Nikanelly Calzadilla, una joven que quedó en medio de la línea de fuego de grupos armados, arrebatándole su niñez a través de una bala perdida
Un 17 de enero de 2017, una familia fue víctima de una noche de horror. Una banda de hombres armados en el barrio La Cruz, en Los Teques, dispararon a mansalva contra una familia que iba camino a su hogar.
En ese lugar estaba Nikanelly, quien en ese momento tan solo tenía 10 años, su madre, padre, sobrino y vecinos.
Voz de alerta
Primero la familia de la pequeña se disponía alrededor de las 8:00 pm para subir a su casa, un sobrino de la familia al ver un grupo de hombres en una camioneta, trepados en las ventanas con armas cortas y largas, avisó para resguardar a la más pequeña.
Sin embargo, no bastó con avisar, empezaron a disparar, pero en medio del fuego abierto, los antisociales accionaron contra esta familia.
La primera víctima registrada, Nikanelly, donde la impactan con un proyectil percutado en la espalda; Además, a su madre le dispararon en la cara y al padre en el pie.
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Días de angustia
Posteriormente, la pequeña, con ayuda de su tío y un motorizado, la trasladan al hospital Victorino, la operan y estabilizan.
Posteriormente, la movilizan al Hospital Domingo Luciani, ingresan a terapia intensiva y luego a hospitalización durante tres meses.
Desde entonces la vida de Nikanelly dio un giro absoluto; han pasado 6 años de una lucha constante y adaptación a una vida limitada por culpa de la delincuencia de un país.
Nikanelly estudia en un colegio católico, rodeada de maestros y compañeros que la ayudan y apoyan desde que llega hasta el final de su jornada.
La delincuencia manda
Pese a que han pasado 6 años, no ha ocurrido una solución por parte del estado, no hay respuesta ni justicia. En Venezuela hay una ley contra el porte ilícito de armas de fuego, sin embargo, pese a esta ley se han registrado más de 40 bandas delictivas y 50 megabandas, dejando un saldo de innumerables víctimas como lo es Nikanelly.
Finalmente, esta joven, más allá de una justicia, desea volver a caminar, sus familiares; amigos y vecinos desean que ella sea operada para que camine de nuevo.
En Venezuela es costumbre escuchar que le ciegan la vida a personas que quedan, lamentablemente, en medio de la línea de fuego entre bandas; pocos reciben justicia y otros solo se mantienen con la esperanza de recuperarse y superar momentos de terror en un país donde abunda la delincuencia.