(Redacción por David Gallardo) El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se ha fijado el objetivo de ser el arbitro y pacifista en la crisis que se vive en Venezuela, pero aunque no ha empezado este partido entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición, hemos logrado presenciar como el mandatario del país neogranadino se pasea más de un lado del campo de juego.

El punto de partida en esta cruzada de Petro inicia formalmente este 25 de abril, donde Cancilleres de América y Europea, miembros de la Plataforma Unitaria (PU) y representantes del régimen de Nicolás Maduro estarán invitados para mediar sobre este asunto que ya no solo problema de Venezuela, sino de toda la región.

No obstante, tanto la oposición como el régimen han empezado a declarar cuales son sus exigencias y posibles logros de esta reunión: La PU exige la realización de elecciones libres, universales y transparentes, mientras que la dictadura solo habla del levantamiento de sanciones que posan sobre los funcionarios maduristas y empresas estatales de Venezuela.

Sin embargo, existe un tema importante del cual no ha salido de la boca de Gustavo Petro o incluso de la misma oposición: La liberación de los presos políticos.

¿Defensor de los derechos humanos?

Desde los tiempos como alcalde de Bogotá, Gustavo Petro se ha denominado asimismo como «defensor de los Derechos Humanos», un político dispuesto a ayudar a otros a través de su gestión política, pero desde su llegada a la presidencia, el acercamiento con Nicolás Maduro ha sido rápido, estable y progresista, sobre todo teniendo como embajador a Armando Benedetti, un «fanático enamorado» de su presidente y cómplice silente de la dictadura venezolana.

Las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela no son solo necesarias, sino esenciales para ambas naciones, pero el régimen de Nicolás Maduro es una forma de gobierno que persigue, reprime y encarcela a personas, políticos y militares que piensan totalmente diferentes a ellos.

Entonces el primer cuestionamiento sale a flote: ¿Cómo se puede negociar con un régimen que tiene presos políticos? Siendo este incluso una pregunta que le puede parecer a Petro cuestionable, esta no es una realidad que existe en la opinión pública opositora, es un hecho documentado y denunciado por organizaciones no gubernamentales como Foro Penal, y estudiado e investigado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

De hecho, más allá del poco interés que «quizás» tenga Gustavo Petro por los presos políticos venezolanos, aún podríamos cuestionar cómo aún no se menciona a Jonathan Alberto Palacios Castillo, un ciudadano colombiano que está secuestrado por la dictadura por simplemente denunciar cargamentos ilícitos en la frontera y de usar una fotografía donde se evidencia la compañía de un mono capuchino con el fiscal del régimen Tarek William Saab.

Se le atribuyen los supuestos crímenes de detención de fauna silvestre, a pesar de liderar una organización llamada Fundabolívar que se preocupa de animales en situación de abandono y maltrato, además les da una vida más apacible en un refugio.

Actualmente sigue preso en Venezuela y se encuentra en muy malas condiciones físicas, y aunque todos los cargos puestos en su contra no han podidos ser probados por la fiscalía, el régimen lo mantiene secuestrado y alargando esta injusticia a través de extorsiones de personas conocidas del preso para que testifiquen cualquier crimen para justificar esta detención.

¿Dónde está Benedetti?

Armando Benedetti tampoco ha hecho mención de Jonathan Palacios, como tampoco de los otros presos políticos, de hecho no hace mención alguna de tener algo de preocupación por la fuerte crisis humanitaria que existe en Venezuela, su enfoque desde el momento que fue nombrado Embajador es establecer el puente de comunicación entre Petro y Maduro, mantener reuniones con sectores económicos y ser anfitrión de su presidente cuando hace visitas en Venezuela.

Siendo el periodismo la profesión de Benedetti, es increíble cómo no denunció el atropello que tuvo un diplomático colombiano en la cárcel de Santa Ana (ubicada en el estado Táchira) cuando quiso visitar a Jonathan Palacios en septiembre del año pasado.

«El Principio V de los «Principios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas de Libertad en las Américas», adoptado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) desde el año 2008, establece que los privados de libertad tienen «derecho a la asistencia consular o diplomática, y a solicitar que se les notifique de manera inmediata su privación de libertad. Tendrán derecho, además, a comunicarse libre y privadamente con su representación diplomática o consular»», explica el portal del Observatorio Venezolano de Prisiones sobre el principio que violó las autoridades venezolanas sobre la visita anteriormente mencionada.

Entonces el segundo cuestionamiento es ¿Cómo no se denuncian estos actos violatorios de los Derechos Humanos en Venezuela, incluso cuando se trata de extranjeros?

¿Los negocios van primero?

Aunque Gustavo Petro niegue haber criado a su propio hijo, eso no le quita responsabilidad sobre las influencias que están moviendose alrededor de Nicolás Petro, quien al parecer tiene un interés no solo en invertir, sino comprar Monómeros, la filial venezolana que está instalada en Colombia.

El medio de comunicación colombiano Semana publicó los chats que tenía Nicolás Petro con su exesposa en los cuales se conversa tendidamente sobre el interés que se tiene en Monómeros. «(Nicolás) dice que está trabajando algo “grande” en Monómeros, la empresa venezolana ubicada en Barranquilla. “Tú no entiendes que se tienen que hacer inversiones (…). Esto es para una vaina grande que vamos a manejar. O si no averigua qué es Monómeros”. Hacia el mediodía de ese día, Nicolás habló con Day al respecto.«, reveló Semana sobre el tema de la filial venezolana.

No obstante esta es sola la postura del hijo, mientras esto sucedía, Gustavo Petro le quitó la administración de Monómeros al expresidente Interino, Juan Guaidó y se la entregó a Nicolás Maduro, bajo el argumento de «querer regresarle la empresa a quien le pertenece», sin embargo el deseo de compra no cede, puesto que el gobierno neogranadino quizás esté interesado en realizar esta transacción.

Entonces aquí viene el tercer cuestionamiento: ¿Será que la entrega de Monómeros fue la ofrenda de paz que le entregó Petro a Maduro?

Pero esta obsesión de hacer negocios relacionados con Venezuela no solo queda entre padre e hijo, sino que corre por toda la familia. Es importante recordar que el concuñado de Petro, Carlos Alberto Gutiérrez Robayo, mantuvo negocios y representaciones de intereses para con Álvaro Pulido (hoy detenido por actos de corrupción en Venezuela por la purga contra la corrupción que mantiene Maduro) y Álex Saab (socio de Pulido y testaferro del dictador venezolano).

¿Y el ELN?

La mesa de diálogo entre el ELN (Ejército de Liberación Nacional) y el gobierno de Petro en Venezuela quedó sin ningún tipo de avances porque hasta el sol de hoy, continúa el grupo guerrillero azotando la frontera colombo-venezolana y aterrorizando a los ciudadanos que viven en los estado cercanos a la línea limítrofe. El régimen de Nicolás Maduro siempre se disfraza de mediador, pero la verdad es que los puentes de comunicación entre el dictador y los guerrilleros son tan fuertes como los actos impunes que cometen ambos.

El ELN se ha asentado en el territorio venezolano desde hace años, la diferencia es que esta situación es cada vez más palpable y descarada. Una investigación realizada por el portal Las 2 Orillas afirma que el régimen de Nicolás Maduro otorga protección al grupo guerrillero a cambio de ser un soporte militar para ellos, además de que uno de los cabecillas del ELN, Ramiro Torres Rodríguez, alias «Len» o «lenin» transitaba por ambos lados de la frontera con facilidad y consentimiento de la tiranía, no obstante, reportes indican que dicho guerrillero habría muerto en un infarto en el estado Apure a finales del año 2021.

Ver más: ELN: La Guerrilla que capitaliza la criminalidad en Venezuela

En cuanto al estado Apure, el ELN ha logrado tener el completo control de diversas localidades, de hecho ha logrado tener más presencia en el territorio del estado que las FARC. Esto convierte a la zona Arauca como una de sus bases de operación, ocasionando que Apure sea el refugio perfecto de dicha guerrilla ante las autoridades colombianas.

No obstante, dicho «intercambio de servicios» entre el régimen de Nicolás Maduro y la ELN no solo se basa en protección y apoyo militar, va mucho más allá.

Según información del portal El Tiempo, los informes de tres países denuncian que el ELN no solo ofrece protección, sino entrena células insurgentes que defenderían a la dictadura venezolana en caso que lo necesite. El diputado de la Asamblea Nacional 2015, Américo Grazia, denunció en el 2019 que «Cada vez que el ELN realiza aquí en Venezuela un ataque, deja el mensaje de que lo hace para defender la revolución, y como muestra de poder ante una invasión de otro país”

La población de Apure, Amazonas y Bolívar reconoce al Alias Jairo como el guerrillero del ELN que recluta y entrena los insurgentes venezolanos para ejercer el control territorial, mientras que los alias Martín Burro y Álvaro serían quienes hacen actividades de adoctrinamiento político y fortalecimiento militar a células venezolanas.

De hecho, la fundación Insight Crime afirma que el alcance de la ELN ha crecido tanto que tiene presencia en al menos 12 estados: Táchira, Zulia, Apure, Trujillo, Anzoátegui, Lara, Falcón, Amazonas, Barinas, Portuguesa, Guárico y Bolívar.

¿Y los presos políticos?

Esta semana el Foro Penal dio a conocer la cifra actualizada de presos políticos en Venezuela: «Existen 282 presos políticos» y este es un tema que verdaderamente no sale de la boca de los portavoces de Gustavo Petro, ni siquiera sabiendo que uno de los aliados más importantes de Nicolás Maduro, Daniel Ortega, liberó a todos los presos políticos hace dos meses, aunque bajo fuertes irregularidades y violaciones. Esto es algo en que vale la pena pensar.