(Fuente: La Tercera / El Pitazo) El militar retirado venezolano que fue asesinado en Santiago de Chile, Ronald Ojeda, ha dejado un inédito libro en que se relata las torturas que se realizan en Venezuela por las unidades de policiales y militares bajo el mando del régimen de Nicolas Maduro.

El medio de comunicación chileno La Tercera reseñó el pasado domingo 02 de marzo que el manuscrito está en poder de su hermano, Javier Ojeda. Dicho texto tiene 185 páginas y precisa que el 25 de marzo de 2017 todo cambió para él. El militar hacía guardia en su puesto de mando en el estado de Apure, cercano a una planta de Pdvsa, y debía prepararse para viajar a Caracas, ya que lo habían citado a una reunión.

Con información de La Tercera

Ante de viajar a la capital, se dirigió a la oficina de su superior, el general de brigada Ovidio Delgado Ramírez, quien lo felicitó por su trabajo y lo calificó de ejemplar. Le hizo varias preguntas. Luego, le dio un sobre con dinero, contó.

«Desconocía por completo que a ese nivel se entregaran ‘premios’ de esta índole con tal ligereza e informalidad. ‘Toma Ojeda, para que compartas con tu familia y por el futuro niño. Hiciste un buen trabajo’”, escribió el teniente en el libro.

¿Cómo detuvieron a Ronald Ojeda?

Ojeda narra que se retiró a su habitación para preparar el viaje, durante ese proceso, un sargento le pidió que abandonara la unidad en 10 minutos. Ojeda tomó sus pertenencias y subió a su vehículo; sin embargo, a los pocos metros se le cruzó otro carro, en este iba uno de sus compañeros, quien minutos atrás lo había felicitado.

«Era el coronel y segundo comandante de la brigada, Marco Tulio Álvarez Reyes, alias Machetico. Muy apresurado, se baja, abre la puerta de mi vehículo y me apunta a la cabeza con su arma de reglamento. ‘Teniente, maldito traidor’”, recuerda que le dijo.

Comenzaron las torturas

El militar escribió que fue trasladado a un aeropuerto abandonado. Allí había militares vestidos de negro, sin identificación, que portaban solo un logo: el de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) venezolana.

“Me dice: ‘eres un traidor, ¿estás conspirando?’. Si era verdad, no podía darle razones y, si era mentira, no podía darle elementos para crear supuestos. Así que mi ‘no’ fue muy sincero: ‘nada que ver, mi general’”, sigue.

Ojeda detalló que las preguntas seguían, pero pensó que la forma en que eran formuladas solo delataba la falta de información de sus captores. “¿Qué sabes? Dinos todo y se acaba esto, si nos colaboras, nosotros podemos ayudarte”, decían. “No sé nada”, respondía el teniente.

“Ahora con descargas eléctricas para ver si con eso lograban alguna respuesta. Sesiones interminables en las que ataban los cables a los extremos de mis orejas, en los dedos meñiques de las manos, en los tobillos. Rociaban la capucha negra con agua, para evitar que entrara oxígeno”, contó.

El teniente reveló que recibió una fuerte patada en la cabeza y que abrían la puerta del avión amenazando con lanzarlo. Le rociaron gas pimienta en el rostro y luego lo asfixiaron con una cuerda en su cuello.

El teniente también contó que le arrojaban comida al piso, sin platos. Cuando terminaba de comer, lo sacaban para más sesiones de tortura e interrogatorio.

Descargas eléctricas

«Las descargas eléctricas se convierten en una práctica rutinaria al momento de hacerte hablar. Comienzan con leves sesiones, que aumentarán progresivamente dependiendo del grado de información que les suministres. (…) La asfixia mecánica y golpes con barras metálicas envueltas en esponja es para demostrarte que la ley allí no existe. Los cuartos oscuros y celdas aisladas tienen como fin dominar tu mente, llevarte al conflicto interno para asumir la autoculpa, autoseñalarte como victimario; decirle al sistema que aceptas lo impuesto como flagelo por el pecado cometido”, contó.

Secuestrado y asesinado en Chile

Luego de 10 días secuestrado, la Fiscalía de Chile confirmó, el 1 de marzo, la muerte del militar venezolano. El cadáver fue encontrado en una comuna del sur de Santiago, debajo de un bloque de cemento, a 1,4 metros de profundidad.

El secuestró del militar retirado generó polémica, pues en la primera versión que se ofreció, basada en grabaciones de cámaras, Ojeda habría sido sacado en plena noche de su casa, semidesnudo, por un comando de individuos vestidos con uniformes de la Policía de Investigaciones de Chile. La oposición vinculó el secuestro con agentes del gobierno de Nicolás Maduro.