En medio de las crecientes expectativas por un posible ajuste salarial con motivo del Día del Trabajador, el ministro del Trabajo, Eduardo Piñate, desmintió este martes los rumores que circulan en redes sociales y cadenas de WhatsApp sobre un aumento del salario mínimo en Venezuela para este 1 de mayo.
A través de una historia publicada en su cuenta oficial de Instagram, Piñate calificó como “falsas” las versiones que apuntaban a que el salario mínimo pasaría de 130 a 750 bolívares, acompañado de aumentos en el Cesta Ticket y el Bono de Guerra Económica para empleados públicos.
El mensaje desmentido también sugería que el bono alimentario subiría de $40 a $60, y que el Bono de Guerra llegaría a $100 para quienes reciben Cesta Ticket y $85 para quienes no. La publicación fue ampliamente replicada en redes sociales y grupos de mensajería, provocando expectativas entre trabajadores activos, jubilados y pensionados del sector público.
Torrealba alimenta las expectativas
El rumor tomó fuerza luego de declaraciones del diputado oficialista Francisco Torrealba, quien aseguró que el dictador Nicolás Maduro anunciará medidas este jueves 1 de mayo, en el marco de la celebración del Día Internacional del Trabajador. Si bien no confirmó un aumento del salario mínimo, sí mencionó que podría haber ajustes en los bonos otorgados a través del sistema Patria.
«Esta política debe mantenerse porque garantiza que no se produzca una erosión del ingreso integral de los trabajadores», declaró Torrealba en una entrevista con Unión Radio, en referencia al sistema de bonificaciones que ha sustituido de facto al salario tradicional en el sector público.
Ingresos fragmentados y sin salario digno
Actualmente, el salario mínimo en Venezuela permanece fijado en 130 bolívares mensuales, equivalente a poco menos de 3 dólares al tipo de cambio oficial. Esta cifra no ha sido modificada desde marzo de 2022, convirtiéndose en uno de los ingresos mínimos más bajos del continente.
El Ejecutivo ha optado por sostener los ingresos de los trabajadores públicos mediante bonos variables, pagados de forma mensual a través del sistema Patria, como el Bono de Guerra Económica y el Cesta Ticket digital, ambos sin incidencia en pasivos laborales ni prestaciones.
Diversas organizaciones sindicales y gremios han denunciado que esta estrategia elude el cumplimiento de derechos laborales consagrados en la Constitución y mantiene a millones de trabajadores en condiciones de precariedad.
Un Día del Trabajador marcado por la incertidumbre
En vísperas del 1 de mayo, gremios, centrales obreras y plataformas de derechos laborales han reiterado su exigencia de un salario mínimo indexado al costo de la canasta básica, como lo establece el artículo 91 de la Constitución venezolana. Sin embargo, las señales del Gobierno apuntan a una continuidad del modelo de bonos sin ajustes salariales estructurales.
En este contexto, los trabajadores esperan el pronunciamiento de Nicolás Maduro con una mezcla de expectativa y escepticismo, conscientes de que el modelo de ingresos actuales no garantiza condiciones de vida dignas.
El Día del Trabajador de 2025, una vez más, llega en Venezuela sin consenso social ni soluciones estructurales al deterioro del poder adquisitivo, en un país que atraviesa profundas dificultades económicas y sociales tras años de hiperinflación, sanciones internacionales y colapso institucional.