(Redacción: David Gallardo) Más allá de la crisis humanitaria que vive Venezuela por casi 10 años gracias al régimen de Nicolás Maduro, en los recientes meses se ha hecho muy notoria la escasez y aumento de valor de medicamentos relacionados a enfermedades comunes y crónicas, no obstante se escucha poco sobre los venezolanos que viven con VIH/SIDA, una condición que parece estar cada vez más censurada por la crisis y el estigma social que aun se mantiene en el país.

Cuando de responsabilidad gubernamental se trata, la política de Estado que posee la dictadura ignora completamente el bienestar salubre de la población, sin embargo para quienes viven con VIH/SIDA, tienen que cohabitar con una realidad cruda que es básicamente la invisibilización de sus problemas, lo cual los obliga a buscar otras formas de sobrevivencia.

VIH/SIDA en cifras

La Organización No Gubernamental (ONG) Acción Solidaria presentó un informe llamado «Venezuela con V de VIH» el cual declara que desde el 2016 no existen reportes oficiales por parte del régimen de Nicolás Maduro sobre sobre cifras epidemiológicas de prevalencia, morbilidad y mortalidad relacionadas al VIH/SIDA, no obstante la información que maneja esta ONG y otras que buscan proteger y ayudar a estos ciudadanos, la obtienen a través de organizaciones de sociedad civil o agencias especializadas de las Naciones Unidas.

Aunque la falta de números y estadísticas sobre este tópico por parte del régimen ya es un asunto alarmante, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) tuvo un último registro en el 2021, el cual esclarece que en Venezuela viven 98 mil personas aproximadamente que tienen VIH.

Dentro de este grupo, ONUSIDA también explicó que desde dicha cifra, 27,21% son mujeres, 68,54% hombres y 4,23% son niños y niñas menores de 14 años.

Con respecto al grupo de mujeres, también se estima que para el 2021 existían 1.200 embarazadas, de las cuales solo 22% tenían acceso al Tratamiento Antirretroviral para controlar así la carga viral en su cuerpo y evitar la transmisión al neonato.

Desde el 2016

Así como el régimen de Nicolás Maduro dejó de entregar reportes oficiales sobre el VIH/SIDA desde el 2016, en esa misma fecha también dejó de hacer las compras del TAR necesarias para la población que necesita de este medicamento tan importante. Este factor estableció un desabastecimiento que tuvo un nivel muy marcado entre los años 2017-2018.

Ahora bien, el Fondo Mundial para la lucha contra el VIH/SIDA, la tuberculosis y la malaria ofreció recursos para que Venezuela recibiera los TAR desde un esquema denominado DLT (dolutegravir, lamivudina, tenofovir), que ha permitido palear los efectos de la crisis desde el 2019 con un 58% de cobertura.

Aunque esta solución ayudó a muchos pacientes, el escenario sigue complicando la situación de las personas que viven con VIH/SIDA en Venezuela. Al ser el único tratamiento, la mayoría de la población se vio obligada a cambiar su esquema antirretroviral, por lo cual algunas personas estuvieron expuestas a múltiples tratamientos y han desarrollado resistencia, lo cual deja de consecuencia que estos pacientes tienen que volver a su tratamiento inicial y terminan recurriendo al mercado negro, abandonar el tratamiento o incluso consumir sus reservas.

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Esta información también es confirmada por Leonel Arcia, activista LGBTTIQ+, quien también detalló el desabastecimiento se agudizó por la pandemia del Covid-19, además que muchas personas con VIH+ «se veían obligados a no poder ir a retirar sus medicamentos por no querer exponerse al virus».

«Debemos reconocer que por parte de los centros de salud, decidieron tomar medidas de precaución y entregaban varios meses para evitar la exposición de las personas en los hospitales», agregó Arcia. «Para nadie es un secreto que desde el año 2016 el estado venezolano no invierte o no compra retrovirales, estamos vivos gracias a la sociedad civil, las organizaciones como la Unicef, ONUSIDA y el Fondo Mundial que han brindado toda la ayuda posible para que las personas que vivimos con VIH tengamos nuestro tratamiento y no nos afecte el desabastecimiento».

Sectores

Los niños, niñas, adolescentes, población adulta y personas transgéneros son los grandes tres grupos en el que Acción Solidaria se enfoca para conocer las cifras de contagio y evolución de la enfermedad dentro de Venezuela. Lamentablemente los último hallazgos sobre la prevalencia de VIH aumentan las alarmas en los primeros dos sectores: 1.- Niños, niñas y adolescentes menores de 14 años, 2.- Adultos con edad promedio de 31 años.

Esta situación, según Acción Solidaria, evidencia la deficiencia en materia de políticas públicas en prevención (incluyendo el acceso a preservativos), además de la facilidad de obtener el TAR.

El TAR es muy importante para las mujeres embarazadas, no solo por su salud, sino para evitar el contagio vertical con sus neonatos dentro de periodo de gestación, parto o lactación. Según información recopilada por esta ONG, muchas mujeres son obligadas a partir de forma natural, colocando en gran riesgo a los bebés a contagiarse, además no tienen acceso al TAR y durante el periodo de lactancia, no tienen la posibilidad de adquirir formulas lácteas para alimentar a sus hijos.

«Al detallarse las cifras sobre prevalencia en otros grupos, tenemos que entre las mujeres es de 1,14%, mientras que entre los hombres es de 7,44%. En el caso de las mujeres transgénero, la tasa de prevalencia es de 27,08%, siendo el grupo vulnerable con la tasa más alta, seguido de los hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH) con 20,27%», detalló el informe de Acción Solidaria.

El estigma es más contagioso y mortal

El VIH/SIDA es una enfermedad y condición que no discrimina, pero lamentablemente la sociedad y sus instituciones si pueden hacerlo, sobre todo en Venezuela donde las instituciones y los diferentes sectores aún poseen posturas que conllevan a la discriminación a la diversidad sexual, de género o quienes están contagiados.

Los informes denuncian que las mujeres transgéneros son un grupo vulnerable, de las cuales la prevalencia es del 27,08%, la mayoría de estas personas se dedican al trabajo sexual y normalmente lo ejercen en la calle. La razón de esto es porque existe el estigma relacionado a la identidad y expresión de género, que les impide tener acceso a un trabajo formal, servicios de alimentación, vivienda y salud.

En 2020, Acción Solidaria pudo registrar el caso de una mujer trans, con estudios en administración, que no conseguía empleo formal debido a su expresión de género, lo que la obligó a dedicarse al trabajo sexual para sobrevivir.

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Incluso si comparamos a las trabajadores sexuales cisgénero con las transgénero, el porcentaje es mucho más bajo (0,36%). En este sentido, las mujeres cisgénero tienen condiciones de mayor seguridad: tienen acceso a preservativos y están sometidas a un control más riguroso que las obliga a hacerse pruebas periódicas de detección de VIH y otras infecciones de trasmisión sexual.

Las personas privadas de libertad también son un grupo vulnerable por el terrible manejo de cárceles que tiene el ministerio de servicio penitenciario. Entre enero 2020 y septiembre 2022, se practicaron 1.401 pruebas a reos, lo cual arrojó una prevalencia de 1.71%. El equipo de Acción Solidaria pudo constatar la situación de hacinamiento, deficiencias en el acceso a agua potable y alimentación, así como la ausencia de atención médica. Esta situación ha sido documentada y denunciadas por organizaciones defensoras de DD. HH. como Defiende Venezuela, quienes lograron obtener una resolución de la CIDH para proteger la vida, integridad personal y salud de una persona con VIH que se encuentra detenida y sin acceso al TAR.

El testimonio

Leonel Arcia es un activista LGBTTIQ+ que se enfoca en la propagación de información que pueda ayudar a la concientización sobre el VIH/SIDA y de guía para aquellas personas que viven con esta condición. Conversamos con él para que nos explique como es la vida promedio de una persona VIH+. «Para empezar, siendo realista creo que no vivimos, sobrevivimos realmente, y esto debido al factor país que nos limita de muchas cosas que nos afecta como lo es la alimentación, nuestros chequeos rutinarios, y los reactivos para carga viral y cd4 que no los hay (…) La situación económica en Venezuela afecta mucho a todos, pero a las personas que vivimos con VIH nos limita a poder sentirnos o estar en bienestar con nuestra salud», denunció Arcia.

A su vez, nos comenta que la ayuda que reciben estas personas son por parte de la sociedad civil y organizaciones encargadas en ser los pilares de la lucha para que las personas con VIH/SIDA sentirse vivos y alcanzar el bienestar físico y mental, no obstante resalta que el régimen no apoya ni brinda información sobre este tema. «para nadie es un secreto que el estado venezolano no cuenta con campañas de prevención en cuanto al tema del VIH/SIDA», comentó el activista.

«Creo firmemente que lo refuerza al no hablar del tema, al no tomar acciones a favor de las personas que vivimos con VIH, el no darle importancia en la salud pública, esa también es una forma de crear estigma ya que no se habla de ello, no se informa a la población o a la sociedad sobre el tema», comentó Arcia sobre el estigma social que reposa sobre el VIH/SIDA y las personas que viven con ello.