El presidente de Colombia, Gustavo Petro, alertó el 19 de agosto de 2025 que una potencial invasión de Estados Unidos a Venezuela transformaría al país en «otra Siria», desatando un conflicto que arrastraría a Colombia y fortalecería a narcotraficantes. En un consejo de ministros transmitido, Petro afirmó: «Los gringos están en la olla si piensan que invadiendo Venezuela resuelven su problema, meten a Venezuela en el caso de Siria, y con eso se arrastran a Colombia». Según Petro, los traficantes aprovecharían una invasión para apoderarse de recursos minerales, intensificando una «economía para la muerte».
El presidente de Colombia también desmiente los dichos del ministro de Interior, Justicia y Paz del régimen de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, quien había asegurado que no hay presencial del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Venezuela. Petro reitera que su posición ha sido ayudar con el combate de la guerrilla presente en el país vecino.
Petro, quien ordenó a las Fuerzas Armadas colombianas tratar a venezolanos y colombianos como «el mismo pueblo» ante una supuesta intervención, expresó su preocupación tras el despliegue de tres destructores estadounidenses (USS Gravely, USS Jason Dunham, USS Sampson) con 4,000 efectivos, aviones P-8 y un submarino en el sur del Mar Caribe, según Reuters. Este operativo, descrito como una ofensiva contra el Cartel de los Soles liderado por Nicolás Maduro, podría durar meses y permitir ataques selectivos.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, justificó el despliegue afirmando que Donald Trump usará «todo el poder» para frenar el narcotráfico, calificando al régimen de Maduro como un «cartel narcoterrorista» y a Maduro como un «líder fugitivo» no legítimo, acusado de traficar drogas a EE.UU. La recompensa por Maduro, elevada a 50 millones de dólares, refuerza la presión, junto con incautaciones de 700 millones en activos, según Pam Bondi.
Maduro: Resistencia y propaganda
Maduro respondió con un discurso belicista el 18 de agosto, prometiendo defender «mares, cielos y tierras» contra un «imperio en decadencia» y ordenando movilizar 4,5 millones de milicianos armados. Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López negaron las acusaciones, tildando al Cartel de los Soles de «invento» y a EE. UU. de fabricar «falsos positivos». Maduro acusó a ONG y disidentes de ser financiados por USAID, intensificando la represión con 807 presos políticos, según Foro Penal, y casos como el femicidio de Nuvia Perozo y la censura a Román Camacho.
Petro, invocando la unidad histórica de la Gran Colombia, afirmó que cualquier operación militar sin autorización de países vecinos sería una «agresión a América Latina». Esta postura generó críticas en Colombia, con el partido Centro Democrático acusándolo de «traición» por defender a Maduro. Antonio de la Cruz, analista de Inter American Trends, descartó que el Ejército colombiano apoye a Maduro, señalando que el pueblo y sectores militares venezolanos desean su salida.