La banda criminal Tren de Aragua enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia, según un exhaustivo análisis de InSight Crime publicado en nueve capítulos. La «marca» del Tren de Aragua se ha vuelto más poderosa que la estructura que la sustenta, en gran medida debido a la narrativa proyectada por Estados Unidos, que lo designó como organización terrorista extranjera bajo la administración de Donald Trump.

Esta etiqueta amplió el margen de acción policial en la región, golpeando su liderazgo tras la pérdida de su centro de operaciones en la cárcel de Tocorón y la captura de cabecillas en Colombia, Perú y Chile. Sin embargo, InSight Crime plantea la pregunta clave: ¿será este declive terminal o logrará el grupo reconfigurarse?

De Tocorón al continente

El Tren de Aragua nació en la cárcel de Tocorón, en el estado Aragua, bajo el mando de Héctor Rusthenford Guerrero Flores, alias Niño Guerrero, junto a figuras como Johan Petrica y Larry Changa. Lo que comenzó como un pranato evolucionó en una megabanda con presencia en las calles de Aragua y luego en otras zonas de Venezuela.

Con la migración masiva y el colapso económico, la red se insertó en economías ilegales como la minería de oro en Bolívar, donde la facción de Johan Petrica tendría protección. Su expansión hacia Colombia, Perú y Chile incluyó operaciones de tráfico y explotación de personas, microtráfico y extorsión.

Vulnerabilidad y adaptación

El destino inmediato del Tren de Aragua depende de su capacidad para sobrevivir a ofensivas coordinadas de varios gobiernos. InSight Crime señala que, aunque estructuras como el ELN en Colombia o el Comando Rojo en Brasil han persistido pese a presiones, el Tren de Aragua es más vulnerable porque muchas de sus células operan fuera de Venezuela, expuestas a acciones simultáneas.

La cooperación entre facciones y su habilidad para adaptarse a dinámicas criminales locales serán decisivas. El régimen de Maduro, que asegura que el grupo es un «mito», contrasta con la realidad de su expansión, facilitada por la diáspora venezolana y la posición estratégica de lugares como Las Claritas, cerca de Brasil y Guyana.

Narrativa y etiqueta genérica

Estados Unidos utilizó al Tren de Aragua en su campaña contra la criminalidad y los inmigrantes indocumentados, ofreciendo recompensas por Niño Guerrero y Johan Petrica. InSight Crime advierte que la etiqueta «Tren de Aragua» se ha convertido en un término genérico para cualquier delincuente venezolano detenido fuera del país, manteniendo viva la percepción pública del grupo incluso si su núcleo se desintegra.

Si figuras clave caen en los próximos años, la estructura podría fragmentarse definitivamente, pero la presión migratoria, con seis años más de Maduro en el poder tras el fraude electoral, abriría nuevas rutas hacia Brasil, Argentina, Uruguay y el Caribe.