Por Carolina Jaimes Branger

Todos los venezolanos, quienes vivimos en Venezuela y quienes se han ido (espeluznante cifra que roza los nueve millones de personas), sabemos que la educación pública en nuestro país está muerta. Y la privada, en vías de extinción.

Por fortuna, tiene remedio. Pero para que eso suceda no se necesita de un bailecito para celebrar que ¡finalmente! alguien con poder dice que se va a ocupar de lo que durante su mandato terminó de asesinarse. Tampoco se remedia con un decreto que diga “educación para todos”, ni llenando escuelas y liceos sin maestros y profesores, con personas que deberían empezar por cursar una buena primaria, por lo menos para enseñar bien a leer y a escribir a sus potenciales alumnos.

¡Ahora, después de más de veinticinco años del chavismo en el poder, es que vienen a “darse cuenta” de que un país que no tiene una educación de calidad enfrenta graves consecuencias a nivel social, económico y político! ¿No sabían acaso que la educación es EL pilar fundamental para el desarrollo de la sociedad, porque permite a los individuos adquirir conocimientos, habilidades y valores que les permiten desenvolverse de manera plena en su vida?

En un país sin educación lo único que se logra es limitar el acceso a oportunidades de desarrollo personal y profesional. Y la consecuencia de ello es la perpetuación de la desigualdad social y la pobreza. ¡Qué difícil es no pensar que esa destrucción sistemática de la educación haya sido adrede!

Además, una educación deficiente o inexistente no solo contribuye a la falta de capacitación de la fuerza laboral, sino que afecta la productividad y competitividad del país en el ámbito internacional. Lo estamos viviendo con la destrucción de PDVSA y de las industrias básicas de Guayana.

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Por estas razones, que he tocado con preocupación muchas veces en mis artículos, me ha alegrado inmensamente que mi candidato, Edmundo González Urrutia, haya dicho que su prioridad es una intervención urgente y decidida en el sistema educativo por parte de las autoridades. ¡Y es que no saldremos del hueco donde nos metieron sin el rescate de la educación en todas sus etapas, desde la educación inicial hasta la universitaria!

A González Urrutia lo respalda su trayectoria como servidor público de intachable proceder y ahora también su compromiso con la educación y el apoyo incondicional de María Corina Machado y un equipo maravilloso que quiere sacar el país adelante.  ¡Qué alegría escucharlo hablar de un plan integral que busca mejorar la calidad de la educación en nuestro país y garantizar el acceso equitativo a una educación de calidad para todos los ciudadanos!

La inversión en infraestructura educativa para mejorar las condiciones de los centros educativos y garantizar un ambiente propicio para el aprendizaje; la implementación de programas de formación continua para los docentes, con el objetivo de mejorar su desempeño en el aula y garantizar una educación de calidad para los estudiantes; el decidido apoyo a programas de estimulación temprana con el objetivo de garantizar un desarrollo integral de los niños desde sus primeros años de vida; la puesta en marcha de programas de refuerzo escolar y apoyo académico para los estudiantes de educación básica y secundaria en situación de vulnerabilidad, para prevenir la deserción escolar y garantizar que todos puedan alcanzar su máximo potencial.

Y en cuanto a la educación universitaria, las políticas de inclusión y acceso equitativo a la educación superior, así como la implementación de programas de becas y apoyo financiero para los estudiantes de bajos recursos.

El compromiso de Edmundo González Urrutia con la educación –y su visión de un país con una educación de calidad para todos– lo convierten, a mi modo de ver, en la mejor opción para liderar Venezuela. Eso lo han entendido todos. La avalancha de votos del 28 de julio será indetenible. Temo lo que pueda hacer el régimen para intentar perpetuarse… pero repito: a un pueblo decidido a cambiar, no lo para nada ni nadie.

Fuente: RunRunes