Así es vivir y morir en el Zulia, un viacrucis que se padece todo el año. El país con las mayores reservas petroleras en el mundo, ese país que pudo haber llevado a Latinoamérica y el Caribe a ser la potencia mundial y energética que la región estaba destinada a ser por su acumulación de riquezas, ese mismo país que hoy es conocido por su millonaria inflación y su diáspora, cuyas estadísticas son las más elevadas del mundo. Vivir en un país con condiciones como estas es realmente difícil.
Vivir en un país con las condiciones actuales de Venezuela es realmente una hazaña. Venezuela también era referencia en el mundo por sus hermosas mujeres y hasta por sus producciones dramáticas, es que, ¿quién no recuerda las novelas venezolanas?
Un país que ha pasado por demasiados procesos en dos décadas, desde protestas, saqueos y hasta conatos de guerra civil. Ni hablar de los apagones eléctricos. Su población padece por una enorme crisis económica, los sueldos no llegan ni a los 50 dólares al mes.
Los que no tienen sueldos fijos, se apoyan a veces con comida en una de las tantas fundaciones que operan en Maracaibo, Norelis Rincón dirige una llama Voluntad Buena para el Prójimo, Servando y muchos más tienen su ayuda. La fundación recibe apoyo de benefactores fuera del país, pero la ayuda que se recibe es menor, se ha vendido fuera del país que Venezuela se Arregló, cosa que desmiente cada vez que puede.
Vivir y morir entre el miedo, el hambre y la diáspora
En lo absoluto Venezuela se arregló, demasiados casos de mal y desnutrición en niños y ancianos. Sueldos bajos y la inflación elevada hacen una dupla nada buena para las economías familiares, quienes se quedan y no forman parte de la diáspora, hacen hasta lo imposible por al menos comer dos veces al día. La hija de Norelis Rincón está en Colombia y en ellos hay en la actualidad un enorme miedo, un terror latente que Colombia reedite nuestros errores, lo más grave es que a lo mejor muchos en Bogotá no están conscientes de que es una realidad posible, para muestra un botón, cuántas veces no llegaron a escuchar de la sociedad venezolana lo siguiente, No creo, Venezuela no es Cuba.
El tema de las remesas, quienes tienen familiares en Colombia o en otros países de Latinoamérica descubrieron que el experimento del socialismo solo ha traído problemas y más pobreza, Colombia y Chile son los mejores ejemplos de esto.
La penitencia de los que deben dar descanso a sus muertos
Ser pobre y no tener para atender la salud es también un enorme problema, mantenerse vivo ya es difícil, pero después de la muerte sigue una penitencia y con esto entramos con la historia de Ana García. Vive en el norte de Maracaibo y hace poco perdió a su hijo. La atención en el hospital no fue oportuna y su bebé, que se llamaba Carlos Moisés, no duró vivo ni 24 horas.
Inicio el problema, como sepultarlo, no tenían para el ataúd y por medio de la Fundación Alimentando Sueños, se le hizo al bebe una pequeña caja de madera, tampoco había para la carroza fúnebre y tocó llevarlo en bus, Ana anduvo con gran parte de Maracaibo caminando con su bebé a cuestas, al llegar al cementerio, no pudo sepultarlo, faltaba un requisito, una especie de boleta y bueno, toco regresar con ataúd y todo a casa para ir de nuevo al otro día, con el papel exigido.
Desde su casa hasta el cementerio, son no menos de 35 kilómetros. Durante el trayecto Ana García pensaba tantas cosas, entre el dolor del parto y la muerte de su bebé, uno más doloroso que el otro. Recordaba antes traer a su hijo al mundo, como una médico le dijo, después de romper fuente, que todo estaba bien, que su caso no era de urgencia. Todo esto venía a su mente mientras sujetaba tanto el pequeño ataúd, como los papeles que debía presentar para así, lograr sepultar a Carlos Moisés.
Otros, por la dificultad del proceso, deciden dejar los cuerpos de los bebés recién nacidos en la morgue, con el tiempo se acumulan y luego los funcionarios de la medicatura disponen de ellos. A pesar de ser tan humilde, y vivir en un cuarto tan pequeño, Ana quería sepultar a su pequeño.
Los tres hijos de Ana García jugaban con otros dos del barrio, armaban bloques de construcción, quizás con la intención de crear e imaginar un mejor hogar, unos dijeron hacían perritos, otros decían que armaban pistolas para defenderse, quizás para mantenerse a salvo de las cosas que a diario se ven en el barrio. Sin importar la edad, la condición social, todos de una forma u otra están afectados por la enorme crisis actual, solo que quienes más pierden la pelea, contra el hambre principalmente, son precisamente los niños y ancianos, que mueren con más facilidad
Lo que realmente pasa en Venezuela solo lo saben quienes viven a diario sus crisis, surtir gasolina por ejemplo que en cualquier parte del mundo toma minutos, aquí pueden ser horas y días. Y este es solo un ejemplo, así que amigos colombianos, antes de decir que Venezuela no es Colombia, recuerden lo que nosotros decíamos lo mismo en relación a Cuba.
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