca tanto a los llamados opositores que se apartaron de la Plataforma Unitaria, como al denominado Gran Polo Patriótico del chavismo. Entre ellos resaltan Luis Zambrano, Henri Falcón, Giancarlo Di Martino, Tirso Sosa y Alfredo Catalán, quienes ejercieron el poder municipal a inicios de los años 2000.

Pero también hay aspirantes de vieja data como en los casos de los alcaldes José Salacier Colmenares León del municipio Sosa del estado Barinas y Ángel Alveláez de San José de Guaribe en el estado Guárico, cuya experiencia se remonta a la década de los noventa, aún durante La Cuarta República.

“Esto es muestra de un estancamiento político, pero también tiene que ver con que son cargos potables para el régimen. Es difícil pensar en un relevo cuando el contexto represivo ha sido tal que no ha permitido que nuevos liderazgos puedan surgir, cuando han tenido que apelas a la clandestinidad o el exilio”, señala el politólogo Luis Peche.

Tal como mencionamos al principio, a este escenario de las municipales se le debe sumar la decepción que arrastra al menos el 80% de la población como parte de las secuelas del fraude electoral en la elección presidencial de 2024.

“La gente quiere cambio político, apostó a una elección para que ese cambio ocurriera y no ocurrió. La gente que hoy sigue queriendo ese cambio político está profundamente decepcionada de las elecciones porque siente que no sirven para nada. Eso no ha cambiado del 28 de julio hasta la fecha”, destaca el director del CEPG UCAB, Benigno Alarcón.