Una crisis que no se ha ido y que se mantiene bajo la fachada falsa de un régimen que roba, oculta, miente y disfraza cifras que deberían de ser públicas.

Entre lo más alarmante que se maneja y extraoficialmente es el tema de la situación de la calle, y hablamos de extraoficial porque el estado no emite ni se hace responsable por la evidente situación de los venezolanos sin hogar.

Aunque la ley establece que el Estado debe velar por los derechos de los niños, niñas y adolescentes, su reinserción familiar, comunitaria y fortalecer a través de políticas públicas las capacidades parentales, para quienes están en situación de calle la realidad es el olvido y unas cifras que se desconocen.

Hay gente que vive bajos los puentes, bulevar, alcantarillas o donde les caiga la noche

El equipo de Dossier Venezuela se fue a una zona céntrica de la capital venezolana, para saber cómo sobreviven, conseguimos a un grupo entre adultos y niños. No quisieron que los grabamos por temor a que fuera una especie de enredada, fuera de cámara nos afirmaban que vivían en otro estado del país, y se trasladaban hasta allí porque esperaban la bolsa de basura de los restaurantes.

Ellos escarban entre gusanos, cucarachas, y escombros, todo para buscar que comer esa noche.

Uno de ellos nos contó como algunos viven en los camposantos o mejor conocido como el cementerio general del sur, aprovechan las lápidas profanadas y duermen dentro de estas tierras para pasar la noche.

Donde los vivos conviven con los muertos

Posteriormente, nos trasladamos a este lugar para verificar, este cementerio conecta con un barrio y la gente prefiere subir por el camposanto y caer directo a su casa, otros esperan a que no esté ningún tipo de seguridad para así tender su ropa y acomodar sus cosas.

Lo más impresionante es que este cementerio no solo pasa las noches, algunos profanan tumbas, roban lápidas y hacen cultos religiosos.

En un siguiente recorrido nos fuimos al otro extremo de la capital (Petare), el barrio más grande de Venezuela y comandado por bandas altamente armadas.

Petare el barrio más peligroso de Venezuela

Ingresamos a una comunidad de muy bajos recursos, al menos decenas de familias viven entre escombros, con botes de aguas sucias, sin comida, ni esperanzas.

Entramos a una de la casa que contenía un colchón en el piso con una pequeña no mayor de dos años, y la abuela nos cuenta que ella prefiere dormir para no sentir hambre.

Negra Hipólita: cárcel o infierno

Otra imposible realidad a la que no pueden escapar la gente en situación de calle es el famoso Negra Hipólita, una misión creada por la administración chavista en 2006.

En teoría, la misión ayuda a personas en situación de calle y les da herramientas para su inclusión social; sin embargo, los testimonios de los adolescentes en las calles describen un contexto donde son maltratados, golpeados, y aseguran que no pueden salir de ahí si un familiar no los busca.

Todos huyen de Negra Hipólita, nadie quiere que se lo lleven ahí. Eso es como una prisión, aseguran quienes están en la calle.

“No hay cifras oficiales sobre el número de niños que están en situación de calle y, por lo tanto, no se puede determinar por rangos de edad, sexo ni siquiera por ubicación geográfica dónde hay mayor incidencia. Esta gran cifra negra lo que te indica es una invisibilidad del problema y es contradictorio porque tú lo ves en la calle, esquinas, plazas, avenidas, pero no hay una data consolidada que te permita identificar si el número de niños en calle ha disminuido o se mantiene, o si, por el contrario, va en incremento”, explicó Carlos Trapani, abogado y coordinador general de la ONG Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap).

Lea también: <strong>Una bala perdida le arrebató la niñez</strong>

El régimen de Maduro busca desaparecer esta realidad, una cifra detrás de falsas misiones, casas y hogares ficticios o lugares invadidos.

La realidad es que hay gente sobreviviendo a una selva de concreto llamada Caracas.