(Redacción: David Gallardo) El director de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), Andrei Servin Pont, asegura que Venezuela es un socio muy estratégico para países como Rusia e Irán porque representa una inversión de bajo costo, pero ayuda a cumplir los objetivos de tener una presencia importante en América Latina.

La presencia de Rusia e Irán en América Latina podrían representar un tema de seguridad importante para la región, incluso para Estados Unidos, pero esta posibilidad no se había hecho realidad hasta que Venezuela empezó a tener relaciones bilaterales con cada uno de estos países.

Servin Pont comenta que el adoctrinamiento de las fuerzas militares venezolanas en los inicios del gobierno del presidente fallecido Hugo Chávez es el primer avistamiento de todos estos cambios que hizo el mandatario y que lo ayudaron a acercarse a Rusia e Irán.

El adoctrinamiento militar no solo es el primer punto, sino el indicio de los planes que tenía Chávez sobre cómo manejar su periodo presidencial, porque durante los primeros años empezó a cambiar la percepción de la geopolítica de Venezuela en la región, así que empezó a alejarse de países como Estados Unidos y se realinea con países como Rusia, Irán, China y otras naciones que antes no tenían influencia o presencia en América Latina.

Es ahí cuando Servin Pont asegura que Venezuela se transforma en un socio muy importante porque sirve de cabecera para dichos objetivos, los cuales inician con negocios, inversiones y tratados que se enfocan mucho en el equipamiento militar del país sudamericano, lo cual reafirma el gobierno de Hugo Chávez y más adelante al régimen de Nicolás Maduro.

Rusia

Chávez y Maduro tienen fuertes lazos de cooperación con Rusia y esto es algo que Servin Pont confirma porque el país soviético se convirtió en un socio alternativo que provee armamento a Venezuela y de ahí su posicionamiento tan rápido en inversiones y negocios bilaterales que ayudaron a acelerar la exploración petrolera.

Así que inicialmente en el gobierno de Chávez podemos ver que el negocio es sencillo: Armas por petróleo, pero eso cambiaría rápidamente después del 2002.

«Después del paro petrolero y el intento de golpe, el régimen venezolano se da cuenta que tiene una fuerza armada estructurada principalmente con equipamiento occidental y que va perdiendo el soporte técnico de los proveedores occidentales por cuestiones políticas (…) Rusia en ese momento ya era uno de los países de mayores proveedores de armamento en el mundo, ofrece una amplia gama de soluciones a Venezuela, lo cual convirtió a Venezuela por muchos años como uno de los mayores compradores de armas en el mundo y el mayor cliente de Rusia», declaró Servin Pont.

La guerra con Ucrania

Si bien esta relación la usa Venezuela para equipar a la fuerza armada y establecer negocios petroleros, la verdadera relación es de apoyo geopolítico y solamente va en aumento, una evolución constante que incluso se mantiene incluso cuando Nicolás Maduro apoya a Rusia en la guerra que tiene con Ucrania.

Mientras que para Rusia, Venezuela simboliza un cliente muy particular y beneficioso, porque más allá de los compromisos energéticos, la compra de armas representa un estimulo positivo en su economía, pero más allá, el bajo costo de inversión para el país soviético es el mayor estímulo, porque no gastarán en bases militares en Venezuela, porque no es necesario, el país petrolero ya es un cliente dispuesto a apoyarlos.

«En Ucrania esto genera algunos problemas sobre todo porque Rusia termina reenfocando sus prioridades en invadir el territorio ucraniano, pero también genera situaciones incómodas para el régimen venezolano porque durante el 2020-2021, Venezuela tiene problemas con ciertos grupo que operan en la frontera con Colombia y Rusia estaba prestando mucho apoyo técnico para operaciones militares en esas zonas», explicó Servin Pont sobre cómo Rusia se ve forzado a enfocar todas sus fuerzas armadas en la guerra con Ucrania.

Influencia

Pero no todo es cooperación, sino que existe la influencia de Rusia en América Latina, lo cual incómoda a Estados Unidos, un enemigo geopolítico del país soviético y representante de las corrientes occidentales de las cuales ellos están opuestos. Es importante recordar que, aunque Venezuela es un socio muy importante para Rusia, ya existía Cuba y Nicaragua en el grupo de apoyo, situación que significa un problema estratégico para Estados Unidos, sobre todo porque Venezuela antes era un socio muy importante para el país norteamericano, incluso dentro de los tiempos de la guerra fría, es por esto que la administración de Biden ha tratado de restablecer vínculos lo cual evidencia el porqué de la licencia de Chevron para hacer negocios con Venezuela.

Irán

Irán tiene muchos enemigos en el mundo, como lo son Israel o Estados Unidos, entonces la meta para este país siempre va a ser la misma: socavar o debilitar las influencias de sus antagonistas en el escenario mundial. Es aquí donde entra sus extremidades militares, las cuales tienen dos grandes grupos: la primera es el Ejército de la República Islámica de Irán, quienes se encargan de la protección del país, y la segunda son los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, que se enfocan en la protección del régimen y de la revolución iraní.

Servin Pont explica que existen estos dos brazos militares que trabajan de forma alineada para conseguir colaboraciones con otros países para lograr este objetivo de debilitar a sus enemigos. En el caso de Venezuela, se trabaja de forma asimétrica porque aunque ambos países han tenido tratados oficiales y públicos, como aquellos que se enfocan en la asistencia técnica en el sector petrolero, provisión de armamento y vehículos iraníes, existen otras colaboraciones un poco más irregulares como el establecimiento de empresas privadas iraníes que se encargan del entrenamiento para el uso de drones con motivos militares que hasta la actualidad sigue usando la armada venezolana o la famosa aerolínea Emtrasur que tiene actualmente un avión retenido en Argentina por los posibles vínculos con terrorismo.

Esto último evidencia como Irán ha traspasado conocimiento al régimen venezolano sobre cómo usar una empresa o incluso algo más específico como un vuelo comercial de un avión para realizar actos de impunidad.

Los aviones iraníes

Servin Pont explica que Irán tiene una gran cantidad de aerolíneas que son registradas como civiles, las cuales «en teoría» solo deben funcionar para el transporte aéreo, no obstante se ha comprobado que el gobierno iraní usa dichos aviones para el traslado de armas para proveer de armamento a grupos terroristas o incluso para movilizarlos. Esto termina trabajando como un tipo de fuerza aérea paralela que da un crédito suficiente para sustentarse y al mismo tiempo apoya a estos socios y fuerzas terroristas afines con la revolución iraní

Este modo operandi es el que Irán trata de mostrarle a Venezuela para poder liberarse de las restricciones aéreas que pesan gracias a ciertas sanciones o rompimiento de relaciones con otros países. En el caso del avión 747, que está en el Aeropuerto Internacional Ezeiza en Argentina, fue comprado por Venezuela de una aerolínea iraní y cuando dicha aeronave fue detenida en Buenos Aires, estaba siendo tripulada por iraníes y piloteada por uno de los miembros de estas organizaciones iraníes que tienen esta forma de operar.

La relación Venezuela-Irán

Servin Pont explica que la relación entre ambos países se ha desarrollado de una forma integral que se ha vuelto muy beneficiosa para Irán por el estímulo económico y su meta de tener influencia en América Latina, pero también se ha convertido imprescindible para Venezuela por el apoyo técnico petrolero y el apoyo de armas para la milicia bolivariana, que ha estado expuesta a experimentar con armas muy inteligentes como los drones o peligrosas como los misiles balísticos.

Molestar a Estados Unidos

La semana pasada el buque Makran de Irán atracó la costa brasileña a pesar de las advertencias de Estados Unidos, una embarcación que ha significado un verdadero dolor de cabeza para el país norteamericano y, que de alguna forma u otra, ha logrado alcanzar ese objetivo de la revolución iraní de tener influencia marítima a nivel global.

Servin Pont reitera esta información comentando que este mismo buque tenía el interés de llegar a Venezuela hace años, pero tuvo retroceder por problemas con otro buque iraní, sin embargo esta nave marítima ha recorrido aguas en el territorio africano y poco a poco ha logrado internarse en las agua internacionales para demostrar que puede avanzar a través del mapa terráqueo.

Más allá de lo que representa en tema militar, este tipo de buque como el Makran funciona como un símbolo político que logra incomodar a países como Estados Unidos, porque el régimen iraní lo usa para dar soporte a los socios del país, como por ejemplo Yemen.