(Redacción: David Gallardo) El periodista, excongresista y actual embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, se define más allá de sus cargos o profesión, hoy por hoy es una pieza esencial de su presidente, Gustavo Petro, en el puente comunicacional que se establece con el régimen de Nicolás Maduro.

Desde el momento que Gustavo Petro lo nombró embajador de Colombia en Venezuela, Benedetti no ha perdido el tiempo en demostrar su agrado y su constante comunicación con la narcodictadura de Nicolás Maduro. Que no se malentienda, por supuesto que el cargo diplomático que ejerce lo obliga a tener relaciones cordiales, que se supone trabajen en pro de diferentes tratados y en la búsqueda de soluciones para los problemas que comparten ambas naciones, no obstante, el discurso de Benedetti se mantiene en constante campaña política a favor de su mandatario, pero silencia los horrores que ocurren día a día en la Venezuela que está del otro lado de la puerta de la Embajada de Colombia en Caracas.

«Te quiero mucho»

Gustavo Petro va a cumplir apenas seis meses como presidente de Colombia y si no había quedado clara su postura política antes de su elección, ahora no hace falta ni lentes para saber de dónde viene y a dónde va dentro de la escena política internacional. Venezuela es un tema inquietante o interesante, depende de quien lo vea, inquietante para quien está en conocimiento de la violación sistemática de Derechos Humanos que toma lugar todos los días en contra de los ciudadanos, interesante para quien ve al régimen de Nicolás Maduro, protector de guerrillas, carteles y organizaciones criminales, como un aliado influyente en la región.

Aquí es donde entra Armando Benedetti, el político y periodista que no solo es conocido por su «camaleónica» carrera partidista, sino por su habilidad de hablar «sin pelos en la lengua».

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A veces son muy extrañas las elecciones que toman los presidentes de una nación, sin importar el color partidista. Se supone que el Ministro de Deporte debería ser deportista, el de educación ser profesor, el de salud ser médico, etc., sin embargo, en el caso de Petro, la lógica le dice que Armando Benedetti debe ser el embajador de Colombia, siendo que tiene muy poca experiencia comprobable como diplomático ¿Habrá un buen argumento por esta decisión o existe una segunda intención?

Ni a Petro ni a él mismo les importa mucho el vacío diplomático en el currículo del propio Benedetti, de hecho las ironías de la vida señalan que hasta su hermana, Ángela Benedetti, sí posee experiencia diplomática al desempeñarse como embajadora de Colombia en Panamá durante el gobierno de Juan Manuel Santos.

Retomando el hablar de Benedetti «sin pelos en la lengua», la admiración desenfrenada del embajador por su presidente ha traído fuertes críticas dentro de las filas opositoras colombianas, esto es porque Benedetti, quien se ha cambiado muchas veces de color político, no se detiene en demostraciones de cariño y apoyo a Gustavo Petro, incluso mucho antes cuando apenas era candidato a la presidencia.

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La jerga «combatiente» de Benedetti

Desde la llegada de Benedetti a Caracas, se ha tomado su papel como embajador muy en serio y se ha reunido con miembros importantes de la narcodictadura venezolana con el fin de cumplir su agenda diplomática. Los temas más importantes entre los dos países deberían ser la migración venezolana a la nación neogranadina, los problemas fronterizos, la regulación de relaciones comerciales, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la apertura de fronteras, los cuales han sido tratados por el diplomático en reuniones que ha tenido en Miraflores con el dictador Nicolás Maduro.

Benedetti no solo se reúne con miembros importantes del Madurismo, sino también con la familia del dictador, en su segunda reunión en la casa de gobierno, Benedetti cenó con Nicolás Maduro, su hijo y la primera «combatiente», acompañados del ministro de Petróleo, Tareck El Aissami en función de hablar de las relaciones bilaterales entre los dos países.

Es muy interesante leer la connotación que le da Benedetti a Cilia Flores, «primera combatiente», un término usado por Nicolás Maduro desde el inicio de su narcodictadura ¿acaso el embajador se siente tan a gusto entre ellos que usa la jerga del dictador o es una manera sutil de agradar?

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No hay que ignorar que Benedetti y Maduro representan metas y objetivos importantes entre ellos. Para el diplomático es necesario poder cumplir con su agenda de reestablecer conexiones con Venezuela, alzar sus brazos y ser acompañante de la mesa de diálogo que Colombia tiene con el ELN bajo la mirada de la dictadura y apoyar a sus iguales dentro de la corriente ideológica que ahora apoya desde que es aliado de Gustavo Petro.

Mientras que para Maduro, Benedetti representa la oportunidad de legitimarse dentro de la Comunidad Internacional, puesto que es importante para la narcodictadura iniciar su campaña propagandista antes de las elecciones presidenciales del 2024, las cuales si gana podrá prolongarse en el poder y mantenerse lejos de la justicia internacional.

Incluso el régimen venezolano no se detiene en mostrar aprecio por el embajador colombiano. Un ejemplo claro es el de El Aissami. «Gracias, apreciado embajador. Toda la agenda de trabajo y cooperación bilateral que revisamos ayer, será la concreción de la hermandad histórica y la construcción de un nuevo comienzo para el beneficio de nuestros pueblos. Viva la hermandad colombo-venezolana”, comentó el ministro de petróleo venezolano.

¿Benedetti conocerá la Venezuela en la que vive?

Armando Benedetti tiene casi seis meses en Venezuela como Embajador de Colombia, pero ¿sabrá la crisis que se vive en Venezuela en los sectores económicos? ¿Sabrá que hay más de siete millones de venezolanos en Colombia por la crisis humanitaria y la violación sistemática de Derechos Humanos? ¿Sabrá que ha cenado con funcionarios que son responsables de actos de corrupción y tienen órdenes de aprehensión fuera del territorio venezolano? Es un simple cuestionamiento, ojalá lo pueda responder.

Los movimientos recientes

Benedetti se ha mantenido ocupado desde el inicio de su cargo diplomático, muchas de estas actividades se han enfocado en retomar las conexiones entre Colombia y la narcodictadura de Nicolás Maduro, pero más allá de eso, se ha reunido con otros representantes de la Comunidad Internacional en Venezuela e incluso, el pasado 28 de enero se reunió con el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk, con quien reafirmó «el compromiso del gobierno de Gustavo Petro con los derechos humanos».

¿Hablará de los derechos humanos en Venezuela o Colombia? ¿De ambos? ¿De ninguno?